Organillero, un oficio de varias generaciones que continúa

Aparatos de origen alemán que llegaron a México de 1910 a 1930 para amenizar las fiestas revolucionarias

Francisco Rodríguez / El Occidental

  · lunes 22 de julio de 2024

Un oficio que se niega a desaparecer, el organillero. Foto. Francisco Rodríguez/El Occidental

Un oficio que se niega a morir es el organillero y uno de ellos que pertenece a la cuarta generación es David Reyes quien está en varias partes de la ciudad, principalmente en el Centro Histórico a un costado de la Catedral o en otros templos de la Perla Tapatía.

EL OCCIDENTAL platicó con él que se presenta y dice: “Soy David Reyes, yo trabajo. Bueno, soy organillero. Es mi oficio de tradición mexicana ya de varios años”.

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David pertenece a la cuarta generación de su familia que se dedica a este oficio que ya pocos lo valoran, pero aun así continúa sobre todo porque le da gusto que a las nuevas generaciones, niños y niñas les llama la atención escucharlo. Se refiere a los aparatos que no son mexicanos.

“Mira no son aparatos mexicanos, son aparatos de origen alemán y llegaron a México en el tiempo de la Revolución aproximadamente entre 1910, 1920 a 1930”, añadió.

Narra que con estos aparatos se dedicaban a amenizar las fiestas revolucionarias y posteriormente se ocupaban de hacerlo en los parques y pasajes de las principales ciudades de la República Mexicana y a través del tiempo tratan de mantener la tradición.

Se muestra orgulloso de lo que hace, con la vestimenta que los caracteriza. Actualmente indica son cuatro los organilleros que se dedican a esto en todo Guadalajara. “Se puede decir que somos una generación única”, añade David.

“Es algo como muy ¿Cómo se le puede decir?, una generación única que se dedica a esto; somos cuatro en todo Guadalajara, entonces sí es para mí algo muy, pero muy grato el dedicarme a esto y pues en realidad diariamente la gente nos agradece, nos regala una monedita porque les gusta nuestra música y pues qué más puedo pedir, es como lo más bonito que pasa en este oficio”, manifestó.

Al hablar del mantenimiento que tiene que llevar el aparato reconoce que es caro ya que son bastante delicados y refacciones ya no hay ”porque tienen más de 100 años y lo que tratamos es trabajar el instrumento con el mayor cuidado posible y cuando le escuchemos algún tipo de defecto o de cambio en la grabación musical lo que hacemos es dejar de tocar el instrumento, lo checamos y corregimos para que no haya un deterioro más; se le se revisa cada determinado tiempo, si no hay un deterioro en cierto tiempo se revisa en seis meses”, apuntó.

Se le da una limpieza completa a cada pieza del instrumento y se sigue trabajando. “Es correcto, trabaja a base de aire y lleva unas flautas que trabajan con afinadores a presión con corchos por así decirlo”, explicó David.

Aprovechó para exhortar a la gente a que les ayuden para continuar con esta bonita tradición y siga adelante “y cada que les nazca nos regalen una moneda y si tienen alguna duda estamos para servirles para explicarles sobre el oficio, la tradición, nuestra forma de vestir”.

Relata que es uno de los oficios más antiguos del México moderno.

“Somos los llamados organilleros. Hombres y mujeres con uniforme y sombrero”.

Admite que a veces la gente los confunde como los carteros (otro oficio que ya no se da tanto), sin embargo los organilleros se distinguen por llevar una caja de música que pesa cerca de 30 kilos. Estos personajes y sus melodías llegaron a México durante la época del Porfiriato. En esos tiempos eran muy solicitados para las fiestas.