La extraordinaria historia de superación y supervivencia del sobreviviente de la tragedia de los Andes, Roberto Canessa, llegará este domingo a Guadalajara, específicamente al Teatro Diana, donde el ponente de nacionalidad uruguaya hablará con los tapatíos acerca de las vivencias que tuvo en el año de 1972 (tiempo de la tragedia) y con su relato, promete dejar perplejos los sentidos de todo aquel que lo escuche narrar esa experiencia.
Historia
Era octubre del año de 1972 cuando el médico cardiólogo y conferencista uruguayo, Roberto Canessa fue partícipe de una tragedia aérea, al estrellarse el avión en el que viajaba en la Cordillera de los Andes, esto cuando el sudamericano contaba con 19 años de edad; en el aparatoso siniestro, Canessa salió prácticamente ileso y al saberse salvado, inmediatamente desplegó un plan frenético para buscar salir del atolladero en el que se encontraba.
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El multifacético personaje se convirtió por varios de los momentos en doctor y se dedicó a atender a los tripulantes que resultaron heridos en el accidente; posteriormente organizó una especie de campamento para los lesionados, creando hamacas y fue entonces que se le ocurrió, de la mano de los primos Strauch (Eduardo, Fito y Daniel) utilizar los cuerpos fallecidos para ir ganando tiempo y alimentar a cada uno de los sobrevivientes como él.
Esto sin duda le llevó mucho tiempo y esfuerzo al uruguayo; sin embargo, después vino una tarea mucho más complicada, la de ser expedicionario, esto inspirado por uno de sus amigos abatidos en el percance. Fue Arturo Nogueira quién le dijo a Roberto: "qué suerte tenés tú, Roberto, de que podés caminar por los demás”. Y fue exactamente eso lo que hizo en los Andes y durante toda su vida.
Fue Canessa junto a Fernando "Nando" Parrado, que se aventuró a realizar esta expedición por un espacio de 10 días, cuando el vuelo 571 de la Fuerza Aérea Uruguaya, un vuelo chárter que había partido un día antes de Montevideo a Santiago de Chile, se estrelló en las mencionadas Cordilleras, evento que más tarde se reconoció en el mundo como "La tragedia de los Andes" o "Milagro de los Andes".
Según se sabe, Roberto era uno de los tripulantes más jóvenes y para él no todo fue malo, pues se casó con la novia que tuvo al momento del accidente; la señorita Laura Surraco, con quien contrajo nupcias en el año de 1976 y siguen juntos hasta la fecha.
Sergio Catalán, arriero chileno que salvó a Canessa
Roberto Canessa y "Nando" Parrado fueron dos de los 16 sobrevivientes del accidente y juntos, salieron a buscar ayuda y en su camino, se encontraron con su "Ángel de la guarda", un arriero chileno que responde al nombre de Sergio Catalán, personaje que se encontraba trabajando y al ver a ambos hombres, mencionó: "yo pensé que era gente que estaban turisteando nomás". Posteriormente se entera de lo sucedido y decide brindarles ayuda, forjando desde entonces una amistad más que sólida y duradera.
Catalán se encontraba dando su acostumbrado paseo con el ganado, cuando de repente se encontró con Parrado. El sobreviviente no podía acercarse al arriero, ya que los separaba un arroyo y eso, aunado al fuerte sonido de las aguas, no permitió que se diera un contacto predilecto, así Catalán pidió calma y regresó en busca de papel y lápiz, volvió al arroyo y lanzó ambos objetos para que le escribieran la trágica travesía que vivieron. La nota, que fue escrita por Parrado, mencionaba lo siguiente:
"Vengo de un avión que cayó en las montañas, soy uruguayo. Hace 10 días que estamos caminando, tengo un amigo herido arriba (Canessa, quien se encontraba lesionado y débil y es por ello que no bajó al arroyo), en el avión quedaron 14 personas heridas. Tenemos que salir rápido de aquí y no sabemos como. No tenemos comida, estamos débiles ¿Cuándo nos van a buscar arriba?", mencionó en el trozo de papel.
Fue entonces que el habitante chileno, consternado por la revelación, dejó sus actividades; recorrió 120 kilómetros a caballo para avisar a las autoridades que había encontrado a dos personas que habían sobrevivido al accidente de la Cordillera. La policía al principio no creyó tal hecho; sin embargo, al mostrar la nota de Parrado, disiparon las dudas y fueron a rescatarlos.
