/ martes 8 de octubre de 2024

Guadalajara ciudad limpia

La basura sigue siendo un problema en Guadalajara, los programas que algunos Ayuntamientos de Guadalajara implementaron con aquellas frases de “ponga la basura en su lugar”, o la de “Guadalajara ciudad limpia” o aquellas multas que se establecieron en el Reglamento Municipal para los ciudadanos que tiraran la basura en las calles del centro de Guadalajara, programas que han quedado en el olvido ante una falta de concientización de los ciudadanos que habitamos la ciudad o que se transita por ella como turista o para ir de compras, así como realizar algún trámite financiero o pagos de servicios.

El ser humano por su condición es un generador de basura desde su hogar, el trabajo y la calle, por lo menos cada persona tira un papel, una bachicha de cigarro, o cualquier objeto que ya no le sea útil, por lo que la basura se acumula y este desecho citadino tiene que ser depositado en los camiones recolectores de basura.

Las personas que se dedican a la recolección de basura toman las bolsas, los botes y canastos de basura sin protección alguna, esto los hace ser unos héroes de la ciudad ya que pueden contaminarse, cortarse y enfermarse por la irresponsabilidad de los ciudadanos que tiran los desperdicios sin tener control alguno.

Otros son los pepenadores que también sin contar con protección se encuentran en los tiraderos de basura que los municipios en la zona metropolitana a través de convenios intermunicipales donan terrenos propios con las condiciones geológicas correspondientes para el depósito de la basura, en donde los pepenadores separan la basura que les es útil para el reciclaje de la misma.

La basura tiene un proceso de industrialización cuando la misma es tratada en condiciones para volverse a utilizar como es el papel, cartón, vidrio, plástico, representando un negocio, así como un servicio a la ciudadanía.

Programas que van y vienen, pero carecen de continuidad, cuando un nuevo presidente municipal ocupa la silla presidencial del municipio hace caso omiso al programa de la limpieza en la ciudad, cambiando las políticas públicas de lo que se conoció por mucho tiempo como el aseo de la ciudad.

Los citadinos a los camiones de basura le llamaban “El carretón de la basura y a quienes la recogían eran conocidos como los carretoneros quienes tenían un lenguaje muy propio de su trabajo”, cuando estos camiones pasaba por las calles de la ciudad, las personas los esperaban para tirar sus botes de basura, no como ahora que el camión pasa y no esperan a los ciudadanos, ocasionando que la gente deje la basura en las esquinas de las calles y en algunos casos esta basura dura allí varios días por lo que día a día se va acumulando, algunas personas o los perros rompen las bolsas ocasionando un gran desastre, con esto se crea una contaminación en la ciudad, la que está acompañada de malos olores, creando un foco de infección terminando con enfermedades que perjudican la salud, ocasionando epidemias como el dengue que estamos viviendo en la actualidad, enfermedad que ha ocasionado varias muertes.

Guadalajara tiene una infinidad de tianguis, por mencionar alguno es el baratillo que se instala de manera dominical en la calle Juan R. Zavala o también conocida como la 38, iniciando por la calle de Gigantes y terminando hasta la calle de Juan Pablo II, también conocida como Avenida del Obrero, este comercio ambulante deja miles de toneladas de basura quedando las calles sin barrer creando montañas de desperdicios y basura en las esquinas generando incomodidad a los ciudadanos que habitan esta zona del baratillo.

Por lo que es importante fomentar una campaña rescatando aquellas frases de “Ponga la basura en su lugar” o la de “Guadalajara, ciudad limpia”.


Profesor de Derecho de la Universidad de Guadalajara, Miembro de la Asociación Nacional de Doctores en Derecho. Capítulo Jalisco.

La basura sigue siendo un problema en Guadalajara, los programas que algunos Ayuntamientos de Guadalajara implementaron con aquellas frases de “ponga la basura en su lugar”, o la de “Guadalajara ciudad limpia” o aquellas multas que se establecieron en el Reglamento Municipal para los ciudadanos que tiraran la basura en las calles del centro de Guadalajara, programas que han quedado en el olvido ante una falta de concientización de los ciudadanos que habitamos la ciudad o que se transita por ella como turista o para ir de compras, así como realizar algún trámite financiero o pagos de servicios.

El ser humano por su condición es un generador de basura desde su hogar, el trabajo y la calle, por lo menos cada persona tira un papel, una bachicha de cigarro, o cualquier objeto que ya no le sea útil, por lo que la basura se acumula y este desecho citadino tiene que ser depositado en los camiones recolectores de basura.

Las personas que se dedican a la recolección de basura toman las bolsas, los botes y canastos de basura sin protección alguna, esto los hace ser unos héroes de la ciudad ya que pueden contaminarse, cortarse y enfermarse por la irresponsabilidad de los ciudadanos que tiran los desperdicios sin tener control alguno.

Otros son los pepenadores que también sin contar con protección se encuentran en los tiraderos de basura que los municipios en la zona metropolitana a través de convenios intermunicipales donan terrenos propios con las condiciones geológicas correspondientes para el depósito de la basura, en donde los pepenadores separan la basura que les es útil para el reciclaje de la misma.

La basura tiene un proceso de industrialización cuando la misma es tratada en condiciones para volverse a utilizar como es el papel, cartón, vidrio, plástico, representando un negocio, así como un servicio a la ciudadanía.

Programas que van y vienen, pero carecen de continuidad, cuando un nuevo presidente municipal ocupa la silla presidencial del municipio hace caso omiso al programa de la limpieza en la ciudad, cambiando las políticas públicas de lo que se conoció por mucho tiempo como el aseo de la ciudad.

Los citadinos a los camiones de basura le llamaban “El carretón de la basura y a quienes la recogían eran conocidos como los carretoneros quienes tenían un lenguaje muy propio de su trabajo”, cuando estos camiones pasaba por las calles de la ciudad, las personas los esperaban para tirar sus botes de basura, no como ahora que el camión pasa y no esperan a los ciudadanos, ocasionando que la gente deje la basura en las esquinas de las calles y en algunos casos esta basura dura allí varios días por lo que día a día se va acumulando, algunas personas o los perros rompen las bolsas ocasionando un gran desastre, con esto se crea una contaminación en la ciudad, la que está acompañada de malos olores, creando un foco de infección terminando con enfermedades que perjudican la salud, ocasionando epidemias como el dengue que estamos viviendo en la actualidad, enfermedad que ha ocasionado varias muertes.

Guadalajara tiene una infinidad de tianguis, por mencionar alguno es el baratillo que se instala de manera dominical en la calle Juan R. Zavala o también conocida como la 38, iniciando por la calle de Gigantes y terminando hasta la calle de Juan Pablo II, también conocida como Avenida del Obrero, este comercio ambulante deja miles de toneladas de basura quedando las calles sin barrer creando montañas de desperdicios y basura en las esquinas generando incomodidad a los ciudadanos que habitan esta zona del baratillo.

Por lo que es importante fomentar una campaña rescatando aquellas frases de “Ponga la basura en su lugar” o la de “Guadalajara, ciudad limpia”.


Profesor de Derecho de la Universidad de Guadalajara, Miembro de la Asociación Nacional de Doctores en Derecho. Capítulo Jalisco.