/ domingo 25 de septiembre de 2022

Si no lo digo yo, no está bien

Claudia Murguía Torres

Como ya es costumbre, el cambio de discurso hace constar las mentiras que durante muchos años López Obrador ha dicho en sus tediosos y desquiciados discursos. Todo aquello que para él está mal -sin estarlo- y después decir que siempre sí porque él lo dice confirma que Andrés Manuel López Obrador miente, en sus cifras, en sus datos, en sus discursos. Su falsa creencia de que es él, el que habrá de salvar a México del neoliberalismo, lo está llevando a descubrir sus verdaderas intenciones y deseo de convertirse en dictador, prueba de ello -entre muchas más- es la iniciativa de militarizar al país. Para comprobar sus dobles discursos repletos de mentiras recordémosle a López sus propias palabras:

En el año 2010 dijo: "Que no se utilice -al ejercito- para suplir las incapacidades de los gobiernos civiles, ese pueblo uniformado no se tiene porque enfrentar a los mismos mexicanos... que regresen los soldados a los cuarteles".

Dos años después mencionó: "El ejército no está preparado para esta función, es otro su encargo, es defender la soberanía nacional y no debe de seguirse exponiendo al ejército, tenemos que ir regresando al ejército en la medida que se va profesionalizando la policía, ese es mi plan, creo que nos va a llevar seis meses el ir regresando al ejército para que sea la policía, la nueva policía federal la que se haga cargo..."

Ni regresó al ejercito, ni hubo policía nueva y ya pasaron casi 4 años de su gobierno. Esos eran discursos que pronunciaba cuando era aspirante a la presidencia de México, pero ya como primer mandatario y para no romper la costumbre de contradecirse, casi dos años después de haber tomado protesta, dijo: "Aunque me critiquen de que quiero militarizar el país voy a seguir insistiendo en que nos deben de ayudar las fuerzas armadas en tareas de seguridad pública... Estoy convencido de que es necesario... y como no tengo problemas de conciencia, por eso... este... puedo plantearlo..."

Y otro dato más, durante los periodos de Calderón y Peña Nieto se desplegaron aproximadamente entre 52 mil y 54 mil militares en tareas de seguridad, al 2020 López Obrador ya había aumentado a más de 60 mil miembros del ejército por el país.

La historia de López Obrador está repleta de mentiras y contradicciones. El presidente debe entender que la capacitación militar no es policial, que las tareas de seguridad pública requieren una capacitación profesional en la materia para poder prevenir y combatir los delitos. La formación militar conlleva acciones que no son adecuadas en labores de seguridad, mismas que podrían contravenir en materia de protección y respeto a los derechos humanos.

A propuesta de López Obrador el pasado 14 de septiembre, con una votación total del partido oficial en México y sus aliados, además del PRI aprobaron en el Congreso de la Unión la reforma constitucional a la Ley de Guardia nacional, la cual, permite que las Fuerzas Armadas realicen tareas de seguridad pública hasta el 2028, poniendo en grave riesgo la soberanía y la libertad de la nación. Los diputados panistas en San Lázaro dieron muestra de civilidad y congruencia, al no haber votado la iniciativa con la que se pone en grave riesgo la libertad de las y los mexicanos.

Una vez más queda demostrado que la ineptitud, la intolerancia y las mentiras son, y seguirán siendo los elementos que distinguen a Andrés Manuel, esto por la simple razón que todos vemos: su conciencia es tan pequeña, como su capacidad de gobernar.