Más de alguna vez hemos escuchado de personas que nos visitan del extranjero, que somos un país rico en recursos naturales lo que ha permitido que históricamente nos hayamos distinguido por ser un país con importancia en la industria agrícola, con producción importante en diversos productos como son; Jitomate, Aguacate, Maíz, Sorgo, Agave y un sin fin de frutas y hortalizas, la diversidad de climas y tipos de tierra permite que prácticamente lo que se siembre se pueda cosechar.
Uno de los sectores agro-industriales que está en pleno apogeo y en los inicios del esplendor es el Vitivinícola, donde ha crecido importantemente a la largo y ancho de México con presencia por lo menos en 7 estados y 14 regiones.
No obstante que ésta industria se estableció en México y abrió la primera bodega devino (Casa Madero), en el siglo XVI, habiendo sido la primera en todo América, por diversas razones el desarrollo de este sector ha resurgido con fuerza durante los últimos 20 años y en especial en la región de Valle de Guadalupe en Baja California.
No obstante que la producción de vino tiene poco más de 400 años en el país y que el consumo per cápita se ha triplicado en menos de 10 años, siendo hoy en día el promedio de consumo de 1.2 litros anuales por habitante, también es cierto que la producción y el consumo de esta bebida derivada de la fermentación de la uva, todavía no llega a consolidarse, para lograrlo deberá resolver algunos retos.
Entre los grandes retos que se deben resolver por los productores de vino son las cargas impositivas, la inseguridad en el país y lo complicado de acceder a los canales de distribución. Para resolver el primer obstáculo, es importante que el gobierno incentive fiscalmente a este sector para impulsar la gran industria del Vino Mexicano ,como históricamente se ha hecho con el sector agropecuario y ganadero permitiendo hacer más accesibles en cuanto a precio el producto final, por otro lado, el gobierno también debería garantizar la seguridad de las inversiones mexicanas como la de cada ciudadano que arriesga su patrimonio para generar fuentes de empleo y apostar por el desarrollo económico del país.
Habiendo resuelto las tasas impositivas locales, estatales y federales, así como el de seguridad, facilitaría el acceso de bodegas pequeñas y medianas a los canales de distribución que hoy en día, las bodegas grandes y más antiguas impiden el acceso a los mercados tradicionales como lo son las tiendas de conveniencia o supermercados.
Gracias a la pandemia se ha acelerado un canal ya existente de distribución que es el digital y que está permitiendo que más y más personas tengan acceso a los vinos de todo el mundo por esta vía y que si las bodegas mexicanas se ponen atentas podrían lograr la distribución y mayor aceptación de vinos para todo tipo de gustos, además de incrementar los 500 millones de dólares anuales que ésta industria genera y permita que se sigan generando miles de empleos directos e indirectos.
En esta ocasión las preguntas que tengo para el lector son ¿conoces algún viñedo que produzca vino en tu estado? ¿invertirías en vinos mexicanos?
Y parare cerrar con broche de oro esta columna de análisis, Brindo con la copa en alto por los primeros 80 años del periódico el Occidental, Salud!!!
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