Lo adelantábamos hace un mes. Venía un golpe más del Movimiento Recaudatorio a las y los tapatíos, y ya lo descubrimos en el Cabildo. En la propuesta que envía el desgobierno naranja de Pablo Lemus para decidir cuáles serán los ingresos que recaude el Ayuntamiento de Guadalajara durante el próximo año, viene un sablazo: el aumento de 7.8% a las tablas catastrales.
¿Qué quiere decir esto? Primero que nada, que están buscando recaudar dinero para las campañas que vienen el próximo año (y en las que además van a perder, porque ya estamos hartos, todas y todos, de su gobierno indiferente). En segundo, que ni siquiera tienen la decencia de ya no digo suavizar, sino abiertamente disfrazar, su intento de exprimir al pueblo de Guadalajara durante el último año que les queda al frente de la capital de nuestro estado.
¿Y por qué lo digo? Fácil. Todas y todos sabemos que el costo de la vida está determinado, entre muchos otros factores, por la inflación, que, gracias al manejo responsable de las finanzas del Gobierno de nuestro Presidente Andrés Manuel López Obrador, se ha mantenido bastante bajo control ante un panorama internacional que ya nos habla de una posible recesión mundial, gracias a los efectos que dejó la pandemia del COVID-19 en las economías de todo nuestro planeta y que son muy difíciles de sacudir.
Los pronósticos del Banco de México señalan que, al momento de escribir esto, en el peor de los casos, la inflación para el año 2023 será de 5.3% anual; una cifra bastante respetable ante el muy complicado panorama que le pinta a muchos de nuestros países vecinos y aliados (Argentina o Colombia, por poner un ejemplo). No obstante, el señor Lemus y sus amiguitos de siempre quieren subir el predial por arriba del incremento del costo de la vida en nuestro país. Eso, para mí, tiene un nombre: robo en despoblado a la gente de Guadalajara.
El otro día, cuando recibí la propuesta de Lemus y revisé con detenimiento estos datos, le hablé a mi equipo de trabajo y nos pusimos a echarle coco al problema. Haciendo cuentas, la suma del impacto del aumento al predial es de exactamente 108,879,664.59 (con letra, como en los recibos: ciento ocho MILLONES ochocientos setenta y nueve mil seiscientos sesenta y cuatro pesos con cincuenta y nueve centavos). En pocas palabras, una cantidad bárbara de dinero.
Si nos ponemos a hacer cuentas y utilizamos los últimos datos del INEGI, podemos calcular que, si este impuesto se trasladara solamente a cada familia, como suele suceder con Movimiento Ciudadano, a cada uno de los hogares censales de Guadalajara le tocaría pagar aproximadamente 265 pesos más cada año. En una familia de escasos recursos, esa puede ser la diferencia entre pagar un recibo de luz o de agua (que peor tantito, no llega y cuando llega, llega sucia), o pagar la matrícula de un semestre de licenciatura en la benemérita Universidad de Guadalajara. En pocas palabras, es, como les dije, un robo en despoblado.
Obviamente, en el grupo edilicio de MORENA en el Cabildo de Guadalajara no nos vamos a quedar callados bajo ninguna circunstancia ante un golpe más de Lemus y sus secuaces que nos siguen sonriendo con descaro con cada trácala nueva que se inventan. Por supuesto que en la comisión respectiva y en el pleno nos vamos a oponer, con toda la fuerza, al aumento a este impuesto que sí, es importante, pero que, en la manera en la que fue presentado, afecta de manera injusta y desproporcionada a las familias tapatías.
Es más, para no dejar, aquí les adelanto la propuesta que haremos en su momento. Si el Ayuntamiento de Guadalajara se pone el cinturón de la austeridad que nos ha mostrado el Presidente Andrés Manuel López Obrador, con moverle menos del uno por ciento del presupuesto podemos lograr no subirle al predial y algo todavía mejor: sumarnos a la iniciativa que pone nuestro Presidente en la mesa para que todos los servicios médicos que brinda el municipio sean completamente gratuitos. ¿Cómo? Trasladando el presupuesto asignado para este rubro hacia el capítulo 4400 de ayudas sociales, que tiene una suficiencia presupuestal lo bastante amplia para que quepa y sobre el costo asignado para atender a nuestra gente en las consultas básicas y servicios de urgencia que requiere.
En fin. Si algo he aprendido en estos años de servicio público es que así como es fácil para algunos, los de toda la vida, agarrar el dinero de la gente como bolsa privada, para los que sí aprendimos a servir con honestidad al pueblo nada es imposible. Se trata de ampliar nuestra visión y aprender a poner al centro las demandas del pueblo a fin de transformarlas en soluciones. ¡Claro que se puede, y claro que estamos más cerca de transformar Jalisco para siempre!
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