A poco más de dos horas de Guadalajara, muy cerca de la zona arqueológica de Los Guachimontones se encuentra El Palacio de Ocomo, perteneciente a la comunidad de Oconahua, en el municipio de Etzatlán, un sitio poco visitado por jaliscienses, pero explorado desde hace varios años por apasionados de la arqueología.
Uno de ellos es Sean Montgomery Smith Márquez, a quien conocen en Etzatlán como “Monti” o como “el arqueólogo” y se ha dedicado por décadas a colaborar en la región.
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Con él recorrimos el sitio protegido, que tiene cierta similitud con Teotihuacán, la zona arqueológica más representativa para México, gracias a su amplia estructura, por la que se puede caminar a un costado y admirar la construcción que se cree realizaron nuestros antepasados entre el año 450 y el 900, es decir, hace más de mil años.
Pertenece al complejo Grillo, una zona que se extiende hasta Zapopan, muy cerca de la Biblioteca Pública del Periférico en Belenes y “en la arqueología o en la historia de repente creemos que los sitios arqueológicos están así como que en un pedacito, pero en realidad la cultura está en todo Jalisco”.
En casi 21 años trabajando en Jalisco, Monti conoció a Phil Weigand, el famoso arqueólogo que descubrió Guachimontones y trabajó con él varios años, compartiendo conocimientos que ahora aplican en El Palacio de Ocomo, donde hay una guía para que cualquier persona que lo visite se lleve la mejor experiencia en una zona arqueológica poco explorada en la entidad y donde el ingreso es gratuito.
¿Qué puedes ver en el Palacio de Ocomo?
“Hay una hipótesis o una aproximación, parece ser que por ahí del 400 después de Cristo hubo una expansión de ideas que vienen desde el centro de México y parece que fuera una estructura que no es de Teotihuacán, pero parece que tiene algunos rasgos teotihuacanos”.
En la zona han encontrado innumerables piezas como ollas y herramientas de obsidiana, restos químicos que les hace pensar que destazaban a los animales y dos restos humanos, que interpretan como sacrificios.
El edificio mide 130 metros de frente por 130 metros de fondo y tiene una altura de entre 6 y 7 metros. En los alrededores calculan que hay más de 150 estructuras, basándose en el uso de tecnología que mediante dron elimina la vegetación y permite ver pequeños edificios debajo.
“Son unas estructuras muy chiquitas, esta es la mayor y lo que hicimos fue quitar los muros y empezamos a verlos y cuando encontramos también los sistemas constructivos de adentro y todo, es masivo”, dijo refiriéndose al gran edificio de Oconahua.
Lo más sorprendente a decir de Monti, es que en esa época quienes habitaban en Oconahua y construyeron El Palacio de Ocomo no tenían caballos, mulas “ni nada de eso y todo lo trajeron a mecapal”, es decir, cargaron en la espalda miles de piedras pesadas para construir un edificio que podría ser de los más imponentes en el Occidente del país y del que pocas personas tienen conocimiento de su existencia.
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