Si te has sentido irritable, preocupado y con el corazón acelerado es posible que hayas experimentado un cuadro de estrés. El estrés es una reacción de supervivencia que si no se gestiona bien puede provocar mucho daño tanto a nivel mental como a nivel físico.
Es por eso que resulta importante identificar qué tipo de estrés se padece para buscar una solución, pues la salud mental nunca se debe tomar a la ligera. Existen tres tipos de estrés que varían en cuanto a síntomas, duración y tratamientos.
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Estrés agudo
Las personas lo han experimentado al menos una vez en su vida. Este tipo de estrés es causado por exigencias y presiones anticipadas del futuro. En pequeñas dosis resulta emocionante, sin embargo, su incremento provoca agotamiento mental.
Aunque su duración es de corto plazo puede ir acompañado de algunos síntomas como agonía emocional, problemas musculares, problemas estomacales y elevación de la presión sanguínea. El estrés agudo puede presentarse en cualquier persona y es muy tratable.
Estrés agudo episódico
Es el acompañante de aquellas personas que asumen varias responsabilidades al mismo tiempo y viven presionadas por cumplir con sus tareas de diario. El estrés agudo episódico causa mal carácter, ansiedad e irritabilidad, además afecta las relaciones interpersonales ya que la persona se muestra hostil y cortante porque su mente la concentra en todo lo que debe hacer y no en el presente.
Los dolores de cabeza, dolores de pecho e hipertensión son algunos de los síntomas de este tipo de estrés, es necesaria la ayuda de un profesional para tratarlo.
Estrés crónico
Es el caso más severo de estrés porque la persona que lo padece no encuentra una salida a su situación y eso puede detonar en una profunda depresión. Se diagnostica en personas que han vivido un periodo prolongado de angustias y preocupaciones, tanto que ya lo tienen normalizado en su vida.
El tratamiento del estrés crónico se centra en un cambio radical de vida donde el individuo construya las condiciones para vivir de una manera más pacífica y en calma, esto se logra apoyándose en profesionales de la salud. No tratar un caso de estrés crónico puede detonar en problemas graves de salud, incluso suicidio.