/ viernes 16 de septiembre de 2022

Festejamos el 16 pero también deberíamos festejar el 27

El inicio del movimiento independentista está marcado por la historia como el domingo 16 de septiembre de 1810, cuando el señor Cura Miguel Hidalgo y Costilla, convocó con un repique de campanas a los pobladores de Dolores, Guanajuato, para que se alzaran en armas.

Curiosamente el grito era proclamar la independencia de España, pero lanzando vivas a Fernando VII, el hijo de Carlos IV. No quieres el dominio español, pero le lanzas vivas al Rey de España. Suena contradictorio.

En Bayona, una ciudad ubicada en el suroeste de Francia, Fernando VII, había renunciado al trono español, presionado por Napoleón Bonaparte, quien una vez superado el obstáculo, dejó a cargo de la Monarquía a su hermano José Bonaparte, apodado "Pepe Botellas".

La rebelión del Cura Hidalgo estaba orientada hacia el rechazo al gobierno francés y no al español, por lo que equivocadamente la historia siempre ha sostenido que el "Padre de la Patria" luchó contra los españoles, para lograr nuestra independencia de ellos, y sí lo hizo, porque han quedado consignadas muchas batallas entre insurgentes y realistas, pero el dominio realmente era francés, nos estábamos rebelando contra los Bonaparte y no contra Fernando VII. Por eso el Cura Hidalgo gritaba "muera el mal gobierno, viva Fernando séptimo".

De manera uniforme, los gobernantes en turno, al llevarse a cabo la ceremonia del grito de la independencia desde el balcón central de Palacio Nacional, lanzan vivas al sacerdote nativo de la hacienda de Corralejo, Municipio de Pénjamo Guanajuato.

Claro que fue uno de los forjadores de la independencia, si bien no el único, porque obviamente habrá que agregar a José María Morelos y Pavón, a Vicente Guerrero, a Ignacio Allende, a Leona Vicario, a Josefa Ortiz de Domínguez y muchos más, pero la historia y sobre todo la oficialista ha sido particularmente reacia a reconocer a Agustín de Iturbide el papel decisivo que desempeñó en la guerra de independencia.

Para empezar, no era español como se cree; él nació en Valladolid (hoy Morelia) en el hermoso Estado de Michoacán el 27 de septiembre de 1783, día y mes que por cierto, coinciden con la fecha de la consumación de la independencia (27 de septiembre de 1821).

Iturbide perteneció al ejército realista, encargado de sofocar la rebelión encabezada por el Cura de Dolores, pero en febrero de 1821, decidió poner fin a la sangrienta y fratricida lucha, sellando el armisticio con el famoso abrazo de Acatempan, una población que se encuentra en el Municipio de Teleoloapan, en el Estado de Guerrero, abrazo que significó la paz, entre el caudillo insurgente Vicente Guerrero y el militar realista Agustín de Iturbide, suscribiéndose el Plan de Iguala que le dio forma a nuestra independencia.

Como colofón, se firmaron los Tratados de Córdoba, en la Ciudad del mismo nombre en el Estado de Veracruz con el entonces virrey Juan O´Donojú, poniendo punto final a la lucha; con Vicente Guerrero y él encabezando al ejército trigarante (llamado así por las tres garantías: religión, independencia y unión) ingresó a la Ciudad de México aquella mañana del jueves 27 de septiembre de 1821, consumándose así definitivamente nuestra independencia.

Hay una acuarela, pintada por el austriaco Ferdinand Bastin, y se ha reproducido muchas veces, donde se muestra la entrada del ejército trigarante a la Ciudad de México. Interesante conocer algunos nombres de los que encabezaron el grupo: Agustín de Iturbide, Vicente Guerrero, Antonio López de Santa Anna, Guadalupe Victoria, Anastasio Bustamante, Antonio Aldama y Nicolás Bravo, entre otros que la historia los tiene en un sitio de privilegio y crítica, como Guadalupe Victoria, el primer presidente de México, o Antonio López de Santa Anna, el de los Tratados de Guadalupe Hidalgo y La Mesilla por el que perdimos la mitad o más del territorio nacional.

Volviendo a Fernando VII, el Rey depuesto permaneció confinado durante la guerra de independencia, en un castillo en Francia, de donde salió en 1814, para morir ejecutado, no sin antes abolir la Constitución de 1812, dando así un impulso definitivo a los movimientos independentistas de América, así que nunca vio realizarse el sueño de Hidalgo ni tampoco la razón de ser de sus vivas.

Algún día festejaremos también el 27 de septiembre como el de la independencia. El 16 se inició el movimiento y es muy importante pero se consumó el 27, fecha más importante aún y así como hay vítores a Hidalgo y Morelos, debería haber también vítores a Guerrero y a Iturbide.

El inicio del movimiento independentista está marcado por la historia como el domingo 16 de septiembre de 1810, cuando el señor Cura Miguel Hidalgo y Costilla, convocó con un repique de campanas a los pobladores de Dolores, Guanajuato, para que se alzaran en armas.

Curiosamente el grito era proclamar la independencia de España, pero lanzando vivas a Fernando VII, el hijo de Carlos IV. No quieres el dominio español, pero le lanzas vivas al Rey de España. Suena contradictorio.

En Bayona, una ciudad ubicada en el suroeste de Francia, Fernando VII, había renunciado al trono español, presionado por Napoleón Bonaparte, quien una vez superado el obstáculo, dejó a cargo de la Monarquía a su hermano José Bonaparte, apodado "Pepe Botellas".

La rebelión del Cura Hidalgo estaba orientada hacia el rechazo al gobierno francés y no al español, por lo que equivocadamente la historia siempre ha sostenido que el "Padre de la Patria" luchó contra los españoles, para lograr nuestra independencia de ellos, y sí lo hizo, porque han quedado consignadas muchas batallas entre insurgentes y realistas, pero el dominio realmente era francés, nos estábamos rebelando contra los Bonaparte y no contra Fernando VII. Por eso el Cura Hidalgo gritaba "muera el mal gobierno, viva Fernando séptimo".

De manera uniforme, los gobernantes en turno, al llevarse a cabo la ceremonia del grito de la independencia desde el balcón central de Palacio Nacional, lanzan vivas al sacerdote nativo de la hacienda de Corralejo, Municipio de Pénjamo Guanajuato.

Claro que fue uno de los forjadores de la independencia, si bien no el único, porque obviamente habrá que agregar a José María Morelos y Pavón, a Vicente Guerrero, a Ignacio Allende, a Leona Vicario, a Josefa Ortiz de Domínguez y muchos más, pero la historia y sobre todo la oficialista ha sido particularmente reacia a reconocer a Agustín de Iturbide el papel decisivo que desempeñó en la guerra de independencia.

Para empezar, no era español como se cree; él nació en Valladolid (hoy Morelia) en el hermoso Estado de Michoacán el 27 de septiembre de 1783, día y mes que por cierto, coinciden con la fecha de la consumación de la independencia (27 de septiembre de 1821).

Iturbide perteneció al ejército realista, encargado de sofocar la rebelión encabezada por el Cura de Dolores, pero en febrero de 1821, decidió poner fin a la sangrienta y fratricida lucha, sellando el armisticio con el famoso abrazo de Acatempan, una población que se encuentra en el Municipio de Teleoloapan, en el Estado de Guerrero, abrazo que significó la paz, entre el caudillo insurgente Vicente Guerrero y el militar realista Agustín de Iturbide, suscribiéndose el Plan de Iguala que le dio forma a nuestra independencia.

Como colofón, se firmaron los Tratados de Córdoba, en la Ciudad del mismo nombre en el Estado de Veracruz con el entonces virrey Juan O´Donojú, poniendo punto final a la lucha; con Vicente Guerrero y él encabezando al ejército trigarante (llamado así por las tres garantías: religión, independencia y unión) ingresó a la Ciudad de México aquella mañana del jueves 27 de septiembre de 1821, consumándose así definitivamente nuestra independencia.

Hay una acuarela, pintada por el austriaco Ferdinand Bastin, y se ha reproducido muchas veces, donde se muestra la entrada del ejército trigarante a la Ciudad de México. Interesante conocer algunos nombres de los que encabezaron el grupo: Agustín de Iturbide, Vicente Guerrero, Antonio López de Santa Anna, Guadalupe Victoria, Anastasio Bustamante, Antonio Aldama y Nicolás Bravo, entre otros que la historia los tiene en un sitio de privilegio y crítica, como Guadalupe Victoria, el primer presidente de México, o Antonio López de Santa Anna, el de los Tratados de Guadalupe Hidalgo y La Mesilla por el que perdimos la mitad o más del territorio nacional.

Volviendo a Fernando VII, el Rey depuesto permaneció confinado durante la guerra de independencia, en un castillo en Francia, de donde salió en 1814, para morir ejecutado, no sin antes abolir la Constitución de 1812, dando así un impulso definitivo a los movimientos independentistas de América, así que nunca vio realizarse el sueño de Hidalgo ni tampoco la razón de ser de sus vivas.

Algún día festejaremos también el 27 de septiembre como el de la independencia. El 16 se inició el movimiento y es muy importante pero se consumó el 27, fecha más importante aún y así como hay vítores a Hidalgo y Morelos, debería haber también vítores a Guerrero y a Iturbide.