/ lunes 12 de agosto de 2024

La sobrerrepresentación

Dos temas centrales han venido ocupando la cartelera distractora diseñada desde palacio nacional en los últimos meses, la reforma judicial y la sobrerrepresentación.

Por más protestas y marchas que haya, no se podrá evitar. Juristas de un lado y de otro han expresado razones y fundamentos, argumentos bien planteados para determinar una correcta interpretación del artículo 54 constitucional pero todo es en balde.

Algunos en desmedido afán de protagonismo, opinadores fáciles, incluso escriben el vocablo de manera errónea, pensando que no lleva doble erre, olvidando una regla de la RAE, que indica que cuando un prefijo como es -sobre- va a ser añadido a otro vocablo que inicia con vocal, si no lleva una separación con un guion, deberá escribirse con doble erre intermedia, así que está bien escrito sobrerrepresentación.

Bueno, dejando de lado las cuestiones ortográficas, la intención de la aplanadora oficialista es contar con mayoría en el congreso para aprobar las reformas propuestas por el presidente y las que vayan a seguirse presentando por la ahora sí, presidenta electa Doña Claudia.

Todas las discusiones sobre el tema serán irrelevantes en pocos días. Es un hecho que habrá la tal sobrerrepresentación, y aunque los más o menos conocedores del derecho entendemos como está eso del 8% excedente y la forma de calcular el privilegio de las plurinominales y demás aderezos de esta ensalada de voluntades, el pueblo en general no entiende ni el concepto y sus efectos y consecuencias.

A la masa lo que le interesa, es que le sigan dando sus pensiones a tiempo y seguir escuchando el discurso de que todo marcha bien, que se han reducido los índices de violencia, que somos autosuficientes en gasolinas y petróleo, que tenemos un sistema de salud de primera línea, que se acabó el huachicol, que se ha reducido la corrupción y que primero están los pobres, ah y desde luego que los culpables de todos los males de México son los malditos conservadores.

Los temas de la reforma al poder judicial y de la sobrerrepresentación son los que acaparan las primeras planas y los encabezados de los noticieros. Eficaces distractores, que sin ser cosa menor, sí evitan las referencias a los grandes fracasos de este gobierno y los cuestionamientos.

Como fue desde el inicio del sexenio, la agenda nacional se dicta desde la mañanera; todo mundo de alinea y como orquesta bien acoplada sigue la batuta de su director.

Toscanini, Bernstein, Baremboim, Karajan, Petra, Alondra, Silvia Sanz, Dudamel, grandes directores envidiarían la magistral batuta de Andrés Manuel, quien pone a todo mundo a bailar al son que le pone. Vaya Director de Orquesta.

Ahí tenemos a la mismísima Presidenta electa, Doña Claudia, que en lugar de quedarse los fines de semana en casa dándole los toques finales a su plan de gobierno, tiene que andar de comparsa del ídolo que se despide de las masas en su tour del adiós. La mano que mece la cuna es la de Andrés Manuel.

Para entender que es la sobrerrepresentación, me permito traer a colación aquél viejo slogan de una tableta efervescente cuyo compuesto básico es el ácido acetil salicílico, para más señas envuelta en un plástico de color azul y decía “ Nadie sabe cómo alivia pero todos saben que sí alivia”.

De la misma manera, muchos no saben ni siquiera escribir la palabreja, pero para entenderla se la explico fácil: habrá aplanadora, carro completo, máquina bien aceitada en el congreso para aprobar a como dé lugar, sea como sea, cueste lo que cueste y le pese a quien le pese, cuanta sandez revestida de reforma se le ocurra al ahora ocupante de Palacio Nacional y tal vez las que se le sigan ocurriendo y nos mande desde su rancho, claro, si Doña Claudia, no le pone un límite y gobierna con más razón que emoción, y sabrá entender que no gobernará en agradecimiento permanente a la voluntad de un solo hombre sino a todos los mexicanos hayamos votado o no por ella y su proyecto de nación.

