Si vives en Guadalajara o estás de visita en la ciudad no puedes perder la oportunidad de probar alguno de los platillos que la Perla Tapatía tiene para ti, sin dejar de lado los postres, que también son una delicia, ejemplo de ello: la típica jericalla.
La jericalla es fácil de encontrar en la ciudad, y además se consume desde hace más de doscientos años, siendo inventada en tierras tapatías en uno de los lugares más emblemáticos.
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Dicen que "echando a perder se aprende", pero este, es un caso de total éxito, pues aunque el resultado no era el esperado, terminó siendo toda una sensación... y lo sigue siendo.
¿Cuál es el origen de la jericalla?
No se sabe con exactitud la fecha del nacimiento de este tradicional postre; sin embargo, se tiene conocimiento de que su origen data del siglo XVIII.
Se dice que el nombre proviene de Jérica, un pueblo de la provincia de Castellón en Valencia, España, lugar de origen de la monja Jenara Caracalla, a quien se le atribuye la creación del postre.
En aquel entonces, Jenara se encontraba brindando sus servicios en el Hospicio Cabañas.
En la busqueda de una receta francesa, la monja optó por cambiar un poco los ingredientes, utilizando leche, azúcar, huevo y un toque de vainilla y canela.
Al ser tantos los niños a los que se tenía que atender en el hospicio, Caracalla se olvidó del postre que había dejado en el horno, por lo que al revisar, se encontró con la sorpresa de que unicamente se había quemado la parte superior del postre; probó y para su sorpresa, el sabor era bastante agradable.
La monja decidió ofrecer el postre a los niños, quienes disfrutaron de su sabor. Así nació la tradicional jericalla.
Desde ese momento, la jericalla comenzó a ser conocida en las distintas colonias de Guadalajara, siendo cada vez más popular y convirtiendose en el postre favorito de muchos tapatíos.