Y aquí estamos. Una vez más, un capítulo más de esta novela entre azulcremas y cementeros. Dos partidos, un título de por medio, una guerra.
No solo son los dos mejores equipos del torneo, son dos de los clubes más importantes de México y justo por ello, la final del Apertura 2018, toma magnitudes mayúsculas. Para muchos, en el papel, la más importante de la historia.
Para los celestes, el terminar con 21 años de sequía, en el Azteca, en la misma cancha y el mismo rival de la peor noche de su vida, aquél 26 de mayo de 2013. El domingo Cruz Azul se juega mucho más que un trofeo.
Para los de Coapa, la confirmación, el volver a ponerse en solitario en la cima del futbol mexicano, el refrendar porque son el club más influyente, el más mediático, el más importante de este país. El volver a levantar el campeonato local despide 4 años.
Pero…¿Dónde nace la rivalidad?
A mediados de la década de los 60, Cruz Azul consiguió su ascenso a primera división, y aunque ya habían jugado un par de amistosos antes, el primer juego oficial entre ambos se dio en 1964, con victoria para las Águilas. Y así pasaron casi 6 años. Con los Millonetas (que así se le apodaba entonces a América) siendo Yanina equipo serio en la liga, contra un club pequeño, recién ascendido y que le costaba enormidades, siquiera sacarle un empate a los de Coapa.
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La primer victoria de los cementeros fue en 1968, misma temporada en la que levantarían su primer título de liga y comenzara así una época dorada en la institución. La mejor de toda su historia.
Ya con dos campeonatos oficiales, llegaría la campaña 71-72, el parteaguas donde un América-Cruz Azul pasó de ser un juega más a convertirse en una disputa de orgullo.
La Máquina dejó Jasso y se mudó al Estadio Azteca, a compartir casa con los de Coapa. Primer punto de inflexión para comenzar rencillas y una guerra entre aficionados, que para entonces, Cruz Azul ya había sumado a Miles.
Durante dicha temporada, ambos equipos fueron de los 3 mejores, llegando a semifinales. Los celestes derrotando a Guadalajara y América pasando sobre Monterrey, para citarse así por primera vez en una final a juego único en el Coloso de Santa Úrsula.
Para sorpresa de propios y extraños, Cruz Azul le dio un baile al América, que en el papel era favorito. Lo goleó 4-1, levantó su tercer campeonato, y el primero de tres consecutivos que ganaría en años posteriores.
Pero un año después, las Águilas se sacaron de la espina y fueron ellos los que vencieron en la final de Coapa a La Máquina.
Fue ahí que surgió el mote de “CLÁSICO JOVEN”, propuesto por el periodista Gerardo Peña hasta 1980 y que en años posteriores explicará el por qué:
Nada más puse el adjetivo, punto. Y fue una ocurrencia, ni lo pensé, ni lo estudié, los Clásicos, este Clásico, lo hicieron los Marín, los Flores, los Quintano, los Cárdenas, que fue campeón con los dos, Carlos Reinoso, Enrique Borja, ellos son verdaderamente los clásicos y quienes los robustecen son los aficionados al futbol”, declaró
Llegó la década de los 80s, Cruz Azul se convirtió en un gigante de México durante los años 70s y América se estaba quedando corto a comparación de su vecino.
Sin embargo vino una revolución en Coapa. Los títulos comenzaron a llegar y pronto encontrarían su revancha.
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Fue en la gran final de la 88-89 con dos épicos partidos, llenos de goles y emociones en los cuáles los Azulcremas terminaron imponiéndose con un 5-4 global y aquélla histórica anotación de Carlos Hermosillo, a minutos del final.
Vaya paradoja. Hermosillo a la postre se convertiría en uno de los máximos ídolos del cruzazulismo.
A partir de esa final, llegaron paternidades extensas. Rachas largas del uno sobre el otro equipo, que acrecentaban año con año el odio deportivo que se tenían los dos cuadros capitalinos.
Otro de los juegos memorables entre Águilas y Celestes fue la semifinal de 1999, en la cual América se estaba clasificando a la finall y con un tanto agónico de Diego Fernando Latorre, puso a Cruz Azul en la lucha por el título, que después perdería ante Pachuca en tiempos extra.
Vinieron épocas oscuras para los dos, en cuanto al clásico se refería. Las historias de terror de América al jugar contra La Máquina de Chelo, Chelito, Palencia, Don Juan y compañía. No ganaban nunca. O los casi 8 años que tardó Cruz Azul en volver a vencer a los amarillos.
Pero ningún capítulo tan recordado, tan importante, tan histórico en esta rivalidad, como el que se escribió el 26 de Mayo de 2013.
Una vez más. América y Cruz Azul, en una gran final y que La Máquina había encaminado en la ida 1-0.
Primeros minutos de partido, América se queda con uno menos y gol de Cruz Azul. La maldición de casi 16 años estaba por terminar. Su afición celebraba ya el título en las tribunas, mucha gente se fue del estadio, a sabiendas que la serie estaba liquidada.
Pero a falta de 3 minutos, América hizo los imposible.
Primero un remate de Aquivaldo acortó distancias. Y en la última jugada del tiempo regular, un tiro de esquina rematado por el arquero Moisés Muñoz y desviado en camino al arco consumó el milagro. Empatar el global, con 10 hombres y con un estadio volcado y al borde del infarto.
El mazazo fue tan brutal para el Azul, que incluso con un hombre más, jugaron el alargue devastados. La historia se definió en penales y América celebró en la peor noche de la historia cementera.
Así es como se fraguó una rivalidad, que va en camino (Si Chivas no despierta de su larga crisis) en convertirse en el nuevo, único y el más importante CLÁSICO NACIONAL.