/ sábado 16 de diciembre de 2017

Con gol de Cristiano Ronaldo, el Real Madrid hace historia: es bicampeón del mundo

CR7 venció al Gremio brasileño y puso el broche al mejor año de la historia del Real Madrid

Cristiano Ronaldo volvió a ser decisivo en una final con un tanto de falta que fulminó al Gremio brasileño (1-0), proclamó campeón del mundo al Real Madrid por sexta vez, tercera desde el cambio de formato al Mundial de Clubes, y cerró un 2017 inolvidable para el madridismo, el mejor de su historia con la conquista de cinco títulos.

 

 



El Real Madrid sacó a relucir su cara de las finales, siete consecutivas ganadas, especialista en las grandes citas y con un Cristiano Ronaldo decisivo, lanzado en el final de año con un puñado de récords que premian su hambre insaciable en el terreno de juego.

Una falta lejana a los 53 minutos la convirtió en gol con un disparo que se coló entre la barrera y botó para ser imposible de parar.

Zinedine Zidane y su grupo de jugadores pasan a la historia del Real Madrid cerrando el año con más títulos, cinco, con un Mundial de Clubes que pone el broche. Tuvo que pelearlo en una final de mayor nivel que el torneo. El Gremio mostró desde el inicio que el nivel competitivo ascendía y que para derribarle haría falta esfuerzo más fútbol.

 



Su presión alta de inicio fue un mensaje de intenciones con el objetivo de anular la creación de juego madridista. La dureza en sus entradas, un golpe bajo que dolió al equipo blanco en el arranque. Cristiano clamó al cielo con los tacos de Geromel en un gemelo cuando no se habían cumplido dos minutos, en una entrada por detrás sin opción ninguna de disputar la pelota. No recibió ni amarilla de un colegiado que bajaba el nivel de las amonestaciones.

Nada frenaría el ímpetu del Real Madrid, que ante las dificultades comenzó adueñándose del balón como primer paso en la búsqueda del éxito. Aparecieron Modric e Isco en su mejor versión, los dueños del juego, y solo faltaba enganchar algún balón a los puntas blancos.

Benzema lo intentaba en el primer acercamiento y Cristiano con un disparo lejano antes de, a siete minutos del descanso, perdonar la ocasión más clara al tardar en armar el disparo con el central Kannemann salvador abajo.

El Gremio quería un partido largo, de desgaste. Con el balón intentaba mantener posesiones largas, buscar espacios en la defensa rival. Sin Arthur, fue Luan el que pedía siempre el balón para intentar desequilibrar, pero no lo consiguió en toda la final.

Un tiro lejano de falta de un especialista como Edílson, que se marchó cerca del travesaño de la portería de Keylor, fue su único disparo. Ninguno a puerta.

El duelo se fue decantando hacia un Real Madrid que tiraba de fe e insistencia. Carvajal y Varane probaban fortuna en sus subidas, Isco chutaba desde lejos en la única ocasión que no inventaba un pase en los últimos metros y Modric era incansable en su búsqueda del gol. Acariciaba el poste tras un recorte y posterior zurdazo.

Todo hacía indicar que era cuestión de tiempo y en la reanudación se liberó el Real Madrid de presión y encerró a su rival. Con más comodidad por el bajón de fuerzas del Gremio, comenzó a llegar con peligro con un latigazo de Cristiano. El portugués estaba en todo, siempre con protagonismo en las grandes citas.

De una de las pocas llegadas a área madridista nació una petición de penalti del Gremio. Ramiro fue derribado por Ramos tras soltar un mal centro. El colegiado no pitó nada y segundos después sí señaló una clara falta que provoco Cristiano tras una bicicleta. Su disparo fue el gol que decidió la final.

Nacía un nuevo partido para el Gremio, que debía arriesgar más pero no tenía fuerzas para hacerlo, y para el Real Madrid, que se le presentaba la opción de contragolpear.

A Cristiano le fue anulado otro gol por posición ilegal de su asistente, Benzema, y las oleadas madridistas bien pudieron dejar sentenciado el duelo.

Hasta de tacón lo buscó Cristiano, un disparo de Casemiro se topó con los puños de Marcelo Grohe, que hizo su mejor parada a otro tiro de Modric que repelió finalmente un poste. Zidane movió el banquillo y con el nuevo escenario metió la velocidad de Lucas Vázquez y Bale.

El galés se mostró muy cómodo, como en la semifinal que decidió, y dejó siempre peligro en sus intervenciones. Rápido y con espacios, rozó el gol ante un Gremio sin capacidad de respuesta.

