La Organización Mundial de la Salud (OMS) define como “Pandemia” aquellas enfermedades de propagación mundial. Hace unos años la obesidad, se ha venido convirtiendo en un grave problema de salud pública mundial y ha sido considerada también como una pandemia, de orden no infecciosa.
A esta asociación de ambas Pandemias se le identifica como “Sindemia”.
Las personas con obesidad representan un grupo de riesgo particular en el contexto de la pandemia de enfermedad por coronavirus 2019 (Covid-19 por su sigla en inglés) y se ven afectadas por las consecuencias en la salud física y psicológica derivadas de las medidas de restricción de la movilidad, por la afectación y el retraso en la atención sanitaria, tal como sucede con otras enfermedades crónicas, y por la dificultad de acceso a la cirugía bariátrica, como tratamiento quirúrgico de la Obesidad suprema o Mórbida.
La pandemia por Covid-19 se vincula adversamente con la pandemia de la obesidad; los efectos deletéreos de cada una de ellas se potencian de manera bidireccional. Los pacientes con obesidad tienen un mayor riesgo de padecer la infección, ya que son más susceptibles a ella “debido a una alteración en su sistema inmune, entre otros factores”.
El exceso de peso se asocia con riesgo 73% más alto de necesidad de internación en unidades de cuidados intensivos y con aumento de 69% en la necesidad de ventilación mecánica asistida. Las condiciones previas desfavorables de rendimiento cardiorrespiratorio, estado nutricional y funcional muscular (sarcopenia) contribuyen a una peor evolución de COVID-19.
Los hábitos dietéticos no saludables y la menor actividad física en las personas con obesidad “se asocian con peor respuesta inmunitaria” y con mayor riesgo de desnutrición y sarcopenia, en el contexto de la infección por SARS-CoV-2. La inflamación crónica que supone la obesidad, agravada por COVID-19, empeora la función y la capacidad de respuesta de los músculos respiratorios frente a la hipoxia o deficiente oxigenación. La anorexia, la anosmia, la disgeusia, las náuseas, y los vómitos y las diarreas contribuyen en la desnutrición progresiva relacionada con la enfermedad.
Las personas con obesidad “constituyen un grupo prioritario para la vacunación contra COVID-19” y en especial aquellas con obesidad grave o Mórbida (índice de masa corporal arriba de 35 kg/m2).
Este criterio debe ser tomado como prioritario por las Autoridades Sanitarias, para una motivación específica dirigida a los enfermos con Sobrepeso y Obesidad.
* Médico jefe del Servicio de Endocrinología del Hospital Civil
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