/ jueves 3 de noviembre de 2022

Luis Estrada, el director que canceló el estreno de ¡Que viva México! en Netflix

Conoce la historia del director que en los últimos años se ha dedicado a través de su cine a retratar la corrupción del poder

Luis Estrada decidió detener el estreno de ¡Que Viva México!, por un desacuerdo con el plan de distribución que tenía con Netflix.

Su nueva película, deja ver una crítica a la Cuarta Transformación; incluso López Obrador aparece en un cameo. Protagonizada por Damián Alcázar, ¡Que viva México! (2022) fue filmada en Real de Catorce y tiene un elenco integrado por actores como Alfonso Herrera, Ana de la Reguera, Joaquín Cosío y Ana Martin. Dura poco más de tres horas y toda la historia gira en torno a un pueblo llamado La Prosperidad, que de próspero tiene muy poco. En este pueblo vive una familia hundida en la pobreza, pero siempre con el deseo de encontrar un tesoro, algo que los conduzca a salir de la miseria a toda costa, aunque haya que traicionar, robar o corromper.

Lee también: ¿Johnny Depp regresa a Animales Fantásticos? Esto fue lo que Mads Mikkelsen reveló al respecto

Aunque estaba previsto que Netflix distribuyera el filme en salas de cine, la plataforma informa en un comunicado que decidieron “revertirle” los derechos de la película al mexicano. Un vocero advierte en el comunicado que “después de su estreno comercial, ¡Que Viva México! llegará a Netflix en donde podrá ser disfrutada por nuestros miembros en todo el mundo. Compartiremos más información sobre la nueva fecha de lanzamiento en su momento”.

Luis Estrada, el rey de la sátira política en el cine mexicano

“¡Te tocó la ley de Herodes: o te chingas o te jodes!”. Esa frase, una de las más representativas del cine mexicano, resume buena parte de la sátira política que realiza el director Luis Estrada desde hace 30 años. Sus películas son radiografías, con mucho humor, sobre la clase política rapaz y la sociedad corrupta: síntomas de un México que alguna vez prometió ser el hijo pródigo de la Revolución.

Esta es la historia del director que en los últimos años se ha dedicado a través de su cine a retratar la corrupción del poder.

Sin temor alguno a señalar presidentes, partidos políticos y hasta episodios históricos reales, este cineasta de 60 años es poseedor de una filmografía reconocible para prácticamente cualquier mexicano, sin importar qué tan informado o desinformado esté. Y es que la pobreza, la desigualdad social y la corrupción son fenómenos cotidianos que se conocen sin necesidad de consultar las noticias.

Luis Estrada, ganador del Ariel por Mejor Película en 2011. | Foto: Cuartoscuro

La Ley de Herodes

La Ley de Herodes (1999), Un mundo maravilloso (2006), El infierno (2010), La dictadura perfecta (2014) y ¡Que viva México! (2022) abordan diferentes capítulos de la accidentada historia nacional, siempre con un actor como protagonista: Damián Alcázar, el compañero inseparable del director.

La carrera de este director no está exenta de atropellos. La Ley de Herodes se enfrentó a diversos problemas durante su estreno. El mismo Luis Estrada reconoció que nunca recuperó su inversión. En el 2000, el Instituto Mexicano de Cinematografía, IMCINE, puso muchas trabas para que llegara festivales. Lo bajaron del festival de Acapulco. Y aunque hubo algunas funciones en la Cineteca Nacional, los horarios nunca fueron los óptimos y, según ha dicho Estrada en varias ocasiones, las funciones eran constantemente interrumpidas. Incluso se enteró que los políticos del momento —el PRI todavía estaba en el poder, con Ernesto Zedillo en el ocaso de su presidencia— hacían fila para ver la cinta en los Estudios Churubusco o en Los Pinos para ver si la historia los afectaba de uno u otro modo. El discurso de La Ley de Herodes era un golpe hacia el PRI no sólo como partido, sino como cultura política, como institucionalización de la corrupción, el entreguismo hacia Estados Unidos y la simulación —como se dice en la película varias veces, con mucho humor negro.

“La cinta es una fábula en la que los personajes representan algo más que a sí mismos y se pueden convertir en el espejo de un país que tantas veces ha cambiado... para poder seguir igual, escribió Estrada en un mensaje publicado en febrero del 2000, titulado ¿Por qué no quieren que veas 'La Ley'?.

