"El arte de narrar es una necesidad de cualquier sociedad. Y el hecho de que nuestro cine no sea un cine hegemónico… que todas, todos, todes reconozcan nuestras películas tiene que ver con un asunto de desinformación. Un asunto de clasismo y racismo “, señaló Luna Marán, realizadora de segunda generación de cineastas zapotecos en Oaxaca, en la charla de industria para discutir la autonomía y producción audiovisual en los pueblos originarios en México y Guatemala.
Elvis Coj , realizador guatemalteco se refirió a su cortometraje documental “Limeru Barana”, como una necesidad de contar historias que verdaderamente representen sus realidades de manera honesta. Platicó su experiencia en la realización, desde cómo tuvo que financiarlo con una productora noruega, debido a que en su estado no cumplió con una beca prometida, hasta la lucha para defender su historia y no desvirtuar su obra, aunque le pedían cambios para que gustara en festivales.
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Representatividad en las historias, diversidad desde la humanidad, lema sobre el cual en la edición 36 del Festival Internacional de Cine en Guadalajara, se realizó el encuentro de los realizadores.
Tocaron varios temas durante la charla, como las dificultades sistemáticas que sus comunidades enfrentan a la hora de hacer cine, los procesos históricos que han dañado la percepción de dichas comunidades, y el cómo crear puentes de comunicación para que realizadores de pueblos originarios puedan contar las historias que verdaderamente los represente.
Enrique Solonic, actor y realizador guatemalteco, apuntó sobre lo difícil que es para sus comunidades el ser escuchados, y de cómo este cine surgió de adaptarse a la tecnología para crear arte.
“La creación siempre ha estado… con la llegada del Internet, de las computadoras, facilita mucho el guardar la memoria histórica que tenemos, que se nos ha despojado”, agregó.
Luna Marán habló de este cine como uno urgente e importante, lleno de historias que deben ser contadas por los pueblos mismos, pero que históricamente les ha sido negado por élites que controlan la infraestructura y que no les permiten acceder a los recursos necesarios para filmar.
Hicieron hincapié en la importancia de crear puentes de comunicación entre sus pueblos y las demás comunidades, en la importancia de acabar con la retórica colonizadora de mostrarlos como personas “exóticas” y brindarles los accesos para que puedan hablar de sus historias y contarlas ellos mismos.