Hace casi 14 años la gastronomía mexicana fue declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad y por eso visitamos uno de los lugares que desde hace décadas es considerado de los mejores para disfrutar las delicias que se cocinan en el país.
Se trata de la comunidad de El Teuchiteco, ubicada a unos 15 minutos de la cabecera municipal de Ahualulco del Mercado, en el estado de Jalisco, donde un reducido grupo de mujeres conservar las tradiciones en la cocina.
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Son las conocidas como Mujeres del Valle, donde Mari, Nayeli y Mayra nos recibieron para servir lo mejor que preparan la región perteneciente a la zona Valles de Jalisco, a poco más de una hora de Guadalajara.
La experiencia de comer en ese lugar fue diferente. Desde la llegada el pequeño espacio lleno de color y decorado con tejidos hechos a mano por mujeres de la comunidad llena de tranquilidad.
En el fogón estaba Mary, la mayor de las Mujeres del Valle torteando a mano y a un costado las otras dos mujeres encargándose de preparar gorditas de verdolagas guisadas y tacos de nopales asados como entrada.
En la mesa claro que había salsa martajada y salsa de tomate, ambas hechas en molcajete, queso Cotija y birote para acompañar los platillos iniciales.
El plato fuerte esa mañana fue un mole dulce con piezas de pollo, pipián verde, frijoles fritos, arroz, así como chilaquiles especiales verdes o rojos y para beber la opción de agua de calabaza con hierbabuena, horchata de arroz, café y atole blanco.
Después de casi una hora degustando las delicias del Valle que en la comunidad tienen cinco generaciones preparando llegó el postre llamado “piedra bola” en honor a una zona protegida en Ahualulco del Mercado, donde hay piedras que hace millones de años surgieron luego de la erupción de un volcán.
Las piedras bola que preparan las Mujeres del Valle son nieve de frutos rojos forrada de chocolate que colocan en una cama de coco tostado y acompañan con trozos de uva verde, para terminar una de las mejores experiencias culinarias ancestrales del Occidente del país, donde prácticamente cualquier rincón ofrece platillos especiales que hacen honor a la declaración como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.