/ martes 20 de agosto de 2024

Los Hechos | Sheinbaum ¿cuál de las 2 conciliaciones?

El interesante mensaje que Claudia Sheinbaum dirigió a los mexicanos al ser declarada formalmente como presidenta electa de México, emocionó a integrantes de diferentes sectores de México. Y los ha hecho soñar con el país que todos deseamos.

Tanto miembros de las clases medias y bajas, así como representantes de las más altas, consideraron que el panorama que se presenta respecto al gobierno que está por empezar, les tendrá que favorecer.

Y es que el discurso fue bueno, muy bueno, ya que Claudia dijo a los mexicanos lo que siempre han querido escuchar, o sea que con su arribo a la Jefatura de la Nación “nadie tiene nada que temer” ya que habrá respeto para todos y se defenderá decididamente la autonomía de los poderes. Y fue firma al señalar que la conciliación entre todos los que ocupamos el hogar patrio será el espíritu que prive en el próximo sexenio.

Para empezar, tal pronunciamiento nos ha hecho recordar el comentario que hicimos en esta columna poco antes de las elecciones, al anticipar que si en los comicios ganaran los de la oposición tal vez la situación de México seguiría atorada debido al predominio de los intereses conservadores y ello afectaría sobre todo a los pobres. Pero que si en cambio triunfara Claudia Sheinbaum, los ricos no tendrían nada que perder, puesto que seguirían siendo ricos y solamente tendría que aceptar un equilibrio un poquito más equitativo en lo que trata a la justicia social.

Y con lo que dijo la presidenta electa en la ceremonia aludida, se confirma de alguna manera esta presunción que habíamos hecho. Habiendo acuerdos, nadie tiene nada qué temer.

Sin embargo –y aquí está lo importante de la cuestión- es que seguramente cada uno de los involucrados podría interpretar a su conveniencia el planteamiento hecho. Y esto, porque es bien sabido que los grupos poderosos consideran el término “conciliación”, como el regreso al entendimiento entre el gobierno y el sector privado y la conservación de la posición que desde hace tiempo tienen.

Sin embargo, para las mayorías “conciliar” quiere decir conseguir arreglos en que lleguen a un punto de coincidencia las metas de los poderosos y las necesidades vitales de los grupos mayoritarios. La riqueza no tiene por qué estar reñida con una mínima situación de justicia social, consideran los expertos.

Siendo así las cosas, lo que está pendiente de confirmar es a cuál de estas dos fórmulas se refería la señora Claudia al hablar de la conciliación que se buscará durante la próxima administración.

Por lo pronto, se observa que los bombardeos mediáticos y supuestamente legales que los poderosos instrumentan para presionar al presidente actual y a la entrante, se mantienen en el orden del día; de lo que se desprende que los impulsores de la conciliación de arriba, quieren asegurarse que ésta sea la que se imponga. Aunque los promotores de la conciliación de abajo, se siguen defendiendo hasta donde se puede.


El interesante mensaje que Claudia Sheinbaum dirigió a los mexicanos al ser declarada formalmente como presidenta electa de México, emocionó a integrantes de diferentes sectores de México. Y los ha hecho soñar con el país que todos deseamos.

Tanto miembros de las clases medias y bajas, así como representantes de las más altas, consideraron que el panorama que se presenta respecto al gobierno que está por empezar, les tendrá que favorecer.

Y es que el discurso fue bueno, muy bueno, ya que Claudia dijo a los mexicanos lo que siempre han querido escuchar, o sea que con su arribo a la Jefatura de la Nación “nadie tiene nada que temer” ya que habrá respeto para todos y se defenderá decididamente la autonomía de los poderes. Y fue firma al señalar que la conciliación entre todos los que ocupamos el hogar patrio será el espíritu que prive en el próximo sexenio.

Para empezar, tal pronunciamiento nos ha hecho recordar el comentario que hicimos en esta columna poco antes de las elecciones, al anticipar que si en los comicios ganaran los de la oposición tal vez la situación de México seguiría atorada debido al predominio de los intereses conservadores y ello afectaría sobre todo a los pobres. Pero que si en cambio triunfara Claudia Sheinbaum, los ricos no tendrían nada que perder, puesto que seguirían siendo ricos y solamente tendría que aceptar un equilibrio un poquito más equitativo en lo que trata a la justicia social.

Y con lo que dijo la presidenta electa en la ceremonia aludida, se confirma de alguna manera esta presunción que habíamos hecho. Habiendo acuerdos, nadie tiene nada qué temer.

Sin embargo –y aquí está lo importante de la cuestión- es que seguramente cada uno de los involucrados podría interpretar a su conveniencia el planteamiento hecho. Y esto, porque es bien sabido que los grupos poderosos consideran el término “conciliación”, como el regreso al entendimiento entre el gobierno y el sector privado y la conservación de la posición que desde hace tiempo tienen.

Sin embargo, para las mayorías “conciliar” quiere decir conseguir arreglos en que lleguen a un punto de coincidencia las metas de los poderosos y las necesidades vitales de los grupos mayoritarios. La riqueza no tiene por qué estar reñida con una mínima situación de justicia social, consideran los expertos.

Siendo así las cosas, lo que está pendiente de confirmar es a cuál de estas dos fórmulas se refería la señora Claudia al hablar de la conciliación que se buscará durante la próxima administración.

Por lo pronto, se observa que los bombardeos mediáticos y supuestamente legales que los poderosos instrumentan para presionar al presidente actual y a la entrante, se mantienen en el orden del día; de lo que se desprende que los impulsores de la conciliación de arriba, quieren asegurarse que ésta sea la que se imponga. Aunque los promotores de la conciliación de abajo, se siguen defendiendo hasta donde se puede.