De los terribles factores delincuenciales del municipio de Tlajomulco, probablemente el de la pobreza aumentada, del 2015 al 2020, sea uno de los flagelos mas impactantes al sumarse el de las carencias urbanas como agua, seguridad vial y pública, pero sobre todo la consecuencia mas tangible sea el aumento del 40% en la pobreza en los pasados años, al concentrar en su territorio la mayoría de las fosas clandestinas del Estado. Por lo cual se ha convertido en habitual el abandono de la vivienda generalmente proletaria.
Del total de las personas pobres de este municipio que llegan a mas de 543 mil personas, mas de la mitad alcanza la tipificación de “pobreza moderada” a partir del año 2020 y poco mas de 25 mil sobreviviendo en pobreza extrema; es decir, con mas de 3 carencias de 6 posibles y que se encuentra por debajo de la línea de bienestar mínimo.
Esas cifras podrían explicar el resultado del Censo de Población y Vivienda 2020, del INEGI en el cual se pudo documentar que mas de 156 mil personas entraron en la condición de pobres, por lo cual el porcentaje aumentó en ese periodo del 32 al 34.4%.
Si no fuera suficiente, el impresionante número de fosas clandestinas parece ser el marco de terror que hoy caracteriza a múltiples poblaciones de ese municipio conurbado con Guadalajara al considerarse como el de mayor número de casas abandonadas en el país. Es decir, con el registro de un crecimiento inmobiliario a partir del año 2000 que resultó mayormente perjudicial al encontrarse actualmente, y de acuerdo a cifras oficiales con 77,709 casas desocupadas. En cifras oficiales según el INEGI, el número de viviendas abandonadas representan hasta el 26% del parque habitacional del municipio, y tan solo uno de los fraccionamientos de mayor afectación presenta el 12% de sus viviendas sin pobladores. Con un nombre representativo del engaño característico de esa rentabilidad que los voraces inmobiliarios han encontrado al convertir grandes territorios agrícolas en fraccionamientos baratos pero sin conectividad, sin infraestructura vial, sin garantía de abasto de agua potable y con un alto crecimiento delincuencial que, hasta hoy, no ha sido posible contener.
En ese contexto lamentable es que el gobierno ha impulsado programas municipales como “Renta tu casa” y “Vivienda protegida” los cuales no han sido suficientes hasta que la decisión mas atinada empiece a rendir sus mejores frutos; es decir, la llegada de la Universidad de Guadalajara como la institución de Educación Superior Pública con mayor efecto en el tejido social al promover carreras multitemáticas como las que ya están recibiendo a alumnos en su primer ingreso en el Campo de las Ingenierías y próximamente en Ciencias de la Salud, la Administración y el Diseño Industrial.
Pero sobre todo llama la atención el enorme territorio que, con ese propósito educacional superior, fue donado por el Ayuntamiento de Tlajomulco y complementado por el Gobierno del Estado de Jalisco. Por lo cual el Centro Universitario de Tlajomulco podría convertirse en el mas grande, por su matrícula, de la Red Universitaria en Jalisco. Y por lo tanto, suplir la impresionante degradación social, incluida la inseguridad y la insalubridad por el acceso a la mejor herramienta de la multiplicación de la salud publica, la restauración del tejido social y la seguridad: la Educación Superior de Excelencia.