Una de las fechas más importantes para cada persona es el día de su cumpleaños, pues es un día especial en el que las atenciones, el amor, los abrazos, los regalos y el pastel están a la orden del día.
La manera en la que cada persona celebra esta fecha puede variar bastante, hay quienes organizan fiestas pequeñas, medianas y muy grandes, también existen los que prefieren irse de viaje, salir a comer con las personas más importantes, ir al cine, y hasta qudarse a descansar en casa.
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Sea la manera en que cada quien elige apapacharse, todos, en al menos en uno de nuestros cumpleaños hemos celebrado soplando las velas del pastel; y es que es una tradición que ha pasado de generación en generación.
¿Por qué soplamos las velas del pastel?
Desde las mañanitas, hasta la embarrada de pastel, son tradiciones que siguen año tras año, pero sin duda el momento mágico es cuando se encienden las velas y toda la atención es para el cumpleañero, ese instante en el que nuestra mente regresa a pensar en todo lo que sucedió a lo largo de ese periodo.
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Momentos agradables y otros no tanto que marcan el pasar del tiempo, hasta llegar a ese punto, ese en el que pedimos un deseo con la esperanza de que sea cumplido, para después soplar a las velas.
"Kinderfest"
En Alemania del siglo VXIII se acostumbraba el "kinderfest" que consistía en colocar dos velas en el dulce del niño, una representado la luz de la vida y otra más para los años venideros, como símbolo.
De manera curiosa, estas velas debían permanecer encendidas durante todo el día de celebración
¿Cómo era esto posible? Muy sencillo, pues cada vez que unas velas se terminaban, eran remplazadas por otras nuevas.
Al final del día se apagaban con un soplido con la idea de que el humo llevaría el deseo pedido hasta los oídos de Dios.
Origen Griego y Pagano
Desde la cultura griega, se dice que la tradición comenzó porque la gente acostumbraba llevar al templo de Artemisa, la diosa de la caza, pasteles de miel decorados con velas, para que al encenderlas estas brillaran como la luna, un símbolo relacionado con esta Diosa.
En su origen pagano, creencias antiguas dictan que espíritus malignos solían visitar a las perosnas el día de su cumpleaños.
Ante esta situación, se encendian velas con la finalidad de alejar dichas presencias.