Los ricos son más ricos. Según datos del estudio “Tiempo para el cuidado” del Oxfam Intermón, el 1% más afortunado de la población del mundo, posee más que el doble de riqueza que 6.900 millones de personas. En México, históricamente se ha vivido una enorme desigualdad económica que parece no ceder. En un país donde seis personas concentran más riqueza que la mitad de la población: Carlos Slim Helú, Germán Larrea, Ricardo Salinas, Alberto Bailleres, Eva Gonda y Marisun Arumburuzabala, poseen una fortuna que contrasta con los 62.5 millones quienes viven en una situación de pobreza.
El estudio del Oxfam también revela que el 70% de la población del mundo vive en países ricos y pobres, en los que la desigualdad ha aumentado en las últimas tres décadas. El progreso económico, las nuevas tecnologías, el cambio climático, la creciente urbanización y las migraciones tienen un impacto en la lucha contra esta problemática.
Otra variable que se da a conocer y que tiene que ver con la enorme brecha consecuencia de un sistema económico fallido y sexista es que 22 hombres más ricos del mundo poseen más riqueza que todas las mujeres de África, que son alrededor de 326 millones. Esto es gracias a un modelo económico defectuoso que permite a una élite, ya de por sí rica, seguir acumulado enormes cantidades de riqueza y poder a costa de la explotación del trabajo de mujeres y niñas y a la vulneración sistemática de sus derechos. El sistema económico que se vive mundialmente afecta al 42% de la población femenina del planeta, ya que no pueden acceder a un empleo remunerado porque son las responsables del trabajo de cuidados, en comparación con tan solo el 6% de los hombres. De niñas, millones son forzadas a abandonar su formación para atender las tareas domésticas.
Las mujeres en México realizan más de cuatro horas al día de trabajos no remunerados, lo que equivale a 1.7 billones de pesos, casi dos veces la producción minera anual. Mientras que en el resto del mundo, la cifra asciende a 10.8 millones anuales, lo que triplica el tamaño de la industria tecnológica. Se hace patente que después de varias décadas de sostener, apoyados en el modelo teórico de Kuznets, que a mayor desigualdad mayor crecimiento, han mudado la hipótesis para predicar hoy que la concentración del ingreso es “mala para el crecimiento económico”.
Según el investigador Fernando Cortés, académico del Colmex, es indispensable entender y enfocar nuestra visión en la transformación del eje que mantiene las desigualdades de poder entre las personas y las sociedades, para reconocer e intentar cambiar lo que mantiene el comportamiento desigual; profundizar en los conflictos que lo mantienen, sin duda puede ser posible mediante la construcción de paz y la especialización de los derechos.
La desigualdad por ningún motivo tendría que ser un tema agobiante, sino un tema con soluciones. En este sentido es importante traer a colación el concepto de violencia estructural que hemos manejado anteriormente en este espacio; en la medida que las personas tengan mayor oportunidad de satisfacer sus necesidades, menor será el ambiente de violencia en el que vivan.
* Coordinador de análisis y comunicación del PAN Jalisco