El periodismo es una profesión que te hace vivir lo que escribes, aprendes a dialogar, provoca la humildad que es lo más importante, pero en especial aprender a matar al enemigo interno que nos frustra, señaló la escritora Rosa Montero, al sostener el diálogo con jóvenes y no tan jóvenes dentro de las actividades de la Feria Internacional del Libro (FIL).
Explicó que ella ha hecho más de dos mil entrevistas, pero el problema viene después que es escuchar las cintas y convertir todo el contenido en algo que sea entendible por eso “los periodistas son buenos para dialogar, se aprende” y narró la experiencia que se tiene en una redacción en donde la publicidad mata contenido.
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Una de las grandes lecciones que se tienen que aprender es saber “cortarse” en sus contenidos periodísticos ya que es ahí cuando se comienza uno a graduarse para ser escritor, pero sobre todo se tiene que aprender a “matar al enemigo interior, que siempre me decía que no vale la pena, que no sé escribir y no enamorarse de lo que uno escribe”.
Mencionó que ella dentro de la FIL es como una de las mamparas de los stands ya que ha acudido alrededor de 15 ocasiones y ahora que es el reencuentro para ella es emocionante y aunque el encuentro dice que “es con jóvenes hay un buen número de personas que no lo son”, mencionó.
Explicó cómo empezó todo su camino al mundo de las letras y desde su punto de vista fue como en la mayoría de los casos, es decir, desde que era muy pequeña, a la edad de 5 años escribió su primer libro que trataba de “ratitas parlantes” pero ella empezó a leer desde aproximadamente los tres años, además a los cinco años leyó un cuento que le gusto mucho y escrito por una mujer.
Destacó que la literatura tiene una fuerza para poder “permitirnos aceptar y entender que las cosas grandes y obscuras” le ponen complicado a uno el camino.
También recordó que de niña le dio la tuberculosis, “que queda muy elegante en la biografían de un escritor”, enfermedad que le impidió acudir a la escuela entre los cinco y nueve años, tiempo en el que se dedicó a escribir, aunque no fue eso lo que la hizo escritora, sino que piensa que la enfermedad y la escritura fueron una respuesta a algo que le pasó.
Aunque su papá era torero, ella detesta la fiesta taurina y desde su punto de vista en 25 años aproximadamente las corridas de toros, prácticamente desaparecerán en España ya que en este momento ni a el 25% de la población le gusta.
Se define como lectora maniaca, además de que de pequeña tuvo lecturas que no eran adecuadas para menores y tras lo cual decía que era fascinante la vida de adultos, pero cuando ella creció se dio cuenta que sigue sin entender qué es ser adulto.
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Dijo que ella escribió su primer cuento de ciencia ficción sobre marcianos a los ocho años, en donde narra la vida de una pareja de hermanos, ella de ocho años y él de 13, la edad que tenía ella y su hermano; lo que probablemente es el inicio de su afición para escribir sobre ciencia ficción. Mencionó que admira y respeta a los periodistas que dan todo y trabajan en condiciones difíciles.
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