Infarto cerebral, la enfermedad silenciosa que deja secuelas a quienes sobreviven

Generalmente para quien lo vive queda con alguna discapacidad de por vida

Isaura López | El Occidental

  · lunes 6 de noviembre de 2023

Si una persona presenta problemas de movimiento y fuerza de alguna extremidad del cuerpo llévalo al hospital. Foto. Cuartoscuro

La presión arterial, diabetes mellitus, colesterol, obesidad y el consumo de tabaco son los principales factores de riesgo, de no mantener un control se estima que una de cada cuatro personas está expuesta a este tipo de accidente cerebrovascular.

Un problema de salud grave, delicado, con altos costos para las familias por la discapacidad permanente que deja. No hay cura definitiva para revertir el daño cerebral, la primera hora de que inicia el evento son cruciales para otorgar el tratamiento médico.

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Si una persona presenta problemas de movimiento y fuerza de alguna extremidad del cuerpo (cara, mano y brazo y pierna) de manera súbita, para hablar, equilibrio, visión borrosa, todo esto, de manera súbita ¡cuidado! no deje pasar tiempo y lleva al paciente al hospital.

“Con estos signos tiene que llevarse de inmediato al hospital, no a un centro de salud, no a un consultorio médico, al hospital para ser atendido de inmediato por un médico internista, con un neurólogo para evaluar al paciente, dependiendo de los síntomas que tienen hacemos tomografías de inmediato para descartar si es una cuestión hemorrágica o tenga que ver con un infarto”, subrayó el neurólogo Roberto San Román del Hospital General de Occidente (HGO), de la Secretaría de Salud Jalisco (SSJ).

Sin embargo la falta de una cultura de control de las enfermedades crónicas y el desconocimiento de la familia para identificar estos síntomas, aunado a la falta de capacitación de paramédicos, las horas se consumen más rápido que el trayecto de tren de bala.

Foto Ilustrativa

Para atender a Enrique L. de 72 años en un hospital de segundo nivel pasaron más de seis horas: A las 11 de la mañana inició con un infarto cerebral, media hora después llegaron paramédicos de los servicios médicos municipales a su casa, revisan los signos vitales y lo trasladan a la Cruz Verde sin identificar que tenía una embolia ­ya había pasado más de tres horas­, posteriormente fue canalizado al conocido Hospital Ayala en donde permaneció horas en el servicio de urgencias. El tiempo oro se consumió.

Para la tarde­noche, Enrique L. ya había perdido la movilidad del lado izquierdo, su rostro se enchueco y sus ojos quedaron con la mirada a la izquierda. En menos de quince días perdió la vida. En el acta de defunción quedó anotado: infarto cerebral. De haber sobrevivido quedaría con secuelas graves, principalmente discapacidad permanente por la falta de movilidad del lado izquierdo.

Las personas que sufren un infarto cerebral no sienten dolor o reacción, es fulminante por la destrucción de millones de neuronas cada minuto.

Roberto San Román: “El tiempo ideal es llegar dentro de la primera hora. El tiempo óptimo, aunque no es el ideal pueden ser las primeras seis horas en donde todavía se puede hacer algo para tratar de destapar el vaso que se tapó o tratar de evitar complicaciones”.

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Las marcas de un infarto cerebral son irreversibles: parálisis facial, alteración en el lenguaje, alteración en la movilidad de la mitad del cuerpo, deterioro cognitivo y de memoria, depresión, ansiedad. El paciente tendrá que usar una silla de ruedas o andadera.

“Llegan a fallecer si no se atienden bien o fallece el paciente en el momento agudo o por las complicaciones asociadas como son las infecciones, neumonía”, subrayó por su parte el especialista Amado Jiménez Ruiz, adscrito al Servicio de Neurología del Antiguo Hospital Civil de Guadalajara "Fray Antonio Alcalde”.


Tiempo cerebro

“Estrictamente tenemos el tiempo es cerebro, mientras más rápido llegue el paciente a un servicio de urgencias más rápido se le puede ofrecer un tratamiento para que no quede con secuelas”, anotó Jiménez Ruiz.

Ante esta emergencia solo hay 4.5 horas para aplicar a la terapia trombolítica y un cateterismo, especificó el neurólogo: “Es aplicar el medicamento trombolítico que destruye los coágulos a nivel de la circulación cerebral. Pero no es lo ideal esperar el tiempo, mientras más rápido se pueda atender es mejor. Tenemos hasta 24 horas para realizar un cateterismo y romper el coágulo mediante un catéter”.

Al día en los pasillos del antiguo hospital al menos tres personas son atendidas en consulta externa y hospitalizadas por enfermedad vascular cerebral, algunas llegan a tiempo y en otras el tiempo transcurrió más rápido que la velocidad de un tren de carga.

El tratamiento para un paciente con infarto cerebral agudo es el fármaco trombolítico, trombectomía mecánica (cateterismo) o neurocirugía, mientras que en los ambulatorios se da una atención secundaria con aspirinas o con medicamentos para prevenir formación de coágulos y el mantener el control de las enfermedades crónicas.

Salva vidas: Camaleón

Ante un padecimiento súbito, es importante identificar a tiempo los signos del Camaleón para prevenir secuela grave, discapacidad o muerte. Esto es si sentimos y observamos en alguien más la Cara colgada, se enchueque o paralice; Mano pesada, Lengua trabajada o no pueda hablar y On llama por teléfono.

“Es importante identificar cara, mano, lenguaje y con habla por teléfono. El infarto cerebral es súbito, paciente está bien en un segundo y en otro segundo ya tiene síntomas y esto se le puede quitar y no porque se le quite que no es menos grave, al contrario, tiene que acudir a un servicio de urgencias para ser estudiando”, advirtió el neurólogo del HCG.

El evento cerebrovascular se presenta de forma isquémica, esto es el cerebro deja de tener sangre o de tipo hemorrágica, cuando el vaso sanguíneo Inter cerebral se rompe “la sangre queda fuera de sitio y produce destrucción del líquido cerebral”, explicó el neurólogo del HGO.

El infarto cerebral es irreversible, ante la sospecha de camaleón es importante no esperar tiempo y llevar al paciente al hospital para que reciba el tratamiento adecuado y evitar una discapacidad permanente o el deceso de un ser querido.