/ sábado 20 de abril de 2019

¿Qué pasó chatos? Cantinflas, aún sin descanso eterno por escándalos

Mario Alfonso Fortino Moreno Reyes nunca imaginó el desastre familiar que vendría tras su fallecimiento

Imposible soslayar el aniversario luctuoso de Cantinflas, otro de los iconos del espectáculo mexicano a quienes se les rinde tributo en el fatídico mes de abril. Aunque, ¡oye, chato!, tanto que nos hizo reír el comediante, y el pobre no puede descansar en paz.

Su único hijo, muerto; un nieto se quitó la vida; uno más ha vivido en la indigencia y la drogadicción; una nieta fue severamente golpeada por su pareja; amén de la larga disputa por los derechos de sus películas y ahora el pleito por la marca, han perturbado la tranquilidad de su sepulcro.

La verdad es que don Mario Alfonso Fortino Moreno Reyes nunca imaginó el desastre familiar que vendría tras su fallecimiento, acaecido el 20 de abril de 1993, pero por esas ironías de la vida, así ha sido desde entonces.

Casado en tres ocasiones, Mario Arturo Moreno Ivanova, el hijo del actor cómico, falleció el 15 de mayo de 2017 a consecuencia de un infarto; Mario Patricio, vástago de Ivanova procreado con Sandra Bernat, se ahorcó en un hotel de Tlalnepantla, Estado de México, en el año 2013, mientras Gabriel y Marissa, también hijos de Bernat, han tenido su propio viacrucis, el chico abandonado a su suerte viviendo en situación de calle y ella, quien sobrevivió a una golpiza que le propinó su exmarido, un francés de nombre Alain Meder, ocasionándole múltiples fracturas en el rostro. Tita Marbez, su madrastra, la tercera esposa de Mario Arturo, relató que al verla pensó que estaba muerta.

Y aunque finalmente, luego de un largo litigio de 21 años el sobrino de Moreno Reyes, Eduardo Moreno Laparade obtuvo los derechos de 39 películas del popular mimo que no era mimo, lo cierto es que la vida después de Cantinflas no ha sido una divertida comedia, sino más bien un drama salpicado de sangre.

DEL LLANTO, A LA CARCAJADA

Pero, bueno, tampoco son momentos de echarle más lágrimas al difunto, sino todo lo contrario: recordarlo como el artista que fue y nos llenó de alegría los corazones y el alma, con su estilo inigualable de practicar la comedia y transmitirla al público que le llenaba las carpas donde se presentaba primero, los teatros y los cines después cuando ya era la gran estrella.

Qué belleza. Sus parlamentos alocados e ininteligibles, desenfadados y repletos de “filosofía” popular, siguen provocando la diversión de chicos y grandes. Uno lo comprueba en casa con los hijos y los nietos que piden les repitan una y otra vez en el blue-ray o en el dispositivo móvil las gracejadas de Cantinflas en El patrullero 777; o, más “endenantes”, en Águila o sol, El padrecito, Sube y baja, El bolero de Raquel y tantas otras películas que dejó para deleite de las nuevas generaciones.

En una de sus últimas entrevistas, don Mario Fortino Alfonso aclaró que no fue un partiquino del público quien le inventó el nombre de Cantinflas al gritarle en un teatro: “En la cantina tú inflas”. “Cantinflas nació conmigo desde que yo nací –explicó--. Después Mario Moreno Reyes le dio vida a Cantinflas y desde entonces así hemos sido siempre”.

El célebre actor cómico, quien fue elogiado por el mismísimo Charles Chaplin al considerarlo uno de los mejores humoristas del mundo, realizó una brillante carrera artística que lo ubicó en la gran Época de Oro del Cine Mexicano, incluso llevándolo a Hollywood, donde conquistó el Globo de Oro de la prensa extranjera al mejor actor en comedia o musical por su actuación en la cinta La vuelta al mundo en 80 días, en 1956.

