Así como los hay en muchos estilos, tamaños y colores, también existen pensamientos diversos respecto al negocio del tatuaje, y a las personas que deciden realizarse uno o varios, pues hay quienes lo siguen viendo con miradas negativas, pero encontramos también el otro lado de la moneda, donde habitan las ideas de personas que le han dado un giro completo a la percepción de este arte. Incluso, existen mentes que lo han hecho parte de su historia.
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Adrián Cabrera: tatuador por casualidad
Oscar Adrián Cabrera, un tapatío de 36 años quien es originario de la colonia Jalisco y que actualmente radica en el municipio de Tlaquepaque, considera que "el tatuaje es un estilo de vida".
Desde que era pequeño le llamaba la atención "ver a las personas con dibujos y colores en la piel".
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De mayor se le presentó la oportunidad de aprender, y lo ve como una forma de superarse, "para mí representa una superación personal, me abrió las puertas" ya que es una forma de experimentar en el arte.
Fue hace ocho años que aprendió por casualidad mientras buscaba una casa en renta.
Por azares del destino llegó a un departamento de cuatro pisos, "mi familia y yo vivíamos en el tercero, y en ocasiones que llegaba del trabajo escuchaba ruido, cómo un zumbido", mismo que terminó por descubrir se trataba del sonido de la máquina para tatuar.
"El amigo que me recomendó esos departamentos practicaba el tatuaje en él mismo", en un momento mientras observaba "me dijo, agarra la máquina" a lo que Oscar respondió "pero yo no sé tatuar", confesó para El Occidental. Fue tan insistente que accedió, "desde que yo sentí la máquina, cómo vibraba, cómo fui dejando la tinta en la piel, y que tuve la oportunidad de practicarlo", tuvo la claridad de que era algo que quería aprender.
"Aprendí casi por casualidad", razón por la que se siente agradecido con Héctor "El duende", y con quién espera encontrarse nuevamente en algún punto de la vida.
Beto Cruz es otra de las personas que lo impulsaron a crecer en el ámbito personal y en el oficio, ya que durante un tiempo compartió con Adrián su estudio de tatuajes, en donde además de eso le transmitía consejos que enriquecieron sus creaciones.
"Sobreviví a la pandemia gracias al tatuaje"
El tatuaje "fue mi sustento cuando me quedé sin el trabajo que tenía en un laboratorio", Oscar Adrián asegura que este oficio lo llevó a sobrevivir de las dificultades que trajo la pandemia por Covid-19, ya que es el pilar de la familia que conforma con su esposa y sus cuatro hijos.
Aunque actualmente no se dedica por completo al tatuaje, está seguro de que es algo de lo que se puede vivir "siempre y cuando tengas una buena cartera de clientes" además piensa "si eres bueno haciendo lo que haces, y a la gente le gusta te va a ir bien", aunque no todo es miel sobre hojuelas, pues no siempre existe la misma demanda.
En un futuro le gustaría dedicarse de tiempo completo al arte del tatuaje, por lo que busca mejorar sus técnicas, ya que hay algunas que aún no práctica "la técnica de tejido es una de las que me gustaría aprender muy bien".
Los tatuajes no son solo tinta, son emociones
“Ver la satisfacción de las personas cuando termino el trabajo, es lo que más me gusta” además se siente feliz de que este mundo le permite conocer a mucha gente.
El Occidental tuvo la oportunidad de presenciar la realización de un colibrí a color con un significado especial.
Adán Ortega, cliente y amigo de Adrián Cabrera, eligió esta ave en representación de su mamá, quien falleció el año pasado, pues cada vez que asiste al panteón a visitar la tumba, un colibrí se posa sobre las ramas del árbol que dan sombra al terreno donde descansan los restos de su progenitora.
“A veces las personas se abren y te dejan saber el significado de lo que se tatúan y es gratificante formar parte de algo tan importante en la vida de una persona”.