Una historia de superación y amor por México. Prisca Awiti, de padre keniata y madre mexicana, la nacida en Londres decidió representar a nuestro país porque, dicho en sus propias palabras: “De donde vengo te ven como un número. Aquí sentí un fuego en el corazón de que queremos mejorar”.
Avanzó desde la madrugada. Su camino inició contra Nigara Shaheen, del equipo olímpico de refugiados para meterse en los octavos de final. En esta ronda, sufrió pero superó a la polaca Angelika Szymanska con un waza-ari.
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El judo es una disciplina que en Juegos Olímpicos tiene la duración de un día con todas sus fases. Minutos después de obtener su boleto a cuartos de final, encaró su combate ante la austriaca Lubjlana Piovesana, cuarta mejor del mundo. Y, con la sorpresa de todos, la dejó en el camino y mantuvo las aspiraciones de medalla para México en una disciplina que no se encontraba en el radar de posibilidades.
Katarina Kristo, su rival en semifinales, fue la víctima. Con un Ippon, Prisca Awiti hizo historia, asegurando medalla en una disciplina por primera vez en la historia de nuestro país. Sin embargo, en la final se encontró a la eslovaca, Andrea Leski.
En el combate, Awiti se puso arriba pero Leski repuso y derrotó a la mexicana vía waza-ari, quedándose con la presea dorada y dejando a Prisca con el segundo lugar.
El himno mexicano tendrá que esperar. Nuestro país no gana una medalla de oro desde Londres 2012 cuando la Selección Mexicana derrotó a Brasil en la gran final de futbol, mientras que la última medalla de plata obtenida fue en Rio 2016 con María del Rosario Espinoza en Taekwondo, Germán Sánchez en clavados y María Guadalupe González en atletismo.
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