Juan Manuel Santillán, fue durante toda su vida un deportista dedicado al ciclismo, como profesión adoptó ser ingeniero mecánico electricista, recorriendo todo el país con construcciones industriales e instalaciones. Pero sobre todas las cosas, don Juan Manuel, a sus 86 años de edad, es un aficionado de Chivas como pocos, un conocedor de la historia del Guadalajara que conoce cada detalle, una enciclopedia andante de lo que representan los colores del Guadalajara, pero sobre todo es alguien que puede presumir algo que muy pocos: ha estado en las 12 finales de campeonato de las Chivas, ha vivido los 12 títulos ahí, y cada uno a su modo fue especial e inolvidable.
Don Juan Manuel contó cómo se hizo fan del Rebaño, y él presume que es rojiblanco desde que inició la época profesional, pronto se identificó con el equipo, pero sobre todo con los valores que representa.
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“Mi familia siempre estuvo ligada a la institución, trabajé incluso en el club Guadalajara en la parte administrativa, igual que mi padre y mi madre. Curiosamente yo practiqué el ciclismo, no el futbol, pero la afición chiva siempre la tuve”, inició.
“Ser de Chivas representa una serie de valores, sobre todo muchos valores intelectuales y espirituales, es la identificación con la gente del pueblo, no hay extranjeros, son sus propias bases, son más méritos, al Guadalajara le cuesta trabajo contratar gente, es la base que sentó Don Nacho López Hernández, tomó la decisión de puros mexicanos. Desde el más pobre hasta al más rico se identifican con las Chivas. Los colores de Chivas vienen de Brujas, Bélgica, no de Francia como algunos creen. Chivas se trae desde el nacimiento, desde las fuerzas básicas, se les inculcan los colores, los que llegan de fuera, no sienten lo mismo”.
Sobre ese sentimiento de ser alguien que puede contar haber visto en vivo los 12 campeonatos del Rebaño, tiene recuerdos lúcidos y vividos de lo que sintió, pero sobre todo hay una anécdota en especial que lo remonta al primer campeonato, uno que acabó en una fiesta total.
“Cuando quedaron campeones en enero de 1957, ese día fue una borrachera monumental, única en las instalaciones del club Guadalajara, había bebidas, tequila, de todo, de boca en boca, fue una borrachera tremenda. En aquella época histórica de ya mero a llegar a la etapa del campeonísimo, lógico imborrable. Era el equipo del ya mero, para mí el campeonísimo empezó con Jorge Orozco, sentó la base del equipo. Llegó Rolando Ross a cosechar, Fekete cosechó, el equipo ya venía formado. Me acuerdo de las historias, pero para mí fue una borrachera, me acuerdo que amanecí en mi cama junto con Javier Valle que era un integrante del campeonisimo, éramos vecinos, veníamos tan perdidos que no sé cómo llegamos a la casa. Ha habido unos cambios de gente y jugadores, pero para mí la otra fue con Matías Almeyda, fue una época importante después de la sequía que tuvimos, otro campeonato”.
“Todos los campeonatos los vi, voy a cumplir 86 años por edad, y me preocupa lo que me falta por vivir. Desde el 57 he estado en vivo las finales. Es una gran satisfacción, es un motivo de orgullo, de una identidad con los valores nacionales, es una cosa que solamente conociendo la historia y orígenes del equipo lo entiende. Las nuevas generaciones se identifican cuando ganan, cuando ya no ganan, no se identifican más”.
Con su edad, presume que en 60 años no ha aumentado de peso, él ha preferido comprar salud que medicinas, es una persona sana que aún maneja en carretera sin ningún problema, y si bien el motor de su vida es su familia, también lo son sus Chivas, ese amado club suyo que ya cumplió 116 años de vida.