Dos temas centrales han venido ocupando la cartelera distractora diseñada desde palacio nacional en los últimos meses, la reforma judicial y la sobrerrepresentación.

Por más protestas y marchas que haya, no se podrá evitar. Juristas de un lado y de otro han expresado razones y fundamentos, argumentos bien planteados para determinar una correcta interpretación del artículo 54 constitucional pero todo es en balde.

Algunos en desmedido afán de protagonismo, opinadores fáciles, incluso escriben el vocablo de manera errónea, pensando que no lleva doble erre, olvidando una regla de la RAE, que indica que cuando un prefijo como es -sobre- va a ser añadido a otro vocablo que inicia con vocal, si no lleva una separación con un guion, deberá escribirse con doble erre intermedia, así que está bien escrito sobrerrepresentación.

Bueno, dejando de lado las cuestiones ortográficas, la intención de la aplanadora oficialista es contar con mayoría en el congreso para aprobar las reformas propuestas por el presidente y las que vayan a seguirse presentando por la ahora sí, presidenta electa Doña Claudia.

Todas las discusiones sobre el tema serán irrelevantes en pocos días. Es un hecho que habrá la tal sobrerrepresentación, y aunque los más o menos conocedores del derecho entendemos como está eso del 8% excedente y la forma de calcular el privilegio de las plurinominales y demás aderezos de esta ensalada de voluntades, el pueblo en general no entiende ni el concepto y sus efectos y consecuencias.

A la masa lo que le interesa, es que le sigan dando sus pensiones a tiempo y seguir escuchando el discurso de que todo marcha bien, que se han reducido los índices de violencia, que somos autosuficientes en gasolinas y petróleo, que tenemos un sistema de salud de primera línea, que se acabó el huachicol, que se ha reducido la corrupción y que primero están los pobres, ah y desde luego que los culpables de todos los males de México son los malditos conservadores.

Los temas de la reforma al poder judicial y de la sobrerrepresentación son los que acaparan las primeras planas y los encabezados de los noticieros. Eficaces distractores, que sin ser cosa menor, sí evitan las referencias a los grandes fracasos de este gobierno y los cuestionamientos.

Como fue desde el inicio del sexenio, la agenda nacional se dicta desde la mañanera; todo mundo de alinea y como orquesta bien acoplada sigue la batuta de su director.

Toscanini, Bernstein, Baremboim, Karajan, Petra, Alondra, Silvia Sanz, Dudamel, grandes directores envidiarían la magistral batuta de Andrés Manuel, quien pone a todo mundo a bailar al son que le pone. Vaya Director de Orquesta.

Ahí tenemos a la mismísima Presidenta electa, Doña Claudia, que en lugar de quedarse los fines de semana en casa dándole los toques finales a su plan de gobierno, tiene que andar de comparsa del ídolo que se despide de las masas en su tour del adiós. La mano que mece la cuna es la de Andrés Manuel.

Para entender que es la sobrerrepresentación, me permito traer a colación aquél viejo slogan de una tableta efervescente cuyo compuesto básico es el ácido acetil salicílico, para más señas envuelta en un plástico de color azul y decía “ Nadie sabe cómo alivia pero todos saben que sí alivia”.

De la misma manera, muchos no saben ni siquiera escribir la palabreja, pero para entenderla se la explico fácil: habrá aplanadora, carro completo, máquina bien aceitada en el congreso para aprobar a como dé lugar, sea como sea, cueste lo que cueste y le pese a quien le pese, cuanta sandez revestida de reforma se le ocurra al ahora ocupante de Palacio Nacional y tal vez las que se le sigan ocurriendo y nos mande desde su rancho, claro, si Doña Claudia, no le pone un límite y gobierna con más razón que emoción, y sabrá entender que no gobernará en agradecimiento permanente a la voluntad de un solo hombre sino a todos los mexicanos hayamos votado o no por ella y su proyecto de nación.