/ lunes 8 de julio de 2024

Los desafíos del Primer Ministro

Keir Rodney Starmer, es el nuevo Primer Ministro del Reino Unido (Gran Bretaña e Irlanda del Norte); ha asumido su cargo después de una contundente victoria sobre los conservadores; pertenece al partido laborista, de ideología centroizquierdista.

Los británicos decidieron dar un giro de timón, tras 14 años de administración conservadora, porque a lo largo del tiempo se percataron de que se encontraban “insatisfechos y fragmentados” como declararon a reporteros de The New York Times.

El arribo del abogado Keir Starmer a la oficina del número 10 de Downing Street, que es la residencia oficial y lugar de trabajo del Primer Ministro del Reino Unido, va acompañado de una gran responsabilidad, para volver a lograr la satisfacción de los gobernados con su gobierno, y sobre todo, la tarea de la reunificación. El Primer Ministro tiene mucha capacidad de maniobra, pues entre sus facultades está la designación de los altos cargos de la Iglesia de Inglaterra, nombrar jueces y conceder títulos nobiliarios vitalicios.

La trayectoria de Starmer es esperanzadora; en el año 2014 recibió el Título de Caballero, en mérito a su brillante desempeño como Director del Ministerio Público, la Fiscalía Penal de mayor rango en Inglaterra y Gales; este jurista, a los 50 años después de estar ejerciendo su profesión llegó a la Cámara de los Comunes y de allí dio el salto a la Dirección Ministerial. Una carrera ascendente sin duda.

Ahora tiene el cargo más importante de su carrera. Tendrá enfrente enormes desafíos, sobre todo en el aspecto económico y en el manejo de la política sobre migración, donde encontrará un enorme ojo vigilante en el nuevo partido, el REFORM. U. K. una agrupación política antiinmigrante, que obtuvo en las pasadas elecciones, el 14 por ciento de los votos y cinco asientos en el Parlamento y va en ascenso en la aceptación de los británicos precisamente por su abocamiento al tema migratorio y no será un partido vigilante sino agudo crítico a la oferta de soluciones a este tremendo problema que representa la inmigración ilegal.

Reino Unido, Italia, Alemania, Grecia, Francia y Estados Unidos enfrentan un severo problema con la migración procedente de Africa principalmente; Las medidas de sus gobiernos han sido insuficientes para trazar un marco regulatorio adecuado y en no pocas ocasiones se han desatado crisis humanitarias que han puesto en serios predicamentos tanto a los gobiernos receptores como a las ONG´S.

La prudencia y la concordia que han sido los elementos principales en el desempeño profesional de Starmer, parecen haber ofrecido a los británicos la esperanza de que su economía mejore, las relaciones continentales mejoren y, sobre todo, que las políticas en materia de migración sean las adecuadas y el formidable desafío que representa la escasez de vivienda.

Un reto enorme tiene este abogado de 61 años, egresado de la Universidad de Leeds, post graduado en Oxford, de extracción modesta económicamente hablando, y que trae entre sus credenciales la experiencia adquirida en materia de derechos humanos defendiendo a condenados a muerte en el Caribe y en África.

Los británicos, a diferencia del electorado francés, abandonaron la derecha conservadora para cambiarse de carril, esta vez por el de centro-izquierda que representa el partido laborista, después de 14 años ausente del manejo de las riendas del gobierno y confían en su nuevo Primer Ministro para que los lleve de nuevo a los niveles a los que los acostumbraron Winston Churchil en tiempos del Rey Jorge VI y Margaret Tatcher en tiempos de la Reina Isabel II. Suerte a los Británicos.

Keir Rodney Starmer, es el nuevo Primer Ministro del Reino Unido (Gran Bretaña e Irlanda del Norte); ha asumido su cargo después de una contundente victoria sobre los conservadores; pertenece al partido laborista, de ideología centroizquierdista.

Los británicos decidieron dar un giro de timón, tras 14 años de administración conservadora, porque a lo largo del tiempo se percataron de que se encontraban “insatisfechos y fragmentados” como declararon a reporteros de The New York Times.

El arribo del abogado Keir Starmer a la oficina del número 10 de Downing Street, que es la residencia oficial y lugar de trabajo del Primer Ministro del Reino Unido, va acompañado de una gran responsabilidad, para volver a lograr la satisfacción de los gobernados con su gobierno, y sobre todo, la tarea de la reunificación. El Primer Ministro tiene mucha capacidad de maniobra, pues entre sus facultades está la designación de los altos cargos de la Iglesia de Inglaterra, nombrar jueces y conceder títulos nobiliarios vitalicios.

La trayectoria de Starmer es esperanzadora; en el año 2014 recibió el Título de Caballero, en mérito a su brillante desempeño como Director del Ministerio Público, la Fiscalía Penal de mayor rango en Inglaterra y Gales; este jurista, a los 50 años después de estar ejerciendo su profesión llegó a la Cámara de los Comunes y de allí dio el salto a la Dirección Ministerial. Una carrera ascendente sin duda.

Ahora tiene el cargo más importante de su carrera. Tendrá enfrente enormes desafíos, sobre todo en el aspecto económico y en el manejo de la política sobre migración, donde encontrará un enorme ojo vigilante en el nuevo partido, el REFORM. U. K. una agrupación política antiinmigrante, que obtuvo en las pasadas elecciones, el 14 por ciento de los votos y cinco asientos en el Parlamento y va en ascenso en la aceptación de los británicos precisamente por su abocamiento al tema migratorio y no será un partido vigilante sino agudo crítico a la oferta de soluciones a este tremendo problema que representa la inmigración ilegal.

Reino Unido, Italia, Alemania, Grecia, Francia y Estados Unidos enfrentan un severo problema con la migración procedente de Africa principalmente; Las medidas de sus gobiernos han sido insuficientes para trazar un marco regulatorio adecuado y en no pocas ocasiones se han desatado crisis humanitarias que han puesto en serios predicamentos tanto a los gobiernos receptores como a las ONG´S.

La prudencia y la concordia que han sido los elementos principales en el desempeño profesional de Starmer, parecen haber ofrecido a los británicos la esperanza de que su economía mejore, las relaciones continentales mejoren y, sobre todo, que las políticas en materia de migración sean las adecuadas y el formidable desafío que representa la escasez de vivienda.

Un reto enorme tiene este abogado de 61 años, egresado de la Universidad de Leeds, post graduado en Oxford, de extracción modesta económicamente hablando, y que trae entre sus credenciales la experiencia adquirida en materia de derechos humanos defendiendo a condenados a muerte en el Caribe y en África.

Los británicos, a diferencia del electorado francés, abandonaron la derecha conservadora para cambiarse de carril, esta vez por el de centro-izquierda que representa el partido laborista, después de 14 años ausente del manejo de las riendas del gobierno y confían en su nuevo Primer Ministro para que los lleve de nuevo a los niveles a los que los acostumbraron Winston Churchil en tiempos del Rey Jorge VI y Margaret Tatcher en tiempos de la Reina Isabel II. Suerte a los Británicos.