De unas semanas a la fecha nuestro país ha sido escenario de una de las pugnas políticas más encarnizadas de la historia.
Los enfrentamientos de unos bandos contra otros no solamente han sido feroces, sino que tristemente han descendido a niveles de insultos, infundios y todo tipo de bajezas. Aparte de que amenazan con llegar a los brotes de violencia.
La pelea es abierta y para usar un término deportivo, ha adquirido visos de una lucha libre de la más baja calidad, con piquetes a los ojos y todas esas cosas. La seriedad ha quedado en el olvido.
Básicamente, la intranquilidad es lo que impera en gran parte de nuestro territorio. Y como ya señalamos, los pleitos han sido equiparados a los cañonazos de lodo.
Sin embargo, de repente y ante la proximidad del cambio de estafeta en el Gobierno de la República, quienes se han mantenido atentos al curso de los acontecimientos han visto algo así como una posibilidad de paz al instalarse Claudia Sheinbaum en la silla presidencial.
Se apunta lo anterior considerando que gran parte de los ataques de parte de figuras de la política y de otros sectores de la sociedad, han sido dirigidos al presidente saliente, Andrés Manuel López Obrador y a algunos de sus programas principales, como es en la actualidad la Reforma Judicial.
Los contrincantes de la actual administración pública han brotado por todos lados y le han dicho al “Peje” hasta de qué se va a morir, como se dice en la terminología popular.
Empero, en lo que trata a la presidenta electa, se le ha guardado respeto y se le ha mantenido al margen de las escaramuzas. Esto, no obstante que ella ha dado la razón a la Reforma Judicial y se ha manifestado como nueva abanderada de la Cuarta Transformación.
Y ha sido precisamente por esta actitud de discreción ante la futura presidenta de la República, que se ve la posibilidad de que esta posición de prudencia de parte de los críticos se mantenga una vez que ella asuma su nueva e importante responsabilidad.
Debemos señalar que para que esto suceda faltan ya solamente escasas dos semanas, por lo que si así ocurriera, la zozobra en que vive el país podría terminar en pocos días.
En una de nuestras columnas anteriores, titulada “Los Horizontes de Claudia”, apuntábamos que en su arribo al liderazgo del Poder Ejecutivo, Claudia Seinbaum podría instaurar un régimen más moderado que el del AMLO y así podríamos esperar seis años de tranquilidad.
Y por lo visto no somos los únicos que pensamos así, pues como señalamos líneas atrás, ha sido desde ahora que líderes de la oposición han mantenido respeto ante la figura de la presidenta electa. Tienen la esperanza de que todo pueda estar bajo control.
Claro que nada está escrito, porque precisamente esto de que hablamos no deja de ser una expectativa. Aunque al mismo tiempo, una posibilidad que puede convertirse en realidad.
La pacificación política y social podría estar a la vuelta de la esquina.