La película, al final, pudo ser vista por millones de mexicanos en VHS gracias a los contactos que tenía Luis Estrada en la sociedad civil y en el Congreso. Entre las personas que lo ayudaron estuvieron la entonces diputada y actriz perredista María Rojo y el periodista Vicente Leñero, fundador de la revista Proceso. Desde entonces, el trabajo de Luis Estrada fue apreciado por la sociedad mexicana como un cine crítico.

Un mundo maravilloso

En Un mundo maravilloso (2006), el realizador hace una alegoría inversa sobre la pobreza y sobre cómo ésta es fomentada desde el mismo Estado a través de la simulación. Pero es hasta 2010, con El infierno, que se asesta otro martillazo al gobierno en turno, en esta ocasión, el PAN.

En esta película se refleja —siempre bajo el recurso de la sátira— la barbarie causada por la guerra contra el narcotráfico que inició Felipe Calderón cuatro años antes. De hecho, aparece el retrato del mandatario en una escena. A Luis Estrada no le tiembla la voz para hablar abiertamente sobre la unión de facto que existe entre las autoridades y la delincuencia organizada.

La dictadura perfecta

“A pesar de que hay mucha gente a la que le incomoda la película, por ninguna razón aceptaría ningún tipo de censura”, dijo Estrada en un conversatorio años después con sus seguidores en redes sociales. En ese momento, se acababa de estrenar otra de sus películas: La dictadura perfecta (2014), en la que, según el realizador, se critica el poder que adquirieron las televisoras durante los sexenios priistas y panistas.

Los medios como aliados del poder y vehículos para montajes como el de Florence Cassez, cuyo encierro no sólo exhibió —ahora se sabe— las deficiencias del sistema policial y judicial mexicano, sino que puso en vilo las relaciones diplomáticas entre México y Francia.

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“Sé, de muy buenas fuentes, que hay muchos que están muy, muy encabronados. Espero que se les pase: sólo es una película”, le dijo Luis Estrada a otro de sus fans. “Llamar al sistema político mexicano una dictadura es una simplificación que me permite la sátira. Pero igual de equivocado sería llamarla una democracia. ¿Entonces qué chingados es el sistema político mexicano? Una plutocracia. Para quien no sepa qué es esta rimbombante palabra es que aquí mandan los ricos y poderosos, y son capaces de poner presidentes”, reflexionó el director.



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Luis Estrada decidió detener el estreno de ¡Que Viva México!, por un desacuerdo con el plan de distribución que tenía con Netflix.

Su nueva película, deja ver una crítica a la Cuarta Transformación; incluso López Obrador aparece en un cameo. Protagonizada por Damián Alcázar, ¡Que viva México! (2022) fue filmada en Real de Catorce y tiene un elenco integrado por actores como Alfonso Herrera, Ana de la Reguera, Joaquín Cosío y Ana Martin. Dura poco más de tres horas y toda la historia gira en torno a un pueblo llamado La Prosperidad, que de próspero tiene muy poco. En este pueblo vive una familia hundida en la pobreza, pero siempre con el deseo de encontrar un tesoro, algo que los conduzca a salir de la miseria a toda costa, aunque haya que traicionar, robar o corromper.

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Aunque estaba previsto que Netflix distribuyera el filme en salas de cine, la plataforma informa en un comunicado que decidieron “revertirle” los derechos de la película al mexicano. Un vocero advierte en el comunicado que “después de su estreno comercial, ¡Que Viva México! llegará a Netflix en donde podrá ser disfrutada por nuestros miembros en todo el mundo. Compartiremos más información sobre la nueva fecha de lanzamiento en su momento”.

Luis Estrada, el rey de la sátira política en el cine mexicano

“¡Te tocó la ley de Herodes: o te chingas o te jodes!”. Esa frase, una de las más representativas del cine mexicano, resume buena parte de la sátira política que realiza el director Luis Estrada desde hace 30 años. Sus películas son radiografías, con mucho humor, sobre la clase política rapaz y la sociedad corrupta: síntomas de un México que alguna vez prometió ser el hijo pródigo de la Revolución.

Esta es la historia del director que en los últimos años se ha dedicado a través de su cine a retratar la corrupción del poder.