El Real Madrid se convirtió en el primer equipo que revalida la corona de campeón del mundo y puso el broche perfecto a su inolvidable 2017.

/afa

Cristiano Ronaldo volvió a ser decisivo en una final con un tanto de falta que fulminó al Gremio brasileño (1-0), proclamó campeón del mundo al Real Madrid por sexta vez, tercera desde el cambio de formato al Mundial de Clubes, y cerró un 2017 inolvidable para el madridismo, el mejor de su historia con la conquista de cinco títulos.

 

 



El Real Madrid sacó a relucir su cara de las finales, siete consecutivas ganadas, especialista en las grandes citas y con un Cristiano Ronaldo decisivo, lanzado en el final de año con un puñado de récords que premian su hambre insaciable en el terreno de juego.

Una falta lejana a los 53 minutos la convirtió en gol con un disparo que se coló entre la barrera y botó para ser imposible de parar.

Zinedine Zidane y su grupo de jugadores pasan a la historia del Real Madrid cerrando el año con más títulos, cinco, con un Mundial de Clubes que pone el broche. Tuvo que pelearlo en una final de mayor nivel que el torneo. El Gremio mostró desde el inicio que el nivel competitivo ascendía y que para derribarle haría falta esfuerzo más fútbol.

 



Su presión alta de inicio fue un mensaje de intenciones con el objetivo de anular la creación de juego madridista. La dureza en sus entradas, un golpe bajo que dolió al equipo blanco en el arranque. Cristiano clamó al cielo con los tacos de Geromel en un gemelo cuando no se habían cumplido dos minutos, en una entrada por detrás sin opción ninguna de disputar la pelota. No recibió ni amarilla de un colegiado que bajaba el nivel de las amonestaciones.

Nada frenaría el ímpetu del Real Madrid, que ante las dificultades comenzó adueñándose del balón como primer paso en la búsqueda del éxito. Aparecieron Modric e Isco en su mejor versión, los dueños del juego, y solo faltaba enganchar algún balón a los puntas blancos.

Benzema lo intentaba en el primer acercamiento y Cristiano con un disparo lejano antes de, a siete minutos del descanso, perdonar la ocasión más clara al tardar en armar el disparo con el central Kannemann salvador abajo.

El Gremio quería un partido largo, de desgaste. Con el balón intentaba mantener posesiones largas, buscar espacios en la defensa rival. Sin Arthur, fue Luan el que pedía siempre el balón para intentar desequilibrar, pero no lo consiguió en toda la final.

Un tiro lejano de falta de un especialista como Edílson, que se marchó cerca del travesaño de la portería de Keylor, fue su único disparo. Ninguno a puerta.

El duelo se fue decantando hacia un Real Madrid que tiraba de fe e insistencia. Carvajal y Varane probaban fortuna en sus subidas, Isco chutaba desde lejos en la única ocasión que no inventaba un pase en los últimos metros y Modric era incansable en su búsqueda del gol. Acariciaba el poste tras un recorte y posterior zurdazo.

Todo hacía indicar que era cuestión de tiempo y en la reanudación se liberó el Real Madrid de presión y encerró a su rival. Con más comodidad por el bajón de fuerzas del Gremio, comenzó a llegar con peligro con un latigazo de Cristiano. El portugués estaba en todo, siempre con protagonismo en las grandes citas.

De una de las pocas llegadas a área madridista nació una petición de penalti del Gremio. Ramiro fue derribado por Ramos tras soltar un mal centro. El colegiado no pitó nada y segundos después sí señaló una clara falta que provoco Cristiano tras una bicicleta. Su disparo fue el gol que decidió la final.

Nacía un nuevo partido para el Gremio, que debía arriesgar más pero no tenía fuerzas para hacerlo, y para el Real Madrid, que se le presentaba la opción de contragolpear.

A Cristiano le fue anulado otro gol por posición ilegal de su asistente, Benzema, y las oleadas madridistas bien pudieron dejar sentenciado el duelo.

Hasta de tacón lo buscó Cristiano, un disparo de Casemiro se topó con los puños de Marcelo Grohe, que hizo su mejor parada a otro tiro de Modric que repelió finalmente un poste. Zidane movió el banquillo y con el nuevo escenario metió la velocidad de Lucas Vázquez y Bale.

El galés se mostró muy cómodo, como en la semifinal que decidió, y dejó siempre peligro en sus intervenciones. Rápido y con espacios, rozó el gol ante un Gremio sin capacidad de respuesta.

El Real Madrid se convirtió en el primer equipo que revalida la corona de campeón del mundo y puso el broche perfecto a su inolvidable 2017.

/afa

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