/ lunes 14 de octubre de 2024

La oportunidad maestra

La palabra cambio denota la acción o transición de un estado inicial a otro diferente, según se refiera a un individuo, objeto o situación. También puede referirse a la acción de sustituir o reemplazar algo. En el caso de México, cada seis años la elección presidencial reviste el cambio legal del poder ejecutivo, lo que permite el ajuste, la reorientación, la evaluación y el relanzamiento de programas, políticas públicas y acciones de gobierno. La ocasión no es nada menor, pues el refresco de mandos, modifica y perfecciona la maquinaria del poder, renueva al gabinete, reasigna responsabilidades, premia e incentiva a quienes merecen acceso a una mejor categoria en el servicio público y reacomoda la totalidad del juego, impactando en el todo político, regimen, sistema de partidos, actores lideres y generadores de poder, organismos cupulares, cazadores de coyunturas o circunstancias, asi que por ello, en la sociedad en general.

En el deber ser, todos los cambios deben de ser para mejorar. Cambiar para atrofiar, desordenar o transgredir lo que funcionaba, es antiético, atenta contra la razón y es dañino, situación que rompería en cualquier tiempo con la gobernabilidad y afectaria la estabilidad del sistema. La presidente Claudia Sheinbaum, legal y legitima gobernante de México, al iniciar su periodo de gobierno 2024 – 2030, deberá realizar modificaciones, ajustes certeros, relanzamientos y actualización del modelo con el cual gobernó su antecesor Andrés Manuel López Obrador. No tengo duda de que lo hará con la mejor de las intenciones, con esfuerzos personales al limite de sus capacidades, recurriendo a todo su caudal de conocimientos, de experiencias, de vivencias, intentando imprimir su sello directivo, su estilo de gobierno, sin romper y sin trastocar con los valores y principios enunciados bajo el concepto de cuarta transformación, por lo que intentará mantener intacta la mística y la filosofía que le fue legada.

Para que a México le vaya bien, será necesario el concurso y la activa participación de todos los mexicanos, cada quien en su espacio, cada quien defendiendo sus valores, sus principios y su ideología, pero con un fuerte tronco común que debe de protegerse, honrarse y cumplirse a carta cabal: primero es la patria y la patria exige lealtad, honor, congruencia, honestidad, legalidad, defensa a ultranza de la libertad, de los derechos humanos y del bienestar de todos los mexicanos. Se puede asentir o disentir y ambas posturas son útiles para el todo político. Es necesario que existan voces opositoras, que se escuchen opiniones emergentes, que haya opciones para que los sin voz logren comunicarse y su mensaje sea tomado en cuenta. Por supuesto que es democrático que las mayorías decidan, que fijen el rumbo de hacia donde debe de ir el país. Esa potestad se la ganaron con el voto y hay que respetar el mandato de la soberanía popular.

A quienes ahora tienen responsabilidad dentro del gabinete en la administración pública federal, les recordamos su deber para con México ante todo. Deben alejarse del inminente riesgo de la tentación de corromperse, de relajarse, de simular y no desquitar el salario de su puesto. Cumplir la ley como primera obligación, ayudar a la presidente Claudia Sheinbaum a desdoblar su visión, que se plasmará en el Plan Nacional de Desarrollo y actuar en consecuencia para que se cumplan los objetivos y se logren las metas trazadas.

A quienes ocupan un cargo de elección popular, les invito a contener su emoción, a no dejarse llevar por deseos facciosos ni ambiciones personales, a contener las descalificaciones y los insultos, que son estériles, a ser legítimos representantes populares, a darles cuenta a sus electores de sus actos, a no dejarse llevar por la frivolidad ni escuchar el canto de las sirenas creyendo que el poder es eterno. Nunca nadie gana para siempre y hay que entregar cuentas, mostrando mejoría de como recibieron ellos el escaño.

A los partidos políticos, TODOS, a realizar un mejor esfuerzo de trabajar, de ideologizar, de difundir los valores cívicos, a promover la democracia, a incentivar la participación ciudadana, a comunicar en todo momento para crear una nueva cultura política entre los mexicanos que nos prepare para tomar buenas decisiones, para elegir con mayor acierto a nuestros próximos representantes populares.

A la oposición al régimen presidencial, les pido inteligencia y categoría. Obstaculizar al presidente por sistema no es útil ni es reconocido como acierto por la ciudadanía. La oposición debiera ser científica, racional, argumental. Esgriman propuestas y oferten opciones que sean tan buenas, que el gobierno federal deba incorporarlas y las haga propias por beneficio colectivo, por ser de interés superior a las ideologías.

A la ciudadanía en general, les conmino a contener la pasión y a evaluar objetivamente a los gobernantes, a los poderes de la unión, a sus gobiernos locales. La oportunidad del voto es castigar a los malos gobernantes, corregir fallas, dar posibilidad a que ingresen nuevos protagonistas al poder y se enrolen en el juego político, renovar ideas, avanzar y proteger al país de los humanos que nos gobiernan. La oportunidad es ahora. Que a México le vaya bien, depende de todos los mexicanos. Mi deseo de éxito y mi esperanza de buenos resultados para Claudia Sheinbaum y su gobierno.

