En el estadio Nacional de Perú fue la conclusión de un Mundial irrepetible. Esa noche, en Lima, un Tricolor desconocido ganó el título Sub-17, pero esa imagen, con el trofeo en las manos, se dibujó en la mente de los seleccionados desde la sala de abordar del aeropuerto Benito Juárez. México viajó sin cámaras, escasas notas, pero regresó como el mejor del mundo.
Sergio Arias le contó a ESTO cómo vivió ese lejano 2005: “Un aniversario más, la verdad que siempre es un gusto recordar ese Mundial, rememorar lo vivido y agradecido de haber pertenecido a esa selección”, dijo vía telefónica.
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El 2 de octubre el Tricolor venció a Brasil, sin embargo, el reto se lo pusieron semanas atrás: “Desde antes de salir del DF tuvimos la mentalidad de lograr el campeonato, salir campeones, teníamos un gran conjunto y una gran preparación física y mental, todo se conjugó”, recordó Sergio.
Uruguay fue su primer obstáculo y fue superado: “Ellos venían de hacer un gran Sudamericano, pero salimos a ganarles, se obtuvo el triunfo y creció nuestra confianza. Uruguay era un rival complicado y al darnos cuenta de que los superamos en todos los aspectos sabíamos que nadie nos iba a parar, lo fuimos predestinando. Siempre quisimos jugar contra los mejores, ganarle a Brasil en una final de Copa del Mundo es el sueño de cualquier jugador, y nosotros lo hicimos”, relató.
El Mochis desde atrás disfrutaba observar el juego de sus compañeros: “Era un gusto enorme verlos, me daba mucha confianza saber que teníamos a grandes jugadores: el Pato Araujo, en la central; Jorge Hernández, en la contención; en los costados, Omar Esparza y Adrián Aldrete; Héctor Moreno, que lo sigue demostrando en Qatar.
Adelante estaban Carlos Vela, Giovani Dos Santos, César Villaluz y Éver Guzmán. La verdad era un gran equipo, sabía que en cualquier momento íbamos a meter gol.
Nosotros atrás teníamos que defender la portería a muerte, tratar de no recibir gol.
Lo hicimos de buena manera, fuimos de los menos goleados en el torneo”, destacó Arias en entrevista con ESTO.
Jesús Ramírez fue el artífice de todo: “Se formó una gran familia, Chucho y su cuerpo técnico lo hicieron bien, prevaleció un buen ambiente, todos nos llevábamos bien, teníamos mucho tiempo de conocernos, la mayoría nos conocimos en Sub-15, fueron cuatro años de trabajar juntos, eso y la mentalidad ganadora de Chucho nos ayudó a ganar el campeonato”, reconoció.
Sus tesoros “la medalla y el suéter azul que ocupé esa noche están en casa de mi mamá, son tesoros invaluables”, confesó.
Son muchos años de eso, pero Sergi Arias y todos los héroes desconocidos de ese entonces regresan a escena: “Es una gran satisfacción, fue increíble lo que hicimos, para contárselo a mis hijos cuando crezcan más”, dijo.