/ lunes 2 de diciembre de 2024

La deshonra empoderada

Hasta cuando este país podrá subsistir políticamente hablando, porque es innegable que quienes han accedido y están en el poder, la regla general de los políticos es de tener que aceptar acciones y decisiones que atentan contra el honor y la dignidad de los mismos, ha sabiendas de que para alcanzar las mejores condiciones de la política son la única manera de lograrlo, tanto desde lo más trascendente en el servicio público, que recientemente lo vimos con la presidenta de la república donde tuvo que tolerar y callar la conducta de ochenta y siete senadores que sometidos por una voluntad ajena al servicio público pero poderosamente manipuladora, de tal trascendencia de someter al cargo publico más relevante del país y a los representantes de los estados que conforman la federación y constituyen la República. Lo que nadie puede negar, toda vez que la decisión de imponer a la actual Presidenta de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, la señora Piedra Ibarra, que ha demostrado la más absoluta ineptitud además de prepotente, lo cual es totalmente contrario a lo que el senado de la República exigió en la convocatoria para la elección de la persona que ocuparía dicho cargo, no obstante de haber acudido a la misma, personas que demostraron satisfacer tales requisitos, violentándose de una forma por demás espectacular, al pasar por encima de los derechos legítimos y legales de quienes acreditaron la convocatoria y desde luego la honra de todo ese sequito de senadores que al final, de la forma más impúdica y cobarde, cometiendo un acto a todas luces ilegal y que la Presidenta con una leve expresión pero inculpando a esa lacra de senadores que fueron los responsables del mencionado evento, así como sin reconocer la relevancia de su investidura como Presidenta de la República.

Aunado a lo anterior, las instituciones públicas y privadas y todos los sectores de la sociedad, excepto el desorientado que aquí les habla, he reprobado categóricamente la conducta criminal de los ochenta y siete senadores que incurrieron en esa deshonesta e inmoral conducta que los exhibe, totalmente como unos simples testaferros de alguien que legalmente no tiene ninguna jerarquía o ascendencia legal para haber acatado un mandato de ese nivel, que exhibe a la República totalmente desfigurada tanto en el contexto nacional como internacional. Pues vemos a los sectores económicos, académicos, trabajadores, jóvenes, adultos y a los distinguidos, y ahora desprestigiados secretarios de estado en funciones, pero con una trayectoria que generaba certeza, honestidad y confianza para los cargos que se les encomendaron y que, para mantenerse en los mismos y otros para acceder, cobardemente han tenido que callar y simplemente ignorar el hecho, dejando de lado los intereses de la nación.

Me parece imposible que, con el más elemental sentido común, no buscar y exigir que la política y los políticos de este país, no antepongan los intereses de la nación a sus perversos y aviesos intereses políticos que, a muy corta distancia de tiempo, tanto en el contexto nacional como internacional, tendrá graves efectos que agravarán la descomposición de la República y por ende la del pueblo, al que demagógica y deshonesta, se le dice sabio encubriendo la traición de que es objeto.

Para cualquier desacuerdo con esta modesta opinión, dejo mi correo electrónico a su disposición y con la apertura de dar respuesta. locb15@hotmail.com

Guadalajara, Jalisco.

MTRO. LUIS OCTAVIO COTERO BERNAL.

locb15@hotmail.com

Hasta cuando este país podrá subsistir políticamente hablando, porque es innegable que quienes han accedido y están en el poder, la regla general de los políticos es de tener que aceptar acciones y decisiones que atentan contra el honor y la dignidad de los mismos, ha sabiendas de que para alcanzar las mejores condiciones de la política son la única manera de lograrlo, tanto desde lo más trascendente en el servicio público, que recientemente lo vimos con la presidenta de la república donde tuvo que tolerar y callar la conducta de ochenta y siete senadores que sometidos por una voluntad ajena al servicio público pero poderosamente manipuladora, de tal trascendencia de someter al cargo publico más relevante del país y a los representantes de los estados que conforman la federación y constituyen la República. Lo que nadie puede negar, toda vez que la decisión de imponer a la actual Presidenta de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, la señora Piedra Ibarra, que ha demostrado la más absoluta ineptitud además de prepotente, lo cual es totalmente contrario a lo que el senado de la República exigió en la convocatoria para la elección de la persona que ocuparía dicho cargo, no obstante de haber acudido a la misma, personas que demostraron satisfacer tales requisitos, violentándose de una forma por demás espectacular, al pasar por encima de los derechos legítimos y legales de quienes acreditaron la convocatoria y desde luego la honra de todo ese sequito de senadores que al final, de la forma más impúdica y cobarde, cometiendo un acto a todas luces ilegal y que la Presidenta con una leve expresión pero inculpando a esa lacra de senadores que fueron los responsables del mencionado evento, así como sin reconocer la relevancia de su investidura como Presidenta de la República.

Aunado a lo anterior, las instituciones públicas y privadas y todos los sectores de la sociedad, excepto el desorientado que aquí les habla, he reprobado categóricamente la conducta criminal de los ochenta y siete senadores que incurrieron en esa deshonesta e inmoral conducta que los exhibe, totalmente como unos simples testaferros de alguien que legalmente no tiene ninguna jerarquía o ascendencia legal para haber acatado un mandato de ese nivel, que exhibe a la República totalmente desfigurada tanto en el contexto nacional como internacional. Pues vemos a los sectores económicos, académicos, trabajadores, jóvenes, adultos y a los distinguidos, y ahora desprestigiados secretarios de estado en funciones, pero con una trayectoria que generaba certeza, honestidad y confianza para los cargos que se les encomendaron y que, para mantenerse en los mismos y otros para acceder, cobardemente han tenido que callar y simplemente ignorar el hecho, dejando de lado los intereses de la nación.

Me parece imposible que, con el más elemental sentido común, no buscar y exigir que la política y los políticos de este país, no antepongan los intereses de la nación a sus perversos y aviesos intereses políticos que, a muy corta distancia de tiempo, tanto en el contexto nacional como internacional, tendrá graves efectos que agravarán la descomposición de la República y por ende la del pueblo, al que demagógica y deshonesta, se le dice sabio encubriendo la traición de que es objeto.

Para cualquier desacuerdo con esta modesta opinión, dejo mi correo electrónico a su disposición y con la apertura de dar respuesta. locb15@hotmail.com

Guadalajara, Jalisco.

MTRO. LUIS OCTAVIO COTERO BERNAL.

locb15@hotmail.com