Generación tras generación va cambiando la manera en como nos relacionamos y como nos divertimos; también nuestro sistema de creencias ha cambiado.
Muestra de la evolución, es que los niños de hoy en día ya no creen en los juegos que predicen su futuro, o quizá sí, pero ya no son a papel y lápiz.
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Seguramente recuerdas este juego en el que cualquiera podía decirte con quién ibas a casarte y hasta a dónde irían de luna de miel, si no es así ¿En qué mundo viviste?
Este juego era muy sencillo, y todos le creímos hasta que nos tocaba boda con el más feo o ser pobres, para que decidieramos que solo era un juego.
No hay un nombre específico para este juego, pues los recuerdos se volvieron vagos, y al parecer cada niño o niña le ponía el nombre que quería. Estos son algunos ejemplos: "futurito", "adivinando", "el adivino", "la boda", "adivina adivinador", "el juego del destino" y "el juego de la vida".
¿Cómo se juega?
Se necesita:
- Una hoja
- Una pluma o un lápiz
Se dibuja un cuadro en el centro de la hoja, y en cada una de sus aristas se dibujan tres líneas.
- 1.- Dentro del cuadro se escribe la edad a la que se quiere casar
- 2.- Se escriben tres nombres de tres niñas o niños
- 3.- En otra arista tres opciones de la cantidad de hijos que tendrá
- 4.- Tres para el destino de la luna de miel
- 5.- En el otro apartado, tres opciones del nivel económico al que puede acceder
- Por cada grupo, dos opciones las elige la persona a la que se le leera el futuro, y una, quien tiene el papel de adivino
- Se pregunta al "cliente": ¿A los cuántos años te quieres casar?
- La edad se escribe en el cuadro
- Dependiendo el número que responda, es el número que se debe contar en cada grupo de tres, a la manera del "do pin gue"
- Se elimina la primera opción que reusulte del conteo
- Se repite el conteo y se elimina la segunda opción
- La opción que queda libre es la ganadora o elegida "por el destino"
- Se repite lo mismo en cada sección.