La palabra cambio denota la acción o transición de un estado inicial a otro diferente, según se refiera a un individuo, objeto o situación. También puede referirse a la acción de sustituir o reemplazar algo. En el caso de México, cada seis años la elección presidencial reviste el cambio legal del poder ejecutivo, lo que permite el ajuste, la reorientación, la evaluación y el relanzamiento de programas, políticas públicas y acciones de gobierno. La ocasión no es nada menor, pues el refresco de mandos, modifica y perfecciona la maquinaria del poder, renueva al gabinete, reasigna responsabilidades, premia e incentiva a quienes merecen acceso a una mejor categoria en el servicio público y reacomoda la totalidad del juego, impactando en el todo político, regimen, sistema de partidos, actores lideres y generadores de poder, organismos cupulares, cazadores de coyunturas o circunstancias, asi que por ello, en la sociedad en general.

En el deber ser, todos los cambios deben de ser para mejorar. Cambiar para atrofiar, desordenar o transgredir lo que funcionaba, es antiético, atenta contra la razón y es dañino, situación que rompería en cualquier tiempo con la gobernabilidad y afectaria la estabilidad del sistema. La presidente Claudia Sheinbaum, legal y legitima gobernante de México, al iniciar su periodo de gobierno 2024 – 2030, deberá realizar modificaciones, ajustes certeros, relanzamientos y actualización del modelo con el cual gobernó su antecesor Andrés Manuel López Obrador. No tengo duda de que lo hará con la mejor de las intenciones, con esfuerzos personales al limite de sus capacidades, recurriendo a todo su caudal de conocimientos, de experiencias, de vivencias, intentando imprimir su sello directivo, su estilo de gobierno, sin romper y sin trastocar con los valores y principios enunciados bajo el concepto de cuarta transformación, por lo que intentará mantener intacta la mística y la filosofía que le fue legada.

Para que a México le vaya bien, será necesario el concurso y la activa participación de todos los mexicanos, cada quien en su espacio, cada quien defendiendo sus valores, sus principios y su ideología, pero con un fuerte tronco común que debe de protegerse, honrarse y cumplirse a carta cabal: primero es la patria y la patria exige lealtad, honor, congruencia, honestidad, legalidad, defensa a ultranza de la libertad, de los derechos humanos y del bienestar de todos los mexicanos. Se puede asentir o disentir y ambas posturas son útiles para el todo político. Es necesario que existan voces opositoras, que se escuchen opiniones emergentes, que haya opciones para que los sin voz logren comunicarse y su mensaje sea tomado en cuenta. Por supuesto que es democrático que las mayorías decidan, que fijen el rumbo de hacia donde debe de ir el país. Esa potestad se la ganaron con el voto y hay que respetar el mandato de la soberanía popular.

A quienes ahora tienen responsabilidad dentro del gabinete en la administración pública federal, les recordamos su deber para con México ante todo. Deben alejarse del inminente riesgo de la tentación de corromperse, de relajarse, de simular y no desquitar el salario de su puesto. Cumplir la ley como primera obligación, ayudar a la presidente Claudia Sheinbaum a desdoblar su visión, que se plasmará en el Plan Nacional de Desarrollo y actuar en consecuencia para que se cumplan los objetivos y se logren las metas trazadas.

A quienes ocupan un cargo de elección popular, les invito a contener su emoción, a no dejarse llevar por deseos facciosos ni ambiciones personales, a contener las descalificaciones y los insultos, que son estériles, a ser legítimos representantes populares, a darles cuenta a sus electores de sus actos, a no dejarse llevar por la frivolidad ni escuchar el canto de las sirenas creyendo que el poder es eterno. Nunca nadie gana para siempre y hay que entregar cuentas, mostrando mejoría de como recibieron ellos el escaño.

A los partidos políticos, TODOS, a realizar un mejor esfuerzo de trabajar, de ideologizar, de difundir los valores cívicos, a promover la democracia, a incentivar la participación ciudadana, a comunicar en todo momento para crear una nueva cultura política entre los mexicanos que nos prepare para tomar buenas decisiones, para elegir con mayor acierto a nuestros próximos representantes populares.

A la oposición al régimen presidencial, les pido inteligencia y categoría. Obstaculizar al presidente por sistema no es útil ni es reconocido como acierto por la ciudadanía. La oposición debiera ser científica, racional, argumental. Esgriman propuestas y oferten opciones que sean tan buenas, que el gobierno federal deba incorporarlas y las haga propias por beneficio colectivo, por ser de interés superior a las ideologías.

A la ciudadanía en general, les conmino a contener la pasión y a evaluar objetivamente a los gobernantes, a los poderes de la unión, a sus gobiernos locales. La oportunidad del voto es castigar a los malos gobernantes, corregir fallas, dar posibilidad a que ingresen nuevos protagonistas al poder y se enrolen en el juego político, renovar ideas, avanzar y proteger al país de los humanos que nos gobiernan. La oportunidad es ahora. Que a México le vaya bien, depende de todos los mexicanos. Mi deseo de éxito y mi esperanza de buenos resultados para Claudia Sheinbaum y su gobierno.

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