/ martes 21 de mayo de 2024

Los Hechos | Credulidad traidora; la Ola de Cieno

Nadie puede negar que durante la actual campaña electoral hay grupos participantes que han llevado al extremo las acciones de propaganda, o sea que ante la inocultable ansiedad por ganar el voto de la población, hay quienes supuestamente no sólo han rebasado los límites de la moral, sino hasta de la ley.

La propaganda es insólita y su estilo también, de tal forma que los observadores que tienen la facultad de explicar los hechos con metáforas, la observan como una verdadera “marea negra”, como una ola de cieno que en un momento dado podría influir en la voluntad de los mexicanos.

Después de asentar lo anterior, algunos podrían decir que se exagera, pero no es así, ya que hasta los protagonistas más inocentes de la campaña, han afirmado o han admitido que hay una “guerra sucia” en el combate que se libra por los puestos de mando en la ciudad, en el estado y en el país. Palabras más, palabras menos, se trata de una gran ola de lodo que en un descuido, podría abarcar más de lo que algunos creen.

El problema ya en sí se presenta como una situación delicada, pero su envergadura aumenta si se agrega a estas infaustas acciones, la credulidad que se extiende en gran parte de los conciudadanos a quienes van dirigidos estos mensajes. Se trata de una credulidad traidora.

Y no es que la gente crea todo lo que le dicen, pero ya los conocedores saben que a base de repetir algo que es inexacto, se acaba por convencer o cuando menos meter la duda, en aquellos que son receptores de tales afirmaciones. O sea que, como dijimos antes, la situación se complica debido a que con eso de la guerra sucia, tal pareciera que una ola de lodo se cierne sobre la voluntad de gran parte de la población.

Ahora bien, poner al descubierto los trucos que se utilizan para convencer a la gente no es una tarea fácil porque el campo es muy extenso, pero hacer un juicio acertado del escenario tampoco es cosa de otro planeta y basta con hacer un rápido análisis del contenido de gran parte de la propaganda, para poder separar lo verdadero de lo falso.

Cabe señalar que la estrategia de quienes han levantado esta ola es bastante elemental, pues en gran parte consiste de alabar al propio y denostar al contrario. Un truco bastante viejo, pero que por lo visto hay quienes piensan que sigue dando resultado.

Finalmente, lo que la gente bien intencionada espera es que los ciudadanos abran bien los ojos y se den cuenta de qué es en realidad lo que le conviene a la comunidad. Que su credulidad no sea un campo fértil para quienes no merecen su confianza. La creencia son buenas, siempre y cuando tengan como base el conocimiento a fondo de aquello en lo que se cree. La experiencia puede ser igualmente, una base de primera importancia para hacer un juicio acertado.

Nadie puede negar que durante la actual campaña electoral hay grupos participantes que han llevado al extremo las acciones de propaganda, o sea que ante la inocultable ansiedad por ganar el voto de la población, hay quienes supuestamente no sólo han rebasado los límites de la moral, sino hasta de la ley.

La propaganda es insólita y su estilo también, de tal forma que los observadores que tienen la facultad de explicar los hechos con metáforas, la observan como una verdadera “marea negra”, como una ola de cieno que en un momento dado podría influir en la voluntad de los mexicanos.

Después de asentar lo anterior, algunos podrían decir que se exagera, pero no es así, ya que hasta los protagonistas más inocentes de la campaña, han afirmado o han admitido que hay una “guerra sucia” en el combate que se libra por los puestos de mando en la ciudad, en el estado y en el país. Palabras más, palabras menos, se trata de una gran ola de lodo que en un descuido, podría abarcar más de lo que algunos creen.

El problema ya en sí se presenta como una situación delicada, pero su envergadura aumenta si se agrega a estas infaustas acciones, la credulidad que se extiende en gran parte de los conciudadanos a quienes van dirigidos estos mensajes. Se trata de una credulidad traidora.

Y no es que la gente crea todo lo que le dicen, pero ya los conocedores saben que a base de repetir algo que es inexacto, se acaba por convencer o cuando menos meter la duda, en aquellos que son receptores de tales afirmaciones. O sea que, como dijimos antes, la situación se complica debido a que con eso de la guerra sucia, tal pareciera que una ola de lodo se cierne sobre la voluntad de gran parte de la población.

Ahora bien, poner al descubierto los trucos que se utilizan para convencer a la gente no es una tarea fácil porque el campo es muy extenso, pero hacer un juicio acertado del escenario tampoco es cosa de otro planeta y basta con hacer un rápido análisis del contenido de gran parte de la propaganda, para poder separar lo verdadero de lo falso.

Cabe señalar que la estrategia de quienes han levantado esta ola es bastante elemental, pues en gran parte consiste de alabar al propio y denostar al contrario. Un truco bastante viejo, pero que por lo visto hay quienes piensan que sigue dando resultado.

Finalmente, lo que la gente bien intencionada espera es que los ciudadanos abran bien los ojos y se den cuenta de qué es en realidad lo que le conviene a la comunidad. Que su credulidad no sea un campo fértil para quienes no merecen su confianza. La creencia son buenas, siempre y cuando tengan como base el conocimiento a fondo de aquello en lo que se cree. La experiencia puede ser igualmente, una base de primera importancia para hacer un juicio acertado.