/ martes 3 de diciembre de 2024

Nueve días que transforman

La FIL Guadalajara se alza una vez más como un monumento vivo a la palabra escrita, una fiesta de ideas y conexiones que trasciende lo meramente literario. Este evento no es solo una feria del libro más, es una fecha sumamente deseada por quienes vivimos en esta ciudad pero también por quienes esperan el acontecimiento año con año. La FIL es un testimonio del poder transformador de la literatura y del compromiso inquebrantable de nuestro estado y de México con la cultura. Con cientos de miles de visitantes esperados, casi un millar de escritoras y escritores y la asistencia de más de 40 países, cada rincón de la feria vibra con historias que esperan ser contadas, convirtiéndose en un verdadero punto de confluencia cultural que nos recuerda lo vital que es la literatura en nuestras vidas y en la sociedad.

Desde su fundación en 1987 por la Universidad de Guadalajara, la FIL se ha convertido en un fenómeno sin precedentes. La feria se vuelve la casa de ideas y una potente creatividad que trascienden fronteras, y es, sin duda, el evento literario más importante del mundo hispanohablante y un orgullo para Jalisco y México.

El impacto de la FIL va más allá de lo literario, pero su verdadero valor radica en su capacidad para fomentar el diálogo intercultural y promover el pensamiento crítico en una época donde ambos son más necesarios que nunca.

La Universidad de Guadalajara, como alma mater de este evento, merece un reconocimiento especial. Su visión al crear y mantener la FIL ha sido fundamental para el éxito y crecimiento de la feria. Este año, con la inauguración del Pabellón UdeG, la universidad reafirma su compromiso con la difusión del conocimiento y la cultura. El legado de Raúl Padilla López, su fundador, sigue vivo en cada edición. Su visión de una feria que fuera tanto un mercado editorial como un festival cultural ha dado frutos más allá de lo imaginable. La FIL representa hoy mucho más que una feria: es la prueba viviente de que Guadalajara es una potencia cultural que no solo preserva, sino que se reinventa constantemente y forma parte del diálogo literario global.

En un mundo donde las tensiones no cesan, la FIL se erige como un espacio de encuentro, de debate y de celebración de la diversidad, es un recordatorio de que la cultura y la literatura son puentes que nos unen, herramientas para comprender al otro y a nosotras mismas. Insisto en que la FIL es mucho más que un simple evento, es una declaración de principios. Es la afirmación de que la cultura importa, de que los libros siguen siendo relevantes en la era digital, y de que el intercambio de ideas es fundamental para el progreso de nuestras sociedades.

Mientras la feria abre sus puertas una vez más, recordemos que cada libro leído y cada idea compartida contribuye a la construcción de sociedades entiende que la literatura no es un lujo sino una necesidad. La FIL es, en esencia, un acto de amor a la cultura y las letras.

La FIL Guadalajara se alza una vez más como un monumento vivo a la palabra escrita, una fiesta de ideas y conexiones que trasciende lo meramente literario. Este evento no es solo una feria del libro más, es una fecha sumamente deseada por quienes vivimos en esta ciudad pero también por quienes esperan el acontecimiento año con año. La FIL es un testimonio del poder transformador de la literatura y del compromiso inquebrantable de nuestro estado y de México con la cultura. Con cientos de miles de visitantes esperados, casi un millar de escritoras y escritores y la asistencia de más de 40 países, cada rincón de la feria vibra con historias que esperan ser contadas, convirtiéndose en un verdadero punto de confluencia cultural que nos recuerda lo vital que es la literatura en nuestras vidas y en la sociedad.

Desde su fundación en 1987 por la Universidad de Guadalajara, la FIL se ha convertido en un fenómeno sin precedentes. La feria se vuelve la casa de ideas y una potente creatividad que trascienden fronteras, y es, sin duda, el evento literario más importante del mundo hispanohablante y un orgullo para Jalisco y México.

El impacto de la FIL va más allá de lo literario, pero su verdadero valor radica en su capacidad para fomentar el diálogo intercultural y promover el pensamiento crítico en una época donde ambos son más necesarios que nunca.

La Universidad de Guadalajara, como alma mater de este evento, merece un reconocimiento especial. Su visión al crear y mantener la FIL ha sido fundamental para el éxito y crecimiento de la feria. Este año, con la inauguración del Pabellón UdeG, la universidad reafirma su compromiso con la difusión del conocimiento y la cultura. El legado de Raúl Padilla López, su fundador, sigue vivo en cada edición. Su visión de una feria que fuera tanto un mercado editorial como un festival cultural ha dado frutos más allá de lo imaginable. La FIL representa hoy mucho más que una feria: es la prueba viviente de que Guadalajara es una potencia cultural que no solo preserva, sino que se reinventa constantemente y forma parte del diálogo literario global.

En un mundo donde las tensiones no cesan, la FIL se erige como un espacio de encuentro, de debate y de celebración de la diversidad, es un recordatorio de que la cultura y la literatura son puentes que nos unen, herramientas para comprender al otro y a nosotras mismas. Insisto en que la FIL es mucho más que un simple evento, es una declaración de principios. Es la afirmación de que la cultura importa, de que los libros siguen siendo relevantes en la era digital, y de que el intercambio de ideas es fundamental para el progreso de nuestras sociedades.

Mientras la feria abre sus puertas una vez más, recordemos que cada libro leído y cada idea compartida contribuye a la construcción de sociedades entiende que la literatura no es un lujo sino una necesidad. La FIL es, en esencia, un acto de amor a la cultura y las letras.