Se acerca el Día de Muertos, una de las celebraciones más pintorescas en México, de los pocos lugares en el mundo donde se le rinde tributo a quienes se adelantaron en el camino.
Y además de catrinas, pan de muerto, flores de cempasúchil y un sinfín de simbolismos que identifican a esta fecha, algo que llama la atención es el talento de artistas jaliscienses para convertir la celebración llena de misticismo en un momento de reflexión.
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Tal es el caso del Muro de los Muertos, ubicado en el centro de Ajijic, perteneciente al municipio de Chapala y colindante con el lago más grande de México.
Ahí Efrén González, oriundo del pueblo mágico se encargó de plasmar una calaverita junto con el nombre de personajes de Ajijic, ya sea quienes ahí nacieron y colaboraron en el crecimiento de la zona, como extranjeros que adoptaron el sitio para vivir y dejaron un legado.
Son alrededor de mil las calaveritas hechas con barro rojo adquirido en la región, ubicada a una hora de Guadalajara y en la frente cada una lleva el nombre de mujeres y hombres que destacaron en la vida del pueblo mágico.
El muro se encuentra en la barda de la primaria Marcos Castellanos, frente al templo de San Andrés, muy cerca del centro de Ajijic y a unas cuadras del recién remodelado malecón.
En cualquier temporada del año se llena de visitantes que con curiosidad buscan a ver si el nombre de alguna calaverita coincide con el de ellas o ellos, pero conforme se acerca el Día de Muertos es mayor la afluencia de tapatíos y turistas.
Y como en todo México ocurre, durante la noche del 2 de noviembre se realiza una celebración especial para los difuntos, encendiendo una velita en cada una de las calaveritas, iluminando así el Muro de los Muertos y reuniendo en sus alrededores a familiares y amigos de las personas a las que se les dedicó.
“Vivir y morir. Todo lo que está vivo morirá, todo lo bueno y lo malo se acabará, todo lo que es fuerte y lo débil tendrá fin, todo lo que respira tendrá que expirar, todo lo que tiene fama se olvidará, todo lo que se cree indispensable perecerá. Todo creador: los que cantan, los que bailan, los que admiran, los que subestiman, los que critican dejarán de existir. Y si alguno de todos ellos tiene suerte alguien pondrá su nombre en un muro y así serán recordados un poco más. Se le cantará, se les bailará, se les subestimará, se les criticará y luego finalmente junto con el muro dejarán de existir. No vivirás para siempre, crea una obra de arte por la que se te recuerde. Hazlo ahora, no tienes mucho tiempo, di lo que tengas que decir aunque tengas que gritar para ser escuchado. Si debes pelear para defenderte, si necesitas pedir perdón o perdonar para seguir adelante. Come, canta, ama, bebe, baila”, indica el autor Efrén González en una parte del muro, un texto que pone a reflexionar a quienes lo leen.