Sin temor alguno a señalar presidentes, partidos políticos y hasta episodios históricos reales, este cineasta de 60 años es poseedor de una filmografía reconocible para prácticamente cualquier mexicano, sin importar qué tan informado o desinformado esté. Y es que la pobreza, la desigualdad social y la corrupción son fenómenos cotidianos que se conocen sin necesidad de consultar las noticias.

Luis Estrada, ganador del Ariel por Mejor Película en 2011. | Foto: Cuartoscuro

La Ley de Herodes

La Ley de Herodes (1999), Un mundo maravilloso (2006), El infierno (2010), La dictadura perfecta (2014) y ¡Que viva México! (2022) abordan diferentes capítulos de la accidentada historia nacional, siempre con un actor como protagonista: Damián Alcázar, el compañero inseparable del director.

La carrera de este director no está exenta de atropellos. La Ley de Herodes se enfrentó a diversos problemas durante su estreno. El mismo Luis Estrada reconoció que nunca recuperó su inversión. En el 2000, el Instituto Mexicano de Cinematografía, IMCINE, puso muchas trabas para que llegara festivales. Lo bajaron del festival de Acapulco. Y aunque hubo algunas funciones en la Cineteca Nacional, los horarios nunca fueron los óptimos y, según ha dicho Estrada en varias ocasiones, las funciones eran constantemente interrumpidas. Incluso se enteró que los políticos del momento —el PRI todavía estaba en el poder, con Ernesto Zedillo en el ocaso de su presidencia— hacían fila para ver la cinta en los Estudios Churubusco o en Los Pinos para ver si la historia los afectaba de uno u otro modo. El discurso de La Ley de Herodes era un golpe hacia el PRI no sólo como partido, sino como cultura política, como institucionalización de la corrupción, el entreguismo hacia Estados Unidos y la simulación —como se dice en la película varias veces, con mucho humor negro.

“La cinta es una fábula en la que los personajes representan algo más que a sí mismos y se pueden convertir en el espejo de un país que tantas veces ha cambiado... para poder seguir igual, escribió Estrada en un mensaje publicado en febrero del 2000, titulado ¿Por qué no quieren que veas 'La Ley'?.

La película, al final, pudo ser vista por millones de mexicanos en VHS gracias a los contactos que tenía Luis Estrada en la sociedad civil y en el Congreso. Entre las personas que lo ayudaron estuvieron la entonces diputada y actriz perredista María Rojo y el periodista Vicente Leñero, fundador de la revista Proceso. Desde entonces, el trabajo de Luis Estrada fue apreciado por la sociedad mexicana como un cine crítico.

Un mundo maravilloso

En Un mundo maravilloso (2006), el realizador hace una alegoría inversa sobre la pobreza y sobre cómo ésta es fomentada desde el mismo Estado a través de la simulación. Pero es hasta 2010, con El infierno, que se asesta otro martillazo al gobierno en turno, en esta ocasión, el PAN.

En esta película se refleja —siempre bajo el recurso de la sátira— la barbarie causada por la guerra contra el narcotráfico que inició Felipe Calderón cuatro años antes. De hecho, aparece el retrato del mandatario en una escena. A Luis Estrada no le tiembla la voz para hablar abiertamente sobre la unión de facto que existe entre las autoridades y la delincuencia organizada.

La dictadura perfecta

“A pesar de que hay mucha gente a la que le incomoda la película, por ninguna razón aceptaría ningún tipo de censura”, dijo Estrada en un conversatorio años después con sus seguidores en redes sociales. En ese momento, se acababa de estrenar otra de sus películas: La dictadura perfecta (2014), en la que, según el realizador, se critica el poder que adquirieron las televisoras durante los sexenios priistas y panistas.

Los medios como aliados del poder y vehículos para montajes como el de Florence Cassez, cuyo encierro no sólo exhibió —ahora se sabe— las deficiencias del sistema policial y judicial mexicano, sino que puso en vilo las relaciones diplomáticas entre México y Francia.

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“Sé, de muy buenas fuentes, que hay muchos que están muy, muy encabronados. Espero que se les pase: sólo es una película”, le dijo Luis Estrada a otro de sus fans. “Llamar al sistema político mexicano una dictadura es una simplificación que me permite la sátira. Pero igual de equivocado sería llamarla una democracia. ¿Entonces qué chingados es el sistema político mexicano? Una plutocracia. Para quien no sepa qué es esta rimbombante palabra es que aquí mandan los ricos y poderosos, y son capaces de poner presidentes”, reflexionó el director.



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