Historias hay muchas, anécdotas aún más. Pero lo que vivieron los vallartenses un 20 de febrero de 1983 jamás podrán olvidarlo al conocer de cerca a una reina de carne y hueso. Sí, una verdadera reina y no de las que todos vemos en los cuentos de hadas, al pisar la Reina Isabel II el bello Puerto de Vallarta, Jalisco, en lo que fue su segunda visita a nuestro país.
Pero permítenos contarte algunas de las cosas que se vivieron durante esta travesía de su majestad en estas tierras jaliscienses y que impactaron mucho a la soberana. Y es que en su primer viaje, allá en la Ciudad de México por el año de 1975, siendo Presidente de la República Luis Echeverría Álvarez, su majestad quedó encantada con el arte gastronómico que le brindó México.
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Los exquisitos sabores de los chiles en nogada, chilaquiles, enchiladas, langosta de Baja California, filete Xóchitl, elote, huitlacoche y frijoles, entre otros platillos muy mexicanos, agradaron a Isabel. Pero lo que más le encantó fue una rica agua de Jamaica. Sí, así como lo lees, quedó maravillada del exquisito sabor y propiedades que guarda la planta. A tal grado que una vez que regresó a Inglaterra ordenó a sus súbditos que cada alimento fuera acompañado de agua de Jamaica para que todos la probaran, así como incluir en el menú un rico té caliente para disfrutar por la tarde.
Incluso, cuentan que la Reina mandó cultivar la planta en tierras europeas, sin embargo no estaba satisfecha porque las flores no contaban con el mismo sabor y propiedades que probó en tierras mexicanas.
Otra de las historias que se cuentan y que quedaron marcadas durante su segunda visita a México fue cuando llegó a Puerto Vallarta en el año de 1983 donde la hermosura de sus playas y el mar azul terminó por enamorar más a Isabel, siendo recibida por el entonces Presidente Miguel de la Madrid Hurtado y su esposa Paloma Cordero de De la Madrid, así como de diferentes funcionarios de su gabinete.
Desde que llegó sintió el arropo del pueblo vallartense. Todos querían sacarse la foto del recuerdo en el caminar de la reina por las pintorescas calles del puerto hasta llegar a palacio municipal, donde ya le espera un comité de bienvenida para ofrecerle un gran banquete, siendo el anfitrión el entonces alcalde Jorge Lepe García.
La ocasión era propicia para que todos celebraran y se instaurara como un día de fiesta nacional. Con música típica regional que enamoró a los presentes. Baile, alegría, risas. Sin embargo en una oportunidad la reina se paró para asomarse al balcón y saludar a las personas que se encontraban afuera vitoreándola. Fue un gesto de cortesía para decirles a todos “thank you, see you always” (gracias, hasta siempre).
Isabel II recibió las llaves de Puerto Vallarta por parte del alcalde Lepe
Eso provocó que la agenda se acelerara y con ello los demás actos protocolarios, por lo que el alcalde apresuró el paso y quiso entregar de manera rápida las llaves de la ciudad a la Reina Isabel. Por lo que la soberana entendió y tomó su lugar para sentarse y recibir la ofrenda, tal como lo marcan las directrices reales para ese tipo de ceremonias.
He aquí el momento chusco. Tan grande fue la sorpresa de Isabel al momento de ver enfrente de ella al alcalde Lepe, pidiéndole que se pusiera de pie para recibir la distinción, a lo que la Reina solo movió la cabeza y empezó a reír. Quizá entendiendo que no estaba en su reino, por lo que pasó desapercibido el momento y se puso de pie ante la mira incrédula de su equipo de colaboradores.
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Así terminó el viaje de la Reina Isabel II a Puerto Vallarta con la enorme pena de un presidente municipal que pudo presumir el hecho de haber “ofendido” a su realeza de Inglaterra.