/ lunes 20 de mayo de 2024

Recta final y voto útil

www.youtube.com/c/carlosanguianoz


A 12 días de la elección mexicana presidencial, se agota el tiempo legal de las campañas proselitistas, por lo que vemos esfuerzos urgentes e invasivos de los partidos políticos y de sus candidatas y candidatos que echan toda la carne al asador para lograr conmover al electorado, intentando mover a sus escazas militancias y a sus simpatizantes cultivados para que acudan a las urnas.

Agotados ya los 3 debates presidenciales entre las candidatas Claudia Sheinbaum y Xóchitl Gálvez y el candidato Jorge Álvarez Máynez, con un despliegue contaminante de anuncios espectaculares y lonas de diferentes formatos que cubren las principales carreteras, caminos y calles de prácticamente todo el país, de los 3 personajes en cuestión, entramos ya al momentum de los eventos de cierre de campaña, mítines festivos -casi siempre-, masivos que convocan a la propia estructura de los candidatos y sirve para motivar, confirmar y poner a prueba lealtades y capacidades de movilización, como simulacro de lo que serán capaces de llevar a votar el próximo día 2 de junio.

En el momento del recuento, hasta ahora las 3 candidaturas presidenciales han logrado posicionamiento y conocimiento de su aspiración. No obstante, no ha sido claro que el nivel de recordación de su oferta durante la campaña sea significativo. Al ciudadano elector las campañas le han parecido comunes y tradicionales. Siguen molestos por el dispendio de lo que se gasta en las campañas, del gasto excesivo en lona plástica, en calcomanías, en gorras, camisetas, mandiles, artículos promocionales. Al final, se han encarecido las campañas. Los brigadistas cobran, los porristas cobran. Los voluntarios escasean. Las militancias no sin suficientes ni tienen el animo de regalar tiempo, dinero y esfuerzo a sus proyectos que aprecian distantes y no agradecidos ni recíprocos.

Las encuestas, han sido las herramientas más prostituidas del actual proceso electoral. Se usan como mecanismo de propaganda con la intención de influir en la mente de los electores, sabedores de que al mexicano le gusta jugar con el que va ganando. Acomodan los números para vender el mensaje de crecimiento, de respaldo, de fortaleza. Hacen feliz a quien las paga y a quienes las creen sin evaluar, ingenuamente, con más deseos que convicciones.

Hoy todos conocemos encuestas que viajan e invaden nuestro WhatsApp. Las hay serias y piratas en exceso, saber colarlas y verificar la fuente es algo que la mayoría de los consumidores ciudadanos no saben hacer. Las llamadas telefónicas también han sido numerosas. Los números desconocidos que mediante robots disparan enunciados cortos, atacando generalmente a quienes van encabezando las preferencias electorales, o en su defecto procuran inducir algún dato positivo remarcando el nombre de alguna candidatura y alguna idea de valor que quieren socializar. También hay guerra sucia cuando critican sin aportar pruebas, ofenden o descalifican oponentes. Incluso cuando mienten vilmente y afirman cosas que no han sido dichas por las víctimas de los ataques.

Es un signo general que la ciudadanía esta cansada de que los políticos repitan lo que hicieron antes: volantear sin presentarse en persona, convocar a reuniones con discursos largos y poco significativos, atascar las redes sociales de propaganda vacía, pedir confianza y el voto cuando aún no se han ganado la oportunidad de merecerlo.

México merece más que los políticos que tenemos. Estamos próximos a la elección y todos y cada unió de nuestros votos es voto útil. Lo inútil es no votar. Ese desgano y ese desprecio a ejercer un derecho personal, demuestra que la brecha entre ciudadano y poder sigue siendo amplia y abierta, que a la mayoría de los mexicanos no nos representan, que aspiramos a tener mejores políticos, mejores candidato y mejores gobernantes. Este 2 de junio vota. Por quien tú quieras, pero vota. Es lo correcto.

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A 12 días de la elección mexicana presidencial, se agota el tiempo legal de las campañas proselitistas, por lo que vemos esfuerzos urgentes e invasivos de los partidos políticos y de sus candidatas y candidatos que echan toda la carne al asador para lograr conmover al electorado, intentando mover a sus escazas militancias y a sus simpatizantes cultivados para que acudan a las urnas.

Agotados ya los 3 debates presidenciales entre las candidatas Claudia Sheinbaum y Xóchitl Gálvez y el candidato Jorge Álvarez Máynez, con un despliegue contaminante de anuncios espectaculares y lonas de diferentes formatos que cubren las principales carreteras, caminos y calles de prácticamente todo el país, de los 3 personajes en cuestión, entramos ya al momentum de los eventos de cierre de campaña, mítines festivos -casi siempre-, masivos que convocan a la propia estructura de los candidatos y sirve para motivar, confirmar y poner a prueba lealtades y capacidades de movilización, como simulacro de lo que serán capaces de llevar a votar el próximo día 2 de junio.

En el momento del recuento, hasta ahora las 3 candidaturas presidenciales han logrado posicionamiento y conocimiento de su aspiración. No obstante, no ha sido claro que el nivel de recordación de su oferta durante la campaña sea significativo. Al ciudadano elector las campañas le han parecido comunes y tradicionales. Siguen molestos por el dispendio de lo que se gasta en las campañas, del gasto excesivo en lona plástica, en calcomanías, en gorras, camisetas, mandiles, artículos promocionales. Al final, se han encarecido las campañas. Los brigadistas cobran, los porristas cobran. Los voluntarios escasean. Las militancias no sin suficientes ni tienen el animo de regalar tiempo, dinero y esfuerzo a sus proyectos que aprecian distantes y no agradecidos ni recíprocos.

Las encuestas, han sido las herramientas más prostituidas del actual proceso electoral. Se usan como mecanismo de propaganda con la intención de influir en la mente de los electores, sabedores de que al mexicano le gusta jugar con el que va ganando. Acomodan los números para vender el mensaje de crecimiento, de respaldo, de fortaleza. Hacen feliz a quien las paga y a quienes las creen sin evaluar, ingenuamente, con más deseos que convicciones.

Hoy todos conocemos encuestas que viajan e invaden nuestro WhatsApp. Las hay serias y piratas en exceso, saber colarlas y verificar la fuente es algo que la mayoría de los consumidores ciudadanos no saben hacer. Las llamadas telefónicas también han sido numerosas. Los números desconocidos que mediante robots disparan enunciados cortos, atacando generalmente a quienes van encabezando las preferencias electorales, o en su defecto procuran inducir algún dato positivo remarcando el nombre de alguna candidatura y alguna idea de valor que quieren socializar. También hay guerra sucia cuando critican sin aportar pruebas, ofenden o descalifican oponentes. Incluso cuando mienten vilmente y afirman cosas que no han sido dichas por las víctimas de los ataques.

Es un signo general que la ciudadanía esta cansada de que los políticos repitan lo que hicieron antes: volantear sin presentarse en persona, convocar a reuniones con discursos largos y poco significativos, atascar las redes sociales de propaganda vacía, pedir confianza y el voto cuando aún no se han ganado la oportunidad de merecerlo.

México merece más que los políticos que tenemos. Estamos próximos a la elección y todos y cada unió de nuestros votos es voto útil. Lo inútil es no votar. Ese desgano y ese desprecio a ejercer un derecho personal, demuestra que la brecha entre ciudadano y poder sigue siendo amplia y abierta, que a la mayoría de los mexicanos no nos representan, que aspiramos a tener mejores políticos, mejores candidato y mejores gobernantes. Este 2 de junio vota. Por quien tú quieras, pero vota. Es lo correcto.