Durante los últimos meses hemos visto como diferentes personajes de la política mexicana han manifestado su decisión por dejar el grupo político al que pertenecían hasta antes del actual proceso electoral 2023-2024, algunos otros lo harán seguramente en los próximos meses tras las decisiones de los institutos políticos cuando no favorezcan a sus intereses.
Considero que no se puede juzgar la decisión de una persona de ya no pertenecer a una asociación o partido político, de igual forma no podemos criticar de forma radical la incorporación a uno distinto, pues estaríamos precisamente vulnerando un derecho humano que toda persona tiene de “libre asociación”. Sin embargo, la reflexión debe ser mucho más profunda, en el entendido que cualquier persona para estar o no estar en un lugar debe ser por una convicción firme y un objetivo claro, y en materia política no hay duda que se busca representar a la ciudadanía partiendo de una plataforma ideológica de un partido, sin necesariamente ser militante del mismo.
Lo que si puede ser lamentable es la traición a uno mismo, el cambio sistemático de un lugar a otro, la incongruencia entre lo que pienso, hablo y actúo, máxime cuando se trata del interés público, porque se deja en evidencia la ausencia de ideales para lograr un interés personal.
En ese sentido será muy importante para la ciudadanía hacer una distinción clara entre aquellas personas que tienen firmes sus convicciones y su esencia, que precisamente con base en esa seguridad se asocian o separan de alguna agrupación pero que siempre, sin importar sus intereses particulares, hay congruencia en su desempeño, en sus palabras y en su vida.
Hoy, es tiempo de las infidelidades políticas, de las orgías ideológicas sin control, de las decepciones y las venganzas por despecho, pero también de la gran oportunidad de conocer el rostro detrás de la cara de quienes mañana solicitarán el voto.
Contacto en redes:
Facebook @ana.isa.1257
Instagram @anarojimisa
Twitter @anaisabelrobl17