Fue el 22 de abril de 1951, la primera (y única ocasión) que el Atlas de Guadalajara se consagró como campeón del fútbol mexicano. Aquella lejana situación, que sucedió hace 68 años, fue inmejorable para comenzar a escribir la historia rojinegra, obtuvieron el título al vencer por 1-0 a Chivas, aprovechando un tropiezo de León, con eso se coronaron en un accidentado encuentro. El autor de ese único tanto que provocó que dieran la vuelta olímpica, fue el recordado Edwin Cubero.
En esa ocasión se llegó casi a los golpes, incluso está el famoso tema de la maldición del “Tubo” Gómez, arquero de Chivas, quien tras la caída del Guadalajara a manos de los Zorros, lanzó la consigna de que nunca volverían a ser campeones mientras el fuera el portero del odiado rival en lo deportivo, incluso sentenció que en 50 años no serían campeones, y eso se ha venido cumpliendo al pie de la letra.
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Atlas ha cargado a lo largo de su historia una estigma de equipo perdedor, de un conjunto que es querido e histórico dentro de la Liga mexicana, pero que nunca ha conseguido darle alegrías a su fiel afición, una de las más reconocidas por su pasión, a pesar de que hay quienes en toda su vida no alcanzaron a ver a su equipo levantar el anhelado trofeo de campeones.
Dentro de las razones que se han dado para que los rojinegros no sean campeones, se encuentra la de generar gran talento y venderlo a la primera de cambio sin dejarlos madurar y trascender en la madriguera. La llegada de jugadores extranjeros, unos tras otros, de medio pelo o que simplemente han fracasado en México. La falta de interés de los directivos por tener un equipo competitivo, o la simple mala suerte.
Atlas es uno de los equipos que integran la lista de oro de los clubes que han cumplido 100 años de vida, eso fue en 2016, en donde se esperaba una fiesta completa, pues los anteriores equipos que habían llegado al centenario se habían coronado: Pachuca y Chivas. Sin embargo, no llegó ni siquiera un pase a Semifinales y se quedaron en los Cuartos de Final.
De igual forma la estadística es contundente y en esos más de cien años de vida, Atlas tiene un solo campeonato, y también solamente ha jugado una Final de Liga, desde la llegada de los torneos cortos.
La ocasión que estuvieron más cerca de romper la sequía fue en 1999, cuando comandados por Ricardo Antonio La Volpe alcanzaron un nivel y estilo de juego que gustaba a propios y ajenos. Era la generación dorada atlista, también conocidos como “los amigos del balón” y “los niños héroes”. Rafael Márquez, Daniel Osorno, Miguel Zepeda, entre otros, lograron meterse a la gran final, en donde al final terminaron por caer en ronda de penales con el histórico Toluca de Enrique Meza.
Desde entonces, los rojinegros no han estado tan cerca de volver a meterse a la disputa por el título, pues cayeron en un par de Semifinales, pero nada más ha pasado desde entonces hasta el día de hoy.
Si bien compitieron de buena forma en la Copa Libertadores, alcanzando los Cuartos de Final, además de jugar una Final de Copa Mx (perdiendo con Morelia en penales), los rojinegros se han acostumbrado a ser un equipo protagonista en la lucha por no descender. Lo cual siguen viviendo hasta el día de hoy.
Dentro de los hechos que hicieron que los fieles seguidores renovaran ilusiones, fue la venta del equipo a Televisión Azteca, los socios se hicieron a un lado y abrieron las puertas a una nueva era, en la que se creía llegaría el protagonismo y las inversiones importantes. Esto se dio al inicio, al darle carta abierta a Gustavo Matosas, quien llegaba con un Bicampeonato en León y un título de Concacaf con el América, siendo uno de los técnicos más cotizados y que se esperaba diera resultados importantes con los Zorros, al final el equipo consumó un fracaso, y el despilfarro de dinero hizo que la relación entre Azteca y Atlas comenzara a desgastarse.
Malas gestiones, malos resultados de refuerzos y torneos poco productivos, tienen hoy por hoy al Atlas peleando otra vez el no descender, además de que los rumores de que Grupo Salinas quiere vender al equipo se van acentuando. Por lo que el futuro del Atlas no es alentador, y su única gloria se mira hoy muy lejos de ser repetida.