De acuerdo a la Teoría del Urbanismo mas ilustrado el caos vial en las ciudades capitalistas llegó para quedarse, pero cuando ese grave problema es acompañando por un crecimiento irracional de los vehículos automotores y muy poco de las nuevas tecnologías para el transporte masivo, el caos se agudiza.
Circunstancias que se agravan a partir de los siguientes fenómenos fundamentales:
1. La aparición de poblaciones dormitorio que cada día requieren mayores alternativas de transporte.
2. Expulsión de la clase trabajadora hacia las regiones marginadas y alejadas de la mejor infraestructura urbana.
3. La aparición de regiones exclusivas de alta plusvalía inmobiliaria donde los gobiernos locales prefieren invertir mayores cantidades de recursos públicos.
4. Toma de decisiones paliativas como nuevas formas de transporte a veces tímidas, y la mayoría de las veces insuficientes.
5. La aparición de núcleos habitacionales de altísima plusvalía sin ampliar la movilidad y la infraestructura para los peatones en sus alrededores.
Es el punto numero 4 el que podríamos haber experimentado el día de ayer cuando se hace publicidad, y la aplaudimos de una u otra forma, la inversión en un sistema de transporte masivo denominado pomposamente “macroperiférico”. Y que si bien prioriza el transporte colectivo de los ciudadanos también demostró la capacidad limitada del gobierno para operar decisiones técnicamente viables y mas allá de los intereses políticos entretejidos.
El hecho de haber dejado fuera de este modelo de movilidad a un municipio tan poblado por gente trabajadora como Tonalá, al solo considerar rutas de conexión a la que anteriormente era el derrotero de la línea 380 del transporte urbano, quiere decir, que también debieron obviar las necesidades de transportarse a la línea troncal principal del periférico desde regiones donde puede significar un largo derrotero de transporte a bordo de autobuses maltrechos, insalubres y peligrosos. Me refiero al derecho al transporte público colectivo que también tienen millones de habitantes de las colonias marginadas en los municipios de Tlajomulco, Tlaquepaque y Zapopan a quienes se les vendió la idea de un gran avance tecnológico en la movilidad que no resultará tanto.
No es pesimismo, sino la obviedad de lo presentado en las primeras horas cuando hubo confusión, falta de información y, en varios casos, los accidentes viales y el conflicto vehicular cotidiano. Es decir, pareciera la misma gata pero revolcada, por lo pronto.
El dedo sobre la necesaria Línea 4 del Tren Eléctrico, además de una mayor infraestructura para la movilidad peatonal y una mayor seguridad para todos los habitantes del Área Metropolitana de Guadalajara, deberían ser factores a considerarse en cualquier proyecto de transporte masivo y no como una solución sexenal de la cual se esperan mas aplausos que beneficios.
Y eso sería aun sin considerar que los 180 mil pasajeros en el Macrobús en su primer día son una aspirina para millones de tapatíos que demandan un mejor Sistema de Transporte Público Masivo.