Actualmente, la Plaza Universidad destaca por llevar el mismo nombre de una de las estaciones más concurridas del Tren Ligero ya que conecta con el Centro Histórico de Guadalajara, sin embargo, hace algunos años esta plaza era conocida como la “Plaza de las Sombrillas”.
Los habitantes le otorgaron dicho nombre debido a que en uno de los extremos de lo que hoy es la Biblioteca Iberoamericana se ubicaba una nevería y fuente de sodas al aire libre, dicho establecimiento era atendido por Carlos González, quien instaló enormes sombrillas de color amarillo para proteger del sol a su clientela y ésta pudiera degustar de su nieve o bebida sin lidiar con los calores de Guadalajara. Los clientes podían encontrar en el menú, además de nieves, pasteles, malteadas y variedades de café.
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Dicho lugar cobró popularidad en el Centro de Guadalajara en parte a su privilegiada ubicación, pues después de recorrer las tiendas y establecimientos, los turistas y tapatíos hacían una parada en esta nevería para refrescarse y descansar un poco.
Durante la segunda mitad del siglo pasado, esta plaza fue un lugar codiciado por los establecimientos de comida y carpas de títeres, en 1880 la plaza tuvo una serie de transformaciones en donde destacó la instalación de una fuente en el centro, aquí llegaban caminantes de distintos municipios para darles de beber a sus animales y vecinos que recolectaban agua para llevar a sus hogares.
¿Qué negocios había en la plaza?
Ubicado en la esquina nortoponiente de Pedro Moreno y Colón se encontraba el Hotel Independencia, en el cual se ubicaba la terminal de las diligencias en Guadalajara-México. Frente a la Plaza Universidad se encontraba una de las boneterías más populares de aquel entonces: “El piano Cola”, que fue fundada en 1862 y se dedicaba a la venta de telas de lana, seda, lino y algodón, así también, paraguas, sombrillas y sombreros para damas.
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Ixca Farías, primer museólogo jalisciense, describió en "Casos y Cosas de mis tiempos" como lucía esta plaza: "alineadas con las calles estaban sus tres banquetas, seguidas de dos escalones para subir a la plazuela que estaba empedrada; su frente de piedra con dos escalones y sus naranjos alrededor. En esta plazuela se veían puestecitos de fritangas; la fachada de la Universidad conservaba su aspecto colonial, un gran portón con su puerta de mezquite remachada con clavos y rosetones; en lugar de balcones tenía pequeñas ventanas"
Las excavaciones para la línea 2 del Tren Ligero comenzaron en marzo de 1992. Hoy en día, la plaza luce con gente la mayoría del tiempo debido al tren, la Biblioteca Iberoamericana y los negocios que hay en su alrededor, en los cuales se perciben tiendas de ropa, de antojitos y negocios dedicados a la venta de telas como la Parisina.