El tianguis de Tonalá es un espacio que se instala los días jueves y domingos de cada semana en las calles principales del centro de este minicipio, espacio en el que comerciantes tienen oportunidad de vender sus productos a clientes de todo el mundo, tal es el caso de Liliana Placencia.
Liliana es una mujer de 34 años originaria de Tonalá, Jalisco, México; quien estudió Diseño Gráfico en la Universidad de Guadalajara y asegura siempre ha tenido algún tipo de negocio, porque "me gusta tener mi propio dinero".
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La artesana relata para El Occidental que al salir de la Licenciatura no se sentía completa, "siempre me han gustado las miniaturas y el dibujo, por lo que buscaba hacer algo con ello".
Comparte también que aun cuando es dueña de su tiempo, la mayor parte de este es ocupado en la producción de su joyería, misma que realiza en un pequeño taller que tiene en su casa.
El arte que empodera a mujeres en el mundo
Kokone viene del nahuatl, significa "niñas". Su fundadora eligió el nombre basandose en la idea de que sus productos van dirigidos a un público femenino.
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"Empece a dibujar lo que se me ocurría y lo más fácil fue hacerlo en corte láser y como me gustan los colores los empecé a pintar" comparte al decir que la carrera que eligió le ayudo en gran parte, pues cada una de las piezas llevan un proceso, iniciando por su diseño.
La marca como tal nace en el 2010, por lo que a lo largo de casi 12 años la evolución en los procesos así como el crecimiento en el mercado han ido por buen camino.
"No sé si es suerte o fortuna o estoy haciedo algo bien, que tengo muchos clientes de ya muchos años que me siguen y siguen comprando casi desde que empecé".
Microempresa que ya genera empleos
Aunque Liliana ya tiene tiempo dentro del negocio, admite que la parte que menos le gusta son las ventas, pero disfruta mucho del proceso de diseño.
A su corta edad, ya puede presumir de ser una persona emprendedora que ha visto crecer su negocio y que además consigue generar empleo para mujeres no solo de Jalisco, sino de otras partes del mundo, al tiempo que lleva la cultura mexicana a lugares como Japón, Estados Unidos, Turquía, España, Francia, Venezuela, Colombia e Italia.
Una de las preocupaciones de esta mujer emprendedora es su diagnóstico de tendinitis, ya que al ser la unica que produce las piezas que vende y genera para que otras mujeres a su vez las vendan, una situación de salud como esa la limita en sus movimientos finos, como los que debe realizar en cada una de sus elaboraciones, "Y si ya no puedo seguir haciendolo, ¿qué va a pasar?", pero asegura solo son momentos de incertidumbre ya que siempre busca la manera de encontrar soluciones.
En Jalisco se pueden obtener productos de esta marca en Tonalá, Tlaquepaque y Santa Tere; pero también a través de Instagram, facebook y la tienda en línea.
Arte que se puede portar
Este tipo de joyería es creada a base de MDF, pintura acrílica y aerosol.
Lo más tardado de todo el proceso en el nacimiento de nuevas piezas es realizar el diseño y pintar, aunque todo el proceso lleva su tiempo y esfuerzo.
"En piezas pequeñas, como el diseño solo se hace una vez y se pasa solo una vez a la computadora, la pintada puede ser de media hora, pero ya terminada" y dependiendo el diseño, los aretes o collares de tamaño más cosiderable pueden tardarse de 40 minutos a una hora.
Llevar un artículo Kokone es portar arte, cada pieza está pensada para que sea especial y el tiempo que se dedica a cada una de ellas se ve reflejada en las personas que lo consumen.
Liliana no acostumbra hacer colecciones pero este año realizó "Self Love" en un momento personal en la que no se sentía muy bien, por lo que se volvió algo muy personal, "casi todas las piezas tienen frases o palabras que me han ayudado a sentirme mejor con quién soy".
Como creadora aun sigue en el proceso de aprender, pues aunque han pasado varios años de que empezó con esta aventura, considera hay aspectos que puede mejorar. "Crecer es lo que quisiera, tener más tiempo para hacer más cosas de esto mismo", también confesó pretende enseñar a otras personas a relizar la mano de obra para tener espacios que le permitan experimentar con otros materiales y técnicas.
Admite que siempre ha tenido apoyo de las personas que la rodean, aspecto que toma como un impulso para continuar.
Actualmente, Liliana Placencia vive al cien por ciento de su negocio y se siente orgullosa de cada paso que ha dado, pero aun busca tener una tienda física, sin dejar de lado su pasión por viajar.