/ miércoles 5 de junio de 2024

Los Hechos | Los Horizontes de Claudia; Xóchitl no se rinde


Este 2 de Junio se cumplió el adelanto que habíamos hecho sobre un probable triunfo de Claudia Sheinbaum en la campaña por la Presidencia de México. Tal como se ha podido observar, la victoria de la morenista fue por muy amplio margen, de tal manera que fue recibida como un triunfo indiscutible; para muchos aplastante.

La elección de la regente con licencia ya se veía venir, tanto por el excelente nivel de su campaña, como por las deficiencias en la cruzada de su principal opositora. Independientemente de que los sectores económicos que durante un tiempo manifestaron inconformidades contra la Cuarta Transformación de López Obrador, decidieron expresar su solidaridad con Claudia. Es decir que desde antes de los comicios, prácticamente todo México estaba con la morenista.

Por eso fue que la Sheinbaum se encumbró en toda la línea y no hubo nada que empañara su declaración de triunfadora este 2 de Junio.

Independientemente de que –y esto es verdaderamente de tomarse en cuenta- al conocerse los resultados del conteo rápido, mandatarios de diferentes países del mundo, incluyendo al de Estados Unidos, Joe Biden, la felicitaron y con ello, le dieron lo que podría considerarse un “plácet” político respecto a la declaración de presidenta electa que se ha hecho.

Ahora bien, si alguien se preguntara porqué ese cambio de opinión de parte de los sectores que parecían oponerse a la candidatura de Claudia. La respuesta es sencilla y ya la habíamos anticipado en una columna reciente: Sheinbaum no es una copia al carbón de López Obrador, cuyas acciones hasta cierto punto izquierdistas habían incomodado a los del poder económico. Hace tiempo, el aún presidente fue calificado como un político de centro-derecha, con banderas de izquierda. Empero, ya en el terreno de los hechos, se advirtió que López Obrador impulsó programas de corte evidentemente nacionalista.

Ahora bien, Sheinbaum seguramente continuará con la aplicación de la Cuarta Transformación, pero lo hará de manera más tersa; sin enfrentamientos y más bien con acuerdos. Lo cual no podría considerarse como un retroceso, sino más bien como un ajuste de criterios y de estilos. Lejos, muy lejos, de una posición radical, recalcitrante.

Podemos recordar que hace unos años, al principio de la administración de Andrés Manuel, habíamos comentado en esta columna que el Peje había podido llegar a la presidencia por una mutación que hizo, al pasar del radicalismo al pragmatismo. Y con Claudia, todo hace pensar que el pragmatismo será aún más evidente.

Pero algo debe quedar muy claro: López Obrador ya no es el que va a mandar. El espíritu de su plan probablemente permanecerá, pero aplicado de manera más suave. No imposiciones, sino entendimiento. Al estilo de Claudia.

Y vendrán como lo hemos expresado en esta columna, 6 años de paz. Saldrá ganando el país, porque aunque no se logren los niveles de justicia ideales, sí se reducirá la pugna de los sectores y podremos vivir tal vez mejor.

La posición de Xóchitl Gálvez es historia aparte. Primero dijo que reconocía el triunfo electoral de Claudia. Después corrigió y declaró que se mantendrá en pie de lucha, como árbitro y como juez al mismo tiempo, del desempeño del nuevo gobierno morenista. Exigirá al gobierno de Claudia cumpla con los mandamientos del pueblo y si no lo hace, organizará protestas masivas. Pero bueno, falta ver si se cumple con esa amenaza o se da nueva marcha atrás a lo que se expresa.


Este 2 de Junio se cumplió el adelanto que habíamos hecho sobre un probable triunfo de Claudia Sheinbaum en la campaña por la Presidencia de México. Tal como se ha podido observar, la victoria de la morenista fue por muy amplio margen, de tal manera que fue recibida como un triunfo indiscutible; para muchos aplastante.

La elección de la regente con licencia ya se veía venir, tanto por el excelente nivel de su campaña, como por las deficiencias en la cruzada de su principal opositora. Independientemente de que los sectores económicos que durante un tiempo manifestaron inconformidades contra la Cuarta Transformación de López Obrador, decidieron expresar su solidaridad con Claudia. Es decir que desde antes de los comicios, prácticamente todo México estaba con la morenista.

Por eso fue que la Sheinbaum se encumbró en toda la línea y no hubo nada que empañara su declaración de triunfadora este 2 de Junio.

Independientemente de que –y esto es verdaderamente de tomarse en cuenta- al conocerse los resultados del conteo rápido, mandatarios de diferentes países del mundo, incluyendo al de Estados Unidos, Joe Biden, la felicitaron y con ello, le dieron lo que podría considerarse un “plácet” político respecto a la declaración de presidenta electa que se ha hecho.

Ahora bien, si alguien se preguntara porqué ese cambio de opinión de parte de los sectores que parecían oponerse a la candidatura de Claudia. La respuesta es sencilla y ya la habíamos anticipado en una columna reciente: Sheinbaum no es una copia al carbón de López Obrador, cuyas acciones hasta cierto punto izquierdistas habían incomodado a los del poder económico. Hace tiempo, el aún presidente fue calificado como un político de centro-derecha, con banderas de izquierda. Empero, ya en el terreno de los hechos, se advirtió que López Obrador impulsó programas de corte evidentemente nacionalista.

Ahora bien, Sheinbaum seguramente continuará con la aplicación de la Cuarta Transformación, pero lo hará de manera más tersa; sin enfrentamientos y más bien con acuerdos. Lo cual no podría considerarse como un retroceso, sino más bien como un ajuste de criterios y de estilos. Lejos, muy lejos, de una posición radical, recalcitrante.

Podemos recordar que hace unos años, al principio de la administración de Andrés Manuel, habíamos comentado en esta columna que el Peje había podido llegar a la presidencia por una mutación que hizo, al pasar del radicalismo al pragmatismo. Y con Claudia, todo hace pensar que el pragmatismo será aún más evidente.

Pero algo debe quedar muy claro: López Obrador ya no es el que va a mandar. El espíritu de su plan probablemente permanecerá, pero aplicado de manera más suave. No imposiciones, sino entendimiento. Al estilo de Claudia.

Y vendrán como lo hemos expresado en esta columna, 6 años de paz. Saldrá ganando el país, porque aunque no se logren los niveles de justicia ideales, sí se reducirá la pugna de los sectores y podremos vivir tal vez mejor.

La posición de Xóchitl Gálvez es historia aparte. Primero dijo que reconocía el triunfo electoral de Claudia. Después corrigió y declaró que se mantendrá en pie de lucha, como árbitro y como juez al mismo tiempo, del desempeño del nuevo gobierno morenista. Exigirá al gobierno de Claudia cumpla con los mandamientos del pueblo y si no lo hace, organizará protestas masivas. Pero bueno, falta ver si se cumple con esa amenaza o se da nueva marcha atrás a lo que se expresa.