Jorge Castañeda es conocido por sus lapsus linguae de tremenda sinceridad. Hay que reconocerlo, es un valiente – a veces dice lo que otros conservadores solamente se atreven a pensar. En un reciente programa de televisión donde los opinadores discutían la elección presidencial, Castañeda dio un consejo a la campaña de Xóchitl Gálvez. Enojado y presa de la frustración de que el cuarto de guerra de Gálvez no obedece los dictados de un profesional como él, prorrumpió:
“Todavía no complementan eso [la campaña] en mi opinión, pero a la mejor (sic) no lo quieren hacer, no sé, es la guerra sucia, pero sucia ¡en serio! Contra Claudia. No es que yo recomiende que lo hagan, yo no tengo vela en el entierro (se cruza de brazos), me da enteramente lo mismo lo que hagan o no, pero me parece lógico, el manual ahorita es go negative (sic) […] con investigación de oposición (sic) con chismes… ¡Con todo!”.
Castañeda, anterior coordinador de Ricardo Anaya, ahora ideólogo de Xóchitl, está convencido de dos cosas:
1. La diferencia entre Claudia Sheinbaum y Xóchitl Gálvez es insalvable ahora mismo.
2. La única manera que tiene Xóchitl de remontar esa diferencia es haciendo una campaña negra contra Sheinbaum.
Este lapsus viene acompañado de otro lapsus linguae de Vicente Fox de haber “operado” en 2006 para que Calderón “ganara México”. La vindicación histórica que traen estos dos personajes a la lucha social es la misma que se perfilaba desde 2006: la confirmación de la lucha social desde los medios alternativos y el Internet, en contra de las élites económicas y sus consultores. La lucha del apoyo popular en contra del dinero. También, la confirmación de que el PRIANRD existe (ahora como siglas formales de una coalición). Las campañas negras fueron orquestadas oficialmente. Los opinadores de los medios asesoraban a la derecha mientras pretendían ser neutrales.
Aunque ninguna de estas reivindicaciones es nueva, sí sirve de recordatorio de las diferencias entre la inmoralidad de la derecha y las convicciones de la lucha social de izquierdas. Castañeda dice que las campañas negras no son nuevas y que López Obrador las ha usado “siempre” desde sus inicios en Tabasco. Castañeda confunde un hábil manejo de la comunicación y de hacer más público lo que estaba oculto o nadie se atrevía a decir (léase, las Mañaneras) con una campaña cobarde, desde los medios corporativos, replicada artificialmente mil y una veces.
Seguramente a Castañeda le llegará un regaño desde el cuarto de guerra de Xóchitl, que emprenderá campaña negativa muy pronto, por haber revelado una etapa de su campaña. Lo peculiar es que lo agrio de Castañeda ni siquiera es contra Claudia Sheinbaum, sino contra la incapacidad del instrumento que sus amigos y conocidos usan para hacer campaña – una candidata descolocada, que no encuentra su lugar al lado de otra candidata que está haciendo de sus aparentes debilidades, virtud.
Será difícil hacer campaña negra para remontar la ventaja, porque en la campaña “oficial”, la seriedad de Sheinbaum contrasta cada vez más con el tono socarrón, falsamente relajado y humanizado de Gálvez. Las acusaciones de reelección de AMLO a través de Claudia se transforman en certezas de electorado de que no se abandonarán las políticas estrella de este gobierno. Sin embargo, Castañeda como ideólogo ha hablado. No tardará en venir el vendaval de la Línea 12 y el Colegio Rébsamen. Afortunadamente, Castañeda mojó la pólvora y ahora, entre el equipo de campaña de Xóchitl y él tendrán que hacer un doble esfuerzo para desvincularse de una campaña negra en ciernes. En resumen: Go negative, Georgie boy! Tal vez no te resulte tan fácil como la última vez.