Era grande, ni duda cabe. Ejemplo de superación personal que emergió desde las profundidades de la pobreza hasta alcanzare el triunfo, la fama, la gloria y la inmortalidad.

Imposible soslayar el aniversario luctuoso de Cantinflas, otro de los iconos del espectáculo mexicano a quienes se les rinde tributo en el fatídico mes de abril. Aunque, ¡oye, chato!, tanto que nos hizo reír el comediante, y el pobre no puede descansar en paz.

Su único hijo, muerto; un nieto se quitó la vida; uno más ha vivido en la indigencia y la drogadicción; una nieta fue severamente golpeada por su pareja; amén de la larga disputa por los derechos de sus películas y ahora el pleito por la marca, han perturbado la tranquilidad de su sepulcro.

La verdad es que don Mario Alfonso Fortino Moreno Reyes nunca imaginó el desastre familiar que vendría tras su fallecimiento, acaecido el 20 de abril de 1993, pero por esas ironías de la vida, así ha sido desde entonces.

Casado en tres ocasiones, Mario Arturo Moreno Ivanova, el hijo del actor cómico, falleció el 15 de mayo de 2017 a consecuencia de un infarto; Mario Patricio, vástago de Ivanova procreado con Sandra Bernat, se ahorcó en un hotel de Tlalnepantla, Estado de México, en el año 2013, mientras Gabriel y Marissa, también hijos de Bernat, han tenido su propio viacrucis, el chico abandonado a su suerte viviendo en situación de calle y ella, quien sobrevivió a una golpiza que le propinó su exmarido, un francés de nombre Alain Meder, ocasionándole múltiples fracturas en el rostro. Tita Marbez, su madrastra, la tercera esposa de Mario Arturo, relató que al verla pensó que estaba muerta.

Y aunque finalmente, luego de un largo litigio de 21 años el sobrino de Moreno Reyes, Eduardo Moreno Laparade obtuvo los derechos de 39 películas del popular mimo que no era mimo, lo cierto es que la vida después de Cantinflas no ha sido una divertida comedia, sino más bien un drama salpicado de sangre.

DEL LLANTO, A LA CARCAJADA

Pero, bueno, tampoco son momentos de echarle más lágrimas al difunto, sino todo lo contrario: recordarlo como el artista que fue y nos llenó de alegría los corazones y el alma, con su estilo inigualable de practicar la comedia y transmitirla al público que le llenaba las carpas donde se presentaba primero, los teatros y los cines después cuando ya era la gran estrella.

Qué belleza. Sus parlamentos alocados e ininteligibles, desenfadados y repletos de “filosofía” popular, siguen provocando la diversión de chicos y grandes. Uno lo comprueba en casa con los hijos y los nietos que piden les repitan una y otra vez en el blue-ray o en el dispositivo móvil las gracejadas de Cantinflas en El patrullero 777; o, más “endenantes”, en Águila o sol, El padrecito, Sube y baja, El bolero de Raquel y tantas otras películas que dejó para deleite de las nuevas generaciones.

En una de sus últimas entrevistas, don Mario Fortino Alfonso aclaró que no fue un partiquino del público quien le inventó el nombre de Cantinflas al gritarle en un teatro: “En la cantina tú inflas”. “Cantinflas nació conmigo desde que yo nací –explicó--. Después Mario Moreno Reyes le dio vida a Cantinflas y desde entonces así hemos sido siempre”.

El célebre actor cómico, quien fue elogiado por el mismísimo Charles Chaplin al considerarlo uno de los mejores humoristas del mundo, realizó una brillante carrera artística que lo ubicó en la gran Época de Oro del Cine Mexicano, incluso llevándolo a Hollywood, donde conquistó el Globo de Oro de la prensa extranjera al mejor actor en comedia o musical por su actuación en la cinta La vuelta al mundo en 80 días, en 1956.

Era grande, ni duda cabe. Ejemplo de superación personal que emergió desde las profundidades de la pobreza hasta alcanzare el triunfo, la fama, la gloria y la inmortalidad.

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