En un pequeño local junto a la parroquia de San Francisco de Asís en el centro de Chapala se ofrece la mayor variedad de salsas y sangritas que distinguen al municipio.
El espacio, decorado prácticamente con puras botellas del producto que se popularizó a mitad del siglo pasado, ha recibido a miles de clientes, algunos desde el otro lado del mundo.
Así lo contó Andrea, quien lleva poco más de dos años laborando en el negocio de la familia Sánchez, originaria de Chapala y encargada de hacer la conocida salsa Lago de Chapala y la sangrita tan característica para las “sangrichelas”, los “vampiritos” y las “banderitas” que se ofrecen en caballitos verde, blanco y rojo, siendo el verde jugo de limón, el blanco tequila y el rojo la sangrita.
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“Viene gente de muchos lugares, han venido de Brasil, se han llevado salsas a Nueva Zelanda, han venido de Argentina, me ha tocado ver de Canadá, de Estados Unidos, unos creo que Corea, de Japón”, contó la joven.
Si nos adentramos un poco en la historia de la famosa salsa, habrá que recordar a don Edmundo Sánchez y su esposa Guadalupe, quienes alrededor de 1950 empezaron a preparar la sangrita casera para ofrecer a sus clientes en un restaurante cerca del malecón del lago más grande de México.
El producto fue un éxito y “los comerciantes y quienes llegaban al restaurante la probaban y les gustaba, pedían que les vendiera un litro o algo así, les empezó a agradar y lo hicieron más grande”.
Originalmente fabricaban en un pequeño establecimiento por la calle Zaragoza, en la cabecera municipal de Chapala, pero se ampliaron y ahora hacen los tres tipos de salsas y la sangrita de la casa por la carretera, también dentro del municipio que los vio nacer.
Además de la sangrita cuyo sabor es “picosito y dulce”, como lo definen quienes ya tuvieron el gusto de probarla, en el negocio ofrecen también la salsa de chile de árbol, que es la preferida de sus clientes y las de habanero con poblano y habanero rojo, unas variedades que apenas se popularizan, para quienes son verdaderos amantes del picante.
De acuerdo con chapalenses, tanto las salsas y la sangrita forman parte de su alimentación y siempre están presentes en las comidas de quienes viven en la región, incluyendo ya a algunos extranjeros asentados en la zona.
“La salsa de Chapala es identidad del municipio y es un producto que se ha manejado durante años, es una receta familiar y es una salsa que conoce casi todo el mundo, hay gente que viene a probar su sabor, su variedad y es una gama muy amplia para que cualquier persona pueda disfrutar de su sabor”, agregó Alex Fernández, un joven conocer de la cultura de Chapala y oriundo del municipio que se convirtió en uno de los preferidos del Occidente del país por su gran vocación turística.
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