En México apenas sólo 28 de cada 100 personas con depresión recibe un tratamiento para combatirla, un problema de salud pública que aumentó y se agudizó a partir de la pandemia Covid-19.
Especialistas en Salud Mental, advierten que diez millones de mexicanas y mexicanos han sufrido este tipo de trastorno en algún momento de su vida.
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La coordinadora de Salud Emocional de Oceánica, Karen Jonsson, advierte sobre cifras alarmantes en el área de salud mental a nivel global.
“20 millones de intentos de suicidio se registran cada año, el 90 por ciento de estos casos padece un trastorno de salud mental, 264 millones de personas padece de ansiedad y una de cada 20 personas que intenta suicidarse lo consigue, además una de cada 4 personas padecemos o padece algún trastorno emocional en todo el mundo”.
Karen Jonsson lamentó que en pleno siglo XXI, la enfermedad mental siga siendo un tabú, lo que dificulta y retrasa el diagnóstico y tratamiento oportuno a todas esas personas que en este momento están pasando por una crisis de depresión, ansiedad o estrés.
Lo más difícil, dijo, es cuando la persona oculta que padece estos trastornos para evitar ser señalada o perder el trabajo.
“Estamos manejando en el área de salud mental mucho estigma y mucho tabú en el qué van a pensar si me atiendo con el psiquiatra van a decir, estoy loco, me van a quitar la chamba, son muchas cosas que influyen”.
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Por su parte, el director Clínico Mario Arias describió los trastornos que han aumentado con la pandemia con el objetivo de visibilizar y hablar del tema de manera abierta para que la población no minimice lo que siente o los pensamientos con ideación suicida.
“Ansiedad, depresión, distimias, duelos, hay otros más, esos son los que inicialmente vamos a empezar a atender, porque también están los trastornos afectivos, bipolares, trastornos de personalidad como el trastorno límite, los trastornos disociales”.
Mario Arias explicó que la distimia, conocido como Trastorno Depresivo Persistente es una forma de depresión leve, pero de larga duración, que en algún momento podrá agudizarse.
La distimia se puede presentar en la niñez o en la adolescencia, frecuentemente antes de los 21 años y puede manifestarse a través de cansancio, fatiga, baja autoestima, indecisión y un pesimismo exagerado.