/ martes 19 de noviembre de 2024

Sheinbaum, Brasil y G 20

Ante la oportunidad de reanudar con mejor estilo, seriedad, diplomacia y por ende, mejores resultados que los obtenidos por su antecesor, la presidenta Claudia Sheinbaum enfrento una agenda intensa con reuniones bilaterales con jefes de estado, así como su particiación en dos sesiones plenarias de la Cumbre de Líderes del grupo de los 20, en el foro global, en Río de Janeiro, Brasil.

Con una agenda de política internacional basada en la necesidad inminente de preservar al medio ambiente y tomar medidas para combatir a la pobreza. Destacó su afirmación sobre que el gasto en armas creció al triple que la economía mundial en los últimos dos años mientras que en cambio, 700 millones de familias aún viven por debajo de la línea de la pobreza. En su intervención, la presidenta resaltó y puso como ejemplo de mejores prácticas al programa Sembrando Vida, arrancado en México por su predecesor Andrés Manuel López Obrador y que continua en su administración gubernamental, conminó a su audiencia a replicarlo, explicando como ha funcionado en México y los beneficios que su ejecución ha producido, lo que hace recomendable su implementación en otras naciones del mundo.

Sheinbaum intentó convencer a los lideres del mundo de que destinen el uno por ciento de lo que se destina al gasto global armamentista para emprender el programa de reforestación más grande en la historia del mundo, con la finalidad de mitigar el calentamiento global y ayudar a nuestros pueblos a salir de la pobreza, sembrando paz y sembrando vidas.aliviar las carencias y necesidades de la población mundial más pobre y necesitada.

En este relevante foro, la oportunidad de entablar dialogos binacionales con los mandatarios Luiz Inácio Lula Da Silva, de Brasil; Joseph Biden, de Estados Unidos; Justin Trudeau, de Canadá; Xi Jinping, de China; Pham Minh Chinh, de Vietnam y Emmanuel Macron, de Francia, permitieron renovar las relaciones internacionales de México, que sufireron momentos de pesadumbre durante el sexenio del presidente López Obrador, debido a exabruptos y una conducción caprichosa de las relaciones exteriores, que desembocaron en controversias diplomáticas como las tristemente célebres pausas de la relación diplomatica de México con España, la amenaza de replicar dicha situación con Estados Unidos y Canadá, así como la expulsión del embajador mexicano de Perú, por haber asilado a la familia del ex presidente Pedro Castillo.

Así pues, una nueva participación de México en cumbres internacionales debe desembocar en recuperar credibilidad y liderazgo regional, sobre todo, ante los países más desarrollados y económicamente más decisivos en el continente y en el mundo, dado que la posición actual, de apoyar gobiernos como el cubano, provoca dudas con respecto a la posición de liderazgo democrático de nuestro país. Lo anterior es evidente, tomando en consideración que en la foto oficial de la cumbre del G 20, a pesar de su condición de mujer, el acomodo de la presidenta Sheinbaum en la foto es marginal, en la posición central de la última fila de fondo, situación que reproduce la jerarquía que se le concede en el protocolo diplomático internacional, asumiendo que apenas lleva mes y medio en el gobierno, pero su lugar corresponde a la visión internacional del país que perdura en este momento.

Afirmar que México ya cambió, es estrictamente cierto, aunque también puede interpretarse como una utopía, una fantasía o un anhelo irrealizable. Será necesario avanzar y renovar la antigua tradición internacional del país para recuperar un rol protagónico en el concierto de las naciones, sin poder olvidar que las presiones derivadas del triunfo de Donald Trump, complicarán la renegociación del T-MEC, situación complicada también por la posición de Canadá que podría promover la expulsión de México del comercio con Ámerica del Norte, reduciendo el acuerdo a dos países: Estados Unidos y Canadá.

El reto de devolverle grandeza y respeto a México ante el mundo, es grande y de suma importancia por lo que reviste en materia de comercio e intercambio cientifico, cultural y humanitario. Tomar posición activa y asistir a los eventos representando a México, es un acierto indudable. Démosle tiempo a la nueva presidenta, dejemos que Claudia Sheinbaum gobierne y juzguemos sobre sus resultados.

Ante la oportunidad de reanudar con mejor estilo, seriedad, diplomacia y por ende, mejores resultados que los obtenidos por su antecesor, la presidenta Claudia Sheinbaum enfrento una agenda intensa con reuniones bilaterales con jefes de estado, así como su particiación en dos sesiones plenarias de la Cumbre de Líderes del grupo de los 20, en el foro global, en Río de Janeiro, Brasil.

Con una agenda de política internacional basada en la necesidad inminente de preservar al medio ambiente y tomar medidas para combatir a la pobreza. Destacó su afirmación sobre que el gasto en armas creció al triple que la economía mundial en los últimos dos años mientras que en cambio, 700 millones de familias aún viven por debajo de la línea de la pobreza. En su intervención, la presidenta resaltó y puso como ejemplo de mejores prácticas al programa Sembrando Vida, arrancado en México por su predecesor Andrés Manuel López Obrador y que continua en su administración gubernamental, conminó a su audiencia a replicarlo, explicando como ha funcionado en México y los beneficios que su ejecución ha producido, lo que hace recomendable su implementación en otras naciones del mundo.

Sheinbaum intentó convencer a los lideres del mundo de que destinen el uno por ciento de lo que se destina al gasto global armamentista para emprender el programa de reforestación más grande en la historia del mundo, con la finalidad de mitigar el calentamiento global y ayudar a nuestros pueblos a salir de la pobreza, sembrando paz y sembrando vidas.aliviar las carencias y necesidades de la población mundial más pobre y necesitada.

En este relevante foro, la oportunidad de entablar dialogos binacionales con los mandatarios Luiz Inácio Lula Da Silva, de Brasil; Joseph Biden, de Estados Unidos; Justin Trudeau, de Canadá; Xi Jinping, de China; Pham Minh Chinh, de Vietnam y Emmanuel Macron, de Francia, permitieron renovar las relaciones internacionales de México, que sufireron momentos de pesadumbre durante el sexenio del presidente López Obrador, debido a exabruptos y una conducción caprichosa de las relaciones exteriores, que desembocaron en controversias diplomáticas como las tristemente célebres pausas de la relación diplomatica de México con España, la amenaza de replicar dicha situación con Estados Unidos y Canadá, así como la expulsión del embajador mexicano de Perú, por haber asilado a la familia del ex presidente Pedro Castillo.

Así pues, una nueva participación de México en cumbres internacionales debe desembocar en recuperar credibilidad y liderazgo regional, sobre todo, ante los países más desarrollados y económicamente más decisivos en el continente y en el mundo, dado que la posición actual, de apoyar gobiernos como el cubano, provoca dudas con respecto a la posición de liderazgo democrático de nuestro país. Lo anterior es evidente, tomando en consideración que en la foto oficial de la cumbre del G 20, a pesar de su condición de mujer, el acomodo de la presidenta Sheinbaum en la foto es marginal, en la posición central de la última fila de fondo, situación que reproduce la jerarquía que se le concede en el protocolo diplomático internacional, asumiendo que apenas lleva mes y medio en el gobierno, pero su lugar corresponde a la visión internacional del país que perdura en este momento.

Afirmar que México ya cambió, es estrictamente cierto, aunque también puede interpretarse como una utopía, una fantasía o un anhelo irrealizable. Será necesario avanzar y renovar la antigua tradición internacional del país para recuperar un rol protagónico en el concierto de las naciones, sin poder olvidar que las presiones derivadas del triunfo de Donald Trump, complicarán la renegociación del T-MEC, situación complicada también por la posición de Canadá que podría promover la expulsión de México del comercio con Ámerica del Norte, reduciendo el acuerdo a dos países: Estados Unidos y Canadá.

El reto de devolverle grandeza y respeto a México ante el mundo, es grande y de suma importancia por lo que reviste en materia de comercio e intercambio cientifico, cultural y humanitario. Tomar posición activa y asistir a los eventos representando a México, es un acierto indudable. Démosle tiempo a la nueva presidenta, dejemos que Claudia Sheinbaum gobierne y juzguemos sobre sus resultados.

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