El pasado 4 de octubre, tras una extensa sesión de más de 9 horas, el Congreso de Jalisco finalmente dio un paso histórico al despenalizar el aborto hasta las 12 semanas de gestación. Esta decisión, largamente esperada, no solo representa un avance significativo para los derechos de las mujeres y personas gestantes en el estado, sino que también marca el cumplimiento de una deuda pendiente con la justicia y los derechos humanos.
Desde 2021, cuando la Suprema Corte de Justicia de la Nación declaró inconstitucional la criminalización absoluta del aborto, quedó claro que la legislación en Jalisco debía actualizarse. Sin embargo, el Congreso estatal se mantuvo en desacato, ignorando no sólo el mandato de la Corte sino también las voces de miles de mujeres que exigíamos el derecho a decidir sobre nuestros propios cuerpos.
La movilización feminista ha sido fundamental en este proceso. Durante años, activistas, organizaciones y miles de mujeres heos marchado, protestado y alzado la voz para exigir la despenalización del aborto. Esta perseverancia y determinación han sido cruciales para mantener el tema en la agenda pública y presionar a las y los legisladores para que cumplieran con su deber. Con esto, Jalisco se une ahora a las entidades federativas que ya han despenalizado el aborto en México, marcando un paso más hacia un país donde los derechos reproductivos sean una realidad para todas.
El día de la votación fue particularmente tenso. La necesidad de recurrir a una votación por cédula refleja la polarización que aún existe sobre el tema. El resultado final: 20 votos a favor, 16 en contra y 1 nulo. Es crucial recordar que esta decisión no se trata de imponer una visión moral única, como más de alguna persona ha osado sugerir, claramente debido a su postura en contra la despenalización y haciendo uso de alegatos cargados de prejuicios, totalmente desconectados de la realidad social y los derechos fundamentales, priorizando creencias personales sobre un asunto de salud pública. Lo que busca la despenalización es garantizar que todas las mujeres y personas gestantes tengan la libertad de tomar decisiones sobre sus propios cuerpos sin temor a ser criminalizadas. La laicidad del Estado debe mantenerse como un principio rector en el quehacer público, especialmente en temas tan sensibles como este.
La despenalización del aborto en Jalisco es un recordatorio de que los derechos humanos deben estar por encima de creencias personales. Es un triunfo para la autonomía corporal, la igualdad de género y la salud pública. Ahora, el desafío es asegurar que esta ley se implemente de manera efectiva, garantizando el acceso seguro y gratuito a quienes lo requieran.
La lucha no termina aquí. Debemos seguir trabajando para erradicar el estigma, mejorar la educación sexual integral y garantizar que todas las personas puedan ejercer plenamente sus derechos sexuales y reproductivos. La despenalización del aborto en Jalisco es un triunfo, sí, pero también un recordatorio de que la defensa de los derechos humanos es una tarea constante y colectiva.