Cada vez se vuelve más común hablar del sexo y sus distintas prácticas, sin embargo, no siempre fue así.
La edad media abarca los siglos V y XV, y estuvo marcada por las creencias católicas, por lo que aquí te vamos a hablar de sexo por placer y otras prácticas prohibidas.
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Sexo por placer
El acto sexual durante la edad media debía ser exclusivamente visto con el fin de crear una familia; por lo que, este debía ser practicado únicamente dentro del matrimonio.
Otro dato a considerar es que debía ser en fechas religiosas importantes.
De manera ilegal, hombres contrataban prostitutas.
Masturbarse
Considerando que la masturbación es precisamente un acto de autoplacer estaba totalmente prohibido. Al hombre que se descubriera haciéndolo, era castigado.
En el caso de la mujer, no había regla estricta en este aspecto, puesto que se desconocía que pudieran hacerlo.
Sexo hasta la noche de bodas
Es necesario recordar que en aquellos tiempos la boda era el día más soñado de una mujer, ya que el hombre con quien contrajera matrimonio sería su "seguro de vida".
En aquellos tiempos, la mujer era una maquina para hacer bebés, no tenía autoridad sobre su cuerpo y "la primera vez" debía ser rigurosamente con su marido en la noche de bodas, y posterior a ella solo si el hombre así lo deseaba, y con el único fin de hacer crecer la familia.
Se le consideraba "deshonrada" a la mujer que era descubierta teniendo actos coitales antes de casarse y perdia la oportunidad de contraer este sacramento.
El misionero: unica posición aceptada
En la actualidad existen numerosas posturas en las que las parejas disfrutan de su sexualidad: flor de loto, caballito de mar, el arquero, la vaquera, la cucharita, de perrito, etcétera; pero en la época medieval nada de esto era posible.
El misionero era la unica posición aceptada, esto debido a que de esta manera el esperma entraba con más fuerza, lo que volvía más efectivo el acto, y las oportunidades de concebir eran mayores.
Posturas inmorales
Toda manera en que la mujer llevara "las riendas del juego" era visto como inmoral, pues de ninguna forma el sexo femenino podía tener el mando durante las relaciones